La cuestión tecnológica, imbéciles
Sorprende el contumaz abandono a que está sometida en España la cuestión tecnológica. Ni rastro de ella en los programas y discursos –en la plaza pública, en la prensa o en las tertulias televisivas— de las diversas candidaturas de este magmático proceso electoral en curso. Ni las derechas, ni las izquierdas, ni los centristas de chanel número 5 han planteado nada al respecto. ¿Siguen, pues, la sonada majadería del famoso rector de Salamanca: «que inventen ellos»?
Ninguna comunidad autónoma, excepto Euskadi, lo tiene en su agenda. Ninguna de ellas alcanza el aprobado en realizaciones concretas. El afamado rector puede estar medianamente satisfecho: algo ha conseguido. Conclusión provisional: estamos por debajo de países como Eslovenia, Eslovaquia, Estonia, Hungría y la República Checa.
España alcanzó, en 2008, una media del 1,35 % del producto interior bruto en I + D. Ahora hemos descendido al 1,24 % y nos alejamos del 2 % de la media de la Unión Europea. Somos el país donde el gasto público ha bajado más. Esta reducción se explica porque aquí se ha operado el recorte más drástico de la inversión pública en tecnología y desarrollo, alrededor de un 50 %. Y también porque la inversión privada está en la mitad de la europea. Unos y otros ponen el acento en los infrasalarios y en la precariedad. Conclusión: si en tiempos de Larra era llorar, investigar aquí es no parar de llorar. Séanme permitidos dos datos: un 14 por ciento de las personas sin techo son universitarios y el porcentaje de ciudadanos con estudios superiores en los albergues supera el 27 por ciento. Así lo afirman investigaciones de Pedro José Cabrera y Rosario Sánchez Morales. Por no hablar del éxodo de jóvenes investigadores al extranjero.
¿Cuándo los gobiernos –central y autonómicos, excepto el vaso— se han preocupado y ocupado de de la cuestión tecnológica? ¿Cuándo la oposición ha dicho esta boca es mía? ¿Cuándo los llamados agentes sociales han situado en lo concreto –en las cosas concretas, no retóricamente— tan relevante problema? Dispensen el exabruto: estamos como estamos por la inacción, la miopía y la idiocia de todos ellos.
Así las cosas, reitero mi propuesta: necesitamos un pacto por la innovación tecnológica. Y situar en el centro de la actividad política la innovación y el desarrollo. De ello he hablado en muchas ocasiones y no es cuestión de marear a nadie con su contenido pormenorizado. Sin ir más lejos puede verse en La parábola del sindicato (1).
Resumiendo: o nos ponemos al día o nos convertimos, con relación a Europa, en una chatarrería de Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio.

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