Corrupción de altura y corrupción de cabotaje
«El Gobierno balear ha exigido al anterior presidente que devuelva a la Administración los teléfonos móviles de alta gama que adquirió para él y su equipo poco antes de las elecciones del 14-M valorados en 15.000 euros». Es una noticia de La Vanguardiade hoy mismo. Hasta la presente no ha habido respuesta alguna.
La Vanguardia es un importante periódico barcelonés que, con dudoso fundamento, hizo creer a medio mundo que aquello que no lo publicaba es porque no existía o no había ocurrido. En todo caso, también teníamos algunos la sospecha de que ciertas cosas que había editado o no eran ciertas o aproximadamente eran pura exageración. Así es que, tras la reciente noticia, nos pusimos en contacto con el Verificador de las noticias de La Vanguardia(VNV) para cerciorarnos de su veracidad. Su respuesta, por lo lacónica, fue esta: «Como lo oyes, querido».
Lo primero que merece comentarse es el óptimo olfato del ex presidente balear, José Ramón Bauzá. El caballero estaba convencido de que no sería el próximo mandatario y que su partido sería desalojado de la casa. De manera que merece ser elogiado. No todos los dirigentes del Partido Púnico eran conscientes de ello. Y tras esta consideración nos preguntamos que para qué necesitaba el futuro desalojado (y su cohorte) un telefonillo de últimísima generación. Un servidor, sin ir más lejos, cuando quiere comunicarse con, es un poner, Paco Rodríguez de Lecea, para preguntarle el grado de humedad que hay en Sant Pol de Mar –una solicitud obligada en estos días de bochorno mediterráneo-- usa un móvil, que todavía funciona a las mil maravillas, de los tiempos del primer Bárcenas. Y nos entendemos a la perfección. Pero el llamado Bauzá, no sabemos para qué, necesitaba un chisme de los tiempos recientes de la Púnica.
Seguimos con las consideraciones: algo se avanzó, no obstante, en Baleares. Del presidente Jaume Matas, que padece las calores agosteñas en la trena por sus actividades de corrupción de altura, se pasó al presidente Bauzá, cuya pesca es de cabotaje. De las aguas mayores a las aguas menores.
La corrupción de cabotaje es un misterio. Por ejemplo, ¿a santo de qué significarse como estudiante de Púnicas rapiñando el equivalente de 15.000 euros en telefonillos? Esto me recuerda el caso de aquel diputado británico (no recuerdo ahora a qué especie zoológico-política pertenecía) que endosaba el importe de unos dodotis para su hijo a sus dietas de parlamentario. Naturalmente, como es estila en aquellas tierras tan quisquillosas, el personaje tuvo que dimitir.
Pues bien, si inquietante es la baja rapiña de Bauzá, más lo es su negativa a devolver los chismes tecnológicos. Tal vez el desalojado se acoge al famoso dicho de «santa Rita, Rita, lo que se da no se quita».
En todo caso, la corrupción de altura tiene una explicación que parcialmente puede ser explicada por el legendario chiste mejicano: «Con ese dinero no tiene Lupita ni palimpiarse el culo», que nos hacía partirnos de risa a los niños de la Vega del Genil. Y como la tal Lupita era tan cagona, su pretendiente –de la escuela Bárcenas o de la Púnica-- no paraba de esquilmar a diestro y siniestro. Pero, repito, ¿qué explica esta corrupción de menudeo si Lupita no está por medio?

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