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José Luis López Bulla Una guardia pretoriana en el sindicato
José Luis López Bulla


Por lo que se ve hay una guardia pretoriana en el sindicato que va por libre. Ella misma se autolegitima y su cometido es arrear mandobles dialécticos contra todo lo que se tercie que no sea del agrado de su delicado paladar. En ocasiones utilizan este blog en el apartado de comentarios para poner verde a Fulano o Mengano; de momento no estoy yo en el punto de mira de sus pedradas.


Es mi costumbre dar vía libre a todos aquellos comentarios, incluso los más críticos, que llegan a este blog, siempre y cuando respeten las normas del debate o conversación cívicos. Contrariamente no he dejado pasar ninguno que, con o sin disfraz, fuera un ataque al honor de las personas. El otro día, con motivo de mi artículo Pablo Iglesias, la gran rectificación (http://lopezbulla.blogspot.com.es/2015/12/pablo-iglesias-la-gran-rectificacion.html) borré dos comentarios (tenían el mismo texto) que no estaban en la línea tradicional de los que siempre eliminé. En apariencia no insultaban ni directamente contenían las convencionales críticas. Una vez eliminados por mi parte, me entró un cierto desasosiego por haber ejercido una indeseada censura. No me arrepiento de haberles pasado por encima la goma de borrar.


Los dos comentarios decían exactamente lo siguiente: «Pablo Iglesias debería estar agradecido a Comisiones Obreras porque le da de comer a su madre». Tal cual. Indagué sobre tan misterioso mensaje y voces amigas me aclaran que la madre del primer dirigente de Podemos es una abogada laboralista del sindicato. Aclarado, pues, el sentido de ambos comentaristas. Aclarada, pues, la estupidez (seguramente sobrevenida) de la pareja.


Varias son las cavilaciones que me procura la cosa. ¿Una asalariada del sindicato debe estar agradecida a la organización porque «le de comer»? ¿una madre debe imponer a su hijo sus preferencias políticas? ¿un hijo –se llame Pablo Iglesias o Ramsés Segundo--  debe relacionarse con los sujetos sociales por mor a que su madre siga comiendo de tal o cual organización? Evidentemente, son preguntas retóricas: en modo alguno. Más todavía, ¿en qué cabeza cabe que la dirección de Comisiones Obreras –o cualquier otro sujeto social o político responsable--  iba a condicionar seguir dando de comer a una madre o esposa o abuela o bisabuela o tatarabuela para que Pablo Iglesias o Ramsés Segundo o Tercero no sea un desapegado al sindicato?


Nuestros dos comentaristas, sin embargo, son de otro parecer. Lo sepan o no pertenecen a esa práctica de peronismo militante, y –cual guardia pretoriana--  intervienen de esa manera (tal vez lo han ejercido en alguna ocasión, vaya usted a saber) tan indisimuladamente caciquil, disfrazándose de defensores de imponer la ortodoxia en los asalariados (o sindicalistas en general) de la organización. Sabiendo, además, que nadie les ha dado vela en ese entierro.


Conclusión: quedan señalados ambos comentaristas, cuyos nombres no refiero porque, a buen seguro, son tan falsos como la falsa monea, que de mano en mano va y ninguno se la quea.  Entiendo que en el sindicato valen tanto los ortodoxos como los heterodoxos, pero los peronistas (si es que los hay, aparte de esa pareja) hay que señalarlos. Y ponerlos de cara a la pared.



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