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José Luis López Bulla Otra globalización es posible y necesaria
José Luis López Bulla




Isidor Boix



El Observatori DESC me propuso intervenir en la sesión  del 13 de octubre en Barcelona de su X Curso de Derechos Sociales. Adjunto la ponencia previa preparada para esa sesión:


Para dar respuesta a las preguntas que derivan del título planteado y del propuesto, para abordar la actual problemática de las condiciones de trabajo, de las relaciones laborales, del paro, hay que referirse a la crisis y a su traducción, así como a sus consecuencias locales y también globales. La crisis económica, la última que aún perdura, la que provocó o acentuó la vigente crisis social, también política, cultural, medioambiental, energética,…, ética, …, y a las que convendría incorporar la menos evidente, pero creo que esencial también, crisis del modelo de consumo. Y, probablemente, la crisis de modelos sociales alternativos.


Frente a una realidad que no nos gusta, para la necesaria movilización social que la reforme o revolucione, cabe preguntarse si podría ser útil tener un modelo alternativo de referencia o como objetivo. A lo largo del Siglo XX ese modelo podía ser, lo fue para muchos (para mí también) durante algún tiempo, el sistema soviético, autobautizado como “socialismo real”, con la meta proclamada, la utopía, del comunismo. Hoy sólo queda como tal para algunos, muy pocos, aunque subsistan experiencias que lo proclaman, como la china, la vietnamita, la cubana, o la esperpéntica norcoreana.


La muy interesante y aún inacabada aventura griega muestra las dificultades para construir una alternativa, no tanto para idearla, pero sí mucho para aplicarla. Aunque seguramente muestra también que vale la pena, o que es necesario, intentarlo, asumiendo responsabilidades concretas, a veces imprevistas, por parte de quien tiene la suerte (o la carga) de poder tomarlas, y sin demasiadas certezas previas sobre el final de la aventura, un final que nunca será “el final”.


Por otra parte, para los que proclaman completos modelos alternativos, para los que plantean la transformación global de la sociedad desde sus afirmadas certezas, los problemas concretos de la gente pueden convertirse más en argumento para tal modelo futuro de transformación que en exigencia de soluciones concretas e inmediatas. En la última etapa sin embargo han surgido interesantes planteamientos que apuntan a la solución de lo inmediato como prioridad, sin pretender explicar demasiado la sociedad futura que así quizás alcanzaremos, sin un modelo de futuro que justifique las decisiones del presente. De ello, entre otros, pueden ser ejemplo la teoría y la práctica de las actuales alcaldesas de Madrid y Barcelona[1].  


La alternativa entiendo que hoy no es un mundo idílico, sin saber cómo alcanzarlo, sino una democracia participativa, cuyas formas hemos de ir descubriendo y construyendo, como vía para avanzar hacia nuevas cotas de libertad individual y colectiva, de igualdad y solidaridad, de oportunidades, para ir estableciendo nuevos objetivos.




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