¿Se ha acabado el bipartidismo?
Como es lógico, los medios están siguiendo las evoluciones de las encuestas que, con mayor o menor precisión, radiografían las tendencias del electorado en este año. Huelga decir que las novedades son: por un lado, un espectacular ascenso de Podemos y, de momento, un goteo significativo de Ciudadanos; por otro lado, una caída llamativa del Partido apostólico y del PSOE. El resto de las formaciones –electoralmente hablando-- no es relevante. Ahora bien, nadie ha parecido caer en la cuenta que si se produjera algún acontecimiento singular la ruleta podría cambiar el signo de lo que demoscópicamente tenemos encima de la mesa.
La segunda cuestión es: una cosa es ganar las elecciones y, otra, es formar gobierno. Ustedes me van a disculpar que recuerde esta obviedad, pero el caso es que nunca como hasta la presente se había dado un panorama electoral tan complejo y, en relación a otras ocasiones, tan desvertebrado. Así pues, dígase con claridad: ni todo el pescado está vendido, ni nada está cantado de antemano. Ni siquiera que las fuerzas consideradas irrelevantes lo sean en el momento de la verdad. Con lo cual, el fin definitivo del bipartidismo tampoco es una certeza. Es más, no se puede descartar la posibilidad de que aparezca un bipartidismo con nuevos sujetos y de nuevo estilo. De manera que quien (o quienes) confunda los deseos con realidades se podría llevar un chasco caballuno. Sépase que, en todo caso, doña Correlación de Fuerzas –una vieja dama profundamente desconocida— ignora todavía lo que ocurrirá en las grandes solemnidades. Es más, hay tantos partidos-bisagra como fauma hermafrodita en la naturaleza.
Radio Parapanda.-- TARDOMARIANISMO

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