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Àngels Martínez i Castells. Mi libro de Sant Jordi 2015… el que no quieren que leas
Àngels Martínez i Castells.

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Mi mensaje a los jóvenes es que ha llegado el momento de cambiar el rumbo de la nave. Sólo necesitan unirse y acordar que a una banda boguen hacia adelante mientras en la otra cíen hacia atrás y el barco girará en redondo, poniendo proa hacia un desarrollo humano.”

José Luis Sampedro en Reacciona (2011)

De mi capítulo en ReaccionaDos:

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“Javier Bardem ganó en el 2008 el Oscar al mejor actor de reparto por No Country for Old Men de los hermanos Coen. Fue el primer actor español en conseguir el galardón y lo certificó Price Watherhouse, una de las cuatro mayores empresas auditoras y consultoras del mundo. Desde hace décadas, las celebrities que pisan la alfombra roja saben que gracias a PwC nadie manipula los votos de los miembros de la Academia. Cuando en el 2014 se cumplieron los 80 años de su notariado, la publicidad no pudo ser mejor. Recorrió el mundo la fotografía de Bob Moritz, socio senior de PwC, entregando a Michelle Obama el sobre con el nombre de la ganadora al Oscar a la Mejor Película.

A los presidentes de la PwC les encanta aparecer sonrientes, en público, con la primera dama del mundo o las estrellas de Hollywood, pero utilizan mucho más sigilo a la hora de asesorar a los gobiernos sobre cómo cumplir los requisitos del FMI e implementar la gobernanza de la mano y a gusto de las grandes firmas multinacionales. De forma mucho más discreta, frecuentan Ministerios y Consejerías impartiendo la doctrina neoliberal de la globalización que va minando, con los derechos humanos, los servicios públicos.

La mercantilización de la confianza y el negocio de la precariedad

Lamentablemente, no todos los encargos a quienes trafican con la confianza del mundo son tan glamurosos e inocuos como actuar de fedatario en la ceremonia de los Oscar. Por ejemplo, el informe “Fatal Fashion” de SOMO denuncia las pésimas condiciones de trabajo de fábricas textiles proveedoras de importantes cadenas de moda occidentales, y acusa a consultoras “independientes” de que, tras numerosas y recientes auditorías y controles, fueran incapaces de detectar las graves deficiencias de seguridad y la precariedad de las estructuras. Tampoco supieron ver las salidas de emergencia bloqueadas en la Ali Enterprises en Karachi o en la Fashions Tazreen Limited de Dacca. Cuando se incendiaron estas fábricas textiles en Bangladesh y Pakistán en el año 2012, murieron 400 trabajadoras. Sin embargo, la Ali Enterprises había recibido el certificado SA8000 sólo tres semanas antes del incendio.

Bangladesh alberga alrededor de 4.500 fábricas textiles que producen para multinacionales como Tesco, Wal-Mart, H&M, Marks & Spencer, Kohl’s y Carrefour, y ahora se sabe que toda la supervisión y los controles eran falsos, desde los simulacros de incendios hasta el compromiso de respetar y proteger los derechos humanos y laborales de las firmas que encargan los pedidos. El mundo miró hacia atrás con horror y se dio cuenta del poco trecho recorrido desde el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York en 1911 que dio origen del Día Internacional de las Mujeres….Pero no hizo nada. En el incendio de Nueva York murieron obreras inmigradas. Ahora, con la deslocalización de la producción, fingimos creer que se ha alejado también la precariedad, y los reguladores prefieren cerrar los ojos. Un siglo después del incendio de Nueva York, el esclavismo laboral continúa y sigue en el lado oscuro de la globalización con la pérdida de libertad y seguridad de las mujeres de las maquilas mexicanas o de los talleres clandestinos de las mafias chinas. Sólo en Bangladesh, desde el incendio de la Fashions Tazreen Ltd. se han producido otros 28 incendios de fábricas, con ocho personas fallecidas y unas 600 afectadas.
Pero no sólo el trabajo en condiciones ínfimas de seguridad conduce a la tragedia. La mercantilización de la seguridad vistió de luto a Madrid con la macrofiesta de Halloween del 2012 en la que perdieron la vida cinco muchachas aplastadas entre la multitud al tratar de salir de la pista por un pasillo de tres metros de ancho por el que también intentaba entrar gente. La empresa Diviertt había vendido muchas más entradas de las que el aforo del recinto permitía, con un servicio médico de pantomima. Tampoco ayudó la respuesta que aquella noche dio el SAMUR a los jóvenes que pedían auxilio… Y remató el despropósito que la Alcaldesa de Madrid, Ana Botella, decidiese seguir celebrando su aniversario de bodas en un SPA de Lisboa. Desde las autoridades se aseguró que el Madrid Arena habían pasado todos los controles y las revisiones correspondientes. Sin embargo, tres días después del accidente, el Sindicato Unificado de Policía (SUP) hacía unas declaraciones inapelables: “el Madrid Arena ha estado funcionando ilegalmente desde el principio, no ha tenido nunca licencia de apertura y funcionamiento, ni plan de emergencias”.
Cuando la sospecha se convierte en certeza en el irreal mundo de las finanzas
Escribió ya en el año 2011 el profesor José A. Estévez Araujo que las agencias de rating habían dejado de estar bajo sospecha “porque las sospechas se han confirmado y su responsabilidad en la crisis financiera ha quedado claramente demostrada”. Apoyaba su afirmación en el informe de la Comisión de Investigación sobre la Crisis Financiera hecho público a inicios de aquel mismo año y que en sus conclusiones señalaba contundentemente que “las tres agencias de calificación crediticia fueron las herramientas clave de la crisis financiera” No escatimaron acusaciones, desde evidencias de conducta fraudulenta y connivencia con los emisores de los bonos contaminados hasta falsificación de datos sobre la estabilidad de los productos estructurados, incluso cuando ya habían empezado a dejar de pagarse las hipotecas subprime. Pero el comportamiento que ilustra el conflicto de intereses no tiene nada de extraño: como se señaló desde los tribunales, las agencias cobraban tres veces más de lo habitual por calificar esos bonos … sólo en el caso de que la calificación fuese la deseada.

Sin embargo, las agencias de rating –como si de un medio de comunicación se tratara- se escudaron tras la Primera Enmienda. Argumentaron que sus ratings que hacían temblar gobiernos eran sólo “opiniones” como las que pueden leerse en las columnas correspondientes de los periódicos. En esta misma línea Antoni Brufau, presidente de Repsol (y ex socio senior de Arthur Andersen, otra de las “cuatro grandes” del mundo de la auditoría) intentó tranquilizar la situación cuando las empresas de rating tiraron a dar contra el Gobierno de Rodríguez Zapatero. Brufau recordó la magnitud de sus errores. Por ejemplo, la valoración positiva que habían concedido estas agencias, poco antes del desastre, a Lehman Brothers, Enron o a las hipotecas subprime.

Sólo el convencimiento en la propia impunidad que les brinda el sistema justifica sus mentiras reiteradas, sus malas prácticas contumaces y el descaro de sus piraterías. Un caso especialmente doloroso es el de las preferentes de Caja Madrid y Bancaja (hoy Bankia), o las dos mayores Caixes de Catalunya, o Caja Galicia, o la CAM, y tantas y tantas otras que intentaron desposeer de los ahorros de toda una vida a personas inocentes. Después de la bancarización de las cajas que algunos economistas no dudaron en calificar de robo al Estado y al pueblo, el fallo definitivo de control, regulación y confianza lo cometieron la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y, en última instancia, al Banco de España. Poco después de estallar el escándalo se cifró la magnitud de la estafa en 29.713 millones de euros en preferentes y 16.138 millones en deuda subordinada (un total de 45.851 millones) a los “apreciados clientes”…muchos de ellos, para mayor escarnio, multados después con cantidades desorbitadas por protestar ante las sedes de quienes les habían esquilmado.(…)

Las puertas giratorias, las “puertas gateras”… y Goldman Sachs

La corrupción ha creado, para sus trasiegos, sus propias autopistas y sus viales de paso. Y un papel determinante lo juegan las puertas giratorias que conectan el sector privado y el sector público. Aunque ni están todos los que son, ni son todos los que están, las puertas giratorias son también una eficaz señal de alerta. Por ellas transitan altos cargos de la política, la legislatura, la regulación o la economía en la confianza de que, sea quien sea la institución que les abone sus honorarios, defiendan los intereses privados en lugar del bien común que se supone es tarea del político. Como denunciaba Transparencia Internacional en un informe financiado por la Comisión Europea, España obtuvo un redondo 0 en una escala de 0 a 100: “No hay una normativa que garantice conocer en todos los casos quién influye, cómo, sobre quién, con qué resultados y con qué medios económicos lo hace”. En cualquier caso, el Estudio confirma que la conexión entre negocios y política es alarmante, y explicaría que la percepción de la corrupción sea mucho más elevada en España que en el resto de Europa, como también muestra el Eurobarómetro. Y el director del estudio, Manuel Villoria, refiriéndose al habitual fichaje de expolíticos en grandes empresas, concluye: “Hay modalidades de puertas giratorias que son tan groseras que son casi un soborno”.
Para recordar que las puertas giratorias se transitan en los dos sentidos podríamos recordar que el ministro De Guindos trabajó en Lehmans Brothers, el cisne negro del dogma “too big to fail” en tanto que Jordi Sevilla, el famoso ministro de las “dos tardes” de economía que necesitaba Rodríguez Zapatero, cruzó las puertas giratorias en dirección a la PwC. Y ya, si me permiten, el actual Conseller de Salut de Catalunya, Boi Ruiz peregrinó desde el cargo de director general de la Unió General de Hospitals, la patronal de la sanidad privada de Catalunya, al Departament de Salut. Una prueba evidente de que las puertas giratorias son más una metáfora que una realidad lo demuestra el hecho de que, gracias al Conseller, se ha incluido a la todopoderosa CAPIO en el escandaloso reparto de las derivaciones de personas enfermas de la sanidad pública a la privada… y que mientras se imponen políticas austericidas a la sanidad pública, aumenta el porcentaje de fondos públicos destinados a las entidades concertadas.

En algunas de estas puertas giratorias existen también “puertas gateras”, en las que los empleados de consultorías o agencias de calificación sirven los intereses de los grandes bancos privados. Por ejemplo, un porcentaje nada despreciable de empleados de la Agencia calificadora Moody’s encontraron nuevo empleo en sus bancos “clientes” por lo que no debería extrañar que un analista, al mismo tiempo, calificara los bonos de un banco mientras negociaba su contrato. De hecho, las “puertas gateras” explican que algunos organismos reguladores se convirtieran de hecho en asesores sobre la mejor manera de burlarles, o sobre cómo conseguir la máxima calificación.
En cualquier caso, si por las puertas de alguna empresa financiera transita más poder éstas son, sin duda, las de Goldman Sachs Group que se dedica, oficialmente, a dar servicios de asesoría para fusión de empresas y manejo de inversiones. Esta compañía de 948 mil millones de dólares en activos y alrededor de 32.600 empleados, es la principal suministradora de políticos en ejercicio y con poder indiscutible en todo el mundo.

El modelo de negocio de Goldman Sachs sigue siendo altamente tóxico, pero puede permitírselo con arrogancia porque cuenta también con la máxima protección. Entre las más destacadas, la del que fue hasta hace poco Secretario del Tesoro de Barack Obama, Timothy Geithner, que cuando presidió anteriormente la Reserva Federal de Nueva York hizo valer toda su influencia para que Goldman Sachs fuera “compensada” con el 100 por cien de sus apuestas contra hipotecas. De hecho, las querencias de Obama por el mundo financiero parecen confirmadas por el hecho de que los más altos consejeros de su Administración son las personas que crearon la estructura de este sistema financiero en quiebra. Hasta el nombramiento de Janet Louise Yellen como presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos en febrero del 2014 era difícil ponerlo en duda.
Goldman Sachs no es sólo el gran agente de la globalización neoliberal, sino que ha conseguido poner la globalización a su servicio. En el año 2011, sin pasar por ninguna urna, conquistó las más altas cotas de poder en Europa Recordemos: Los mercados financieros se inventaron, en una variante de sus maniobras especulativas, que Italia debía pagar una prima sobre sus bonos por tener a Berlusconi al frente de su Gobierno. En sentido contrario, tampoco les gustó que Yorgos Papandreu, el primer ministro de Grecia, quisiera consultar a la ciudadanía el paquete de ajustes del segundo rescate aprobado por Bruselas de 130.000 millones de euros.
Y entre el ruido y la furia desencadenados (y más aparentes que reales) aparecen en centros neurálgicos del poder político y económico europeo Mario Monti (nuevo jefe de Gobierno italiano), Lucas Papademos (nuevo jefe de gobierno griego), Mario Draghi (nuevo jefe del BCE) y Peter Sutherland (muy influyente en la política económica de Irlanda). Los cuatro proceden de Goldman Sachs, que sigue tejiendo su red de seguridad para que la crisis se resuelva sin dañar al sector bancario. Pero no son sólo los únicos agentes de la T.I.N.A. (there is no alternative) ni de un falso consenso sobre la fabricación de la desigualdad. De acuerdo con el periodista de Le Monde Marc Roche se trata de captar para la “única política posible” que encarna los intereses de Goldman Sachs a los altos cargos de la UE y a los Gobernadores de los Bancos Centrales de cada país. Completarán el equipo otros ‘economistas’ neutrales que aseguren que las leyes se redactan a su favor.
En el año 2011 Goldman Sachs, sin pasar por las urnas, tuvo en Europa (y aún retiene) más poder político que los políticos, los diputados ordinarios, y por supuesto, la ciudadanía . Y su estrategia continúa, reemplazando políticos (corruptos o no) por tecnócratas. Así se defienden sin pasión ni aparente carga ideológica ajustes estructurales que laminan derechos, políticas fiscales favorables a los más ricos, y reformas laborales que no combaten el paro y permiten, en cambio, salarios que no sacan de la pobreza. Los gobiernos de los países domesticados por los intereses financieros deben limitarse a ser agentes de la Deuda, siempre mayor, siempre creciente, que debe abonar religiosamente intereses y principal a los acreedores internacionales. A primeros de octubre del 2014, la Deuda Pública en España superaba el billón de euros y amenazaba con sobrepasar, en pocos meses, el 100% del PIB, por más retoques, extensiones y añadidos que le pongan. España es ya el segundo deudor exterior más importante del mundo después de Estados Unidos y nuestra democracia sigue supeditada al interés de Wall Street y las bolsas de valores de Londres y Frankfurt. Mientras, en el Gobierno del PP, los tecnócratas avanzan de la mano de Soraya Sáenz de Santamaría.”

(…) si les interesa, pueden seguir leyendo en ReaccionaDos.


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