Hace pocos minutos que Albano Dante Fachin Pozzi acaba de retomar, momentáneamente, su vertiente de crítico de cine que le descubrí con Sicko, de Michel Moore, y publica este mensaje que difundo y aplaudo:
Hay tres tipos de películas:
las malas, las buenas y las que necesitas que todo el mundo vea.
Este texto es sobre una de las últimas. Se llama “No estamos solos” e intentaré explicar porque tenéis que verla…
La cosa empieza cuando millones de ciudadanos de un país (en este caso España) se dan cuenta de que les están tomando el pelo, de que les está robando, estafando y aplastando. La cosa sigue cuando unos cuantos de ellos (miles, centenares de miles, millones) deciden “hacer algo”. De eso va el documental “No estamos solos”, producido por el Gran Wyoming y Pere Portabella y dirigido por Pere Joan Ventura.
Pero mucha, mucha, mucha atención: en el documental salen indignados, manifestantes, luchas sociales, iniciativas ciudadanas… si… pero eso no es lo que hace grande, imprescindible, a esta película. Me explico. El periodista argentino Rodolfo Walsh –que se enfrentó a la feroz dictadura argentina con una maquina de escribir– detectó en medio del baño de sangre y de terror que vivió el país dónde radicaba la base del poder. Escribió:
“Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas.”
Y ahí está lo que hace que sea obligatorio ir a ver esta película.
“No estamos solos nos recuerda una realidad profunda que el poder intenta por todos los medios a su alcance que olvidemos, que no sepamos: que el único patrimonio real que tenemos es tenernos los unos a los otros. “No estamos solos” no es un ejercicio de autoafirmación, ni un retrato de un momento histórico y social. Es un arma imprescindible de recuperación de la democracia, de consciencia compartida y de motor de cambios que, con armas como estas, ya no son solo posibles sino que son inevitables. Inevitables siempre y cuando nos lo sepamos explicar. Siempre y cuando seamos capaces de reconocernos, de descubrirnos como comunidad, como compañeros, como únicos soberanos de nuestra vida en común. Esta película lo hace todo más inevitable.
En medio de la feroz dictadura argentina Walsh repartía octavillas para explicar lo que le estaba pasando a esa sociedad. Esas octavillas incluían siempre un pie de página que decía:
“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”.
“No estamos solos” derrota el terror. Ante los terrores que nos aquejan como sociedad –paro, desahucios, precariedad, injusticia, represión– esta película nos hace volver a sentir “la satisfacción moral de un acto de libertad”. Resumiendo: ID A VER “NO ESTAMOS SOLOS”…
Y “haga circular esta información”.
Un abrazo,
Albano
PD1: Llevad pañuelo. Vais a llorar de alegría
PD2: Abrid bien los ojos pero también los oídos. La música es impresionante… porque la hemos hecho todos.
PD3: En Barcelona la podéis ver en los cines Verdi. En Madrid Cines Gólem. Id antes que la quiten! Más info: https://www.facebook.com/proyectonoestamossolos
PD3: El tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=Q85QThwxu-Y