Aquella huelga de los mineros de Río Tinto en 1888
Nota editorial.--- Juan Manuel Torres Ayala ha publicado God sabe the Compnay, que relata la huelga general de los mineros de Río Tinto y la masacre posterior el 4 de febrero de 1888. Eduardo Saborido nos ha enviado la reseña que ha hecho de este libro. Que nosotros, muy gustosos, damos a conocer.
Durante una huelga general de trabajadores de las minas de Riotinto tiene lugar una manifestación que llega a congregar a 12.000 personas en las que se exigen mejoras laborales y sociales. La protesta es reprimida por el ejército causando más de medio centenar de muertos y varios centenares de heridos. Es este un libro de investigación histórica muy interesante, es un capítulo de la historia social de España, casi inédito, muy desconocido, perdido en el tiempo. Extraño fenómeno ya que se refiere a un suceso mucho más grave que el de Casas Viejas ocurrido 45 años después. Quizás por una situación diferente ya que los sucesos de Casas Viejas acontecieron en II República, un régimen democrático, mientras que en 1888, “año de los tiros”, dominaba el régimen autoritario de la Restauración.
Aun así, resulta insólito ese desconocimiento, seguro que los cuarenta años de dictadura fascista han actuado de muralla China rodeando nuestra historia, los recuerdos y la memoria de todos, anegándolos en sombras espesas como plomo. Además, seguro que ha pesado el dominio colonial que sobre la Cuenca Minera ejercía la Rio Tinto Company Limited sobre toda la cuenca minera a partir del control absoluto del pueblo cabecera de la comarca que era Riotinto.
El autor describe muy bien esta nefasta influencia partiendo del análisis de la influencia del periódico La Provincia que aún siendo de carácter republicano, estuvo al servicio de los intereses de la empresa británica.
Analiza también el dominio paternalista agobiante de la empresa sobre los servicios, economatos, sanitarios, escolar y cultural. Es un dominio típicamente colonial sobre un lugar recóndito de Andalucía y España para succionar las riquezas de las minas de cobres al menor precio y con la más radical explotación de los paisanos del lugar.
Está bien escrito, insisto, muy didáctico, va por parte, en orden cronológico, desgranando los sucesos del “año de los tiros”, ese título extraño y pegadizo que, sin embargo, no ha sido aprovechado desde el punto de vista propagandístico pues se pierde dentro de un título mas largo y complejo referido a la comunicación institucional de la RTCL. El “año de los tiros” debiera haber sido casi único en el título, en la portada. Quizás con el sello pero sin el título en inglés. Hubiese sido genial la portada con el fondo de la bandera y el sello, es una portada de categoría.
En este trabajo prolífico sin embargo, hay personajes a los que no se les saca todo el potencial histórico que tienen como es el caso de Maximiliano Tornet. Este aparece de improviso con un esbozo de su historia anterior y tiene las características de esos revolucionarios de leyenda que desde un punto a otro de la tierra se dedicaban a levantar los ánimos y las conciencias de los trabajadores. Un personaje venido de tierras lejanas, nada menos que de Cuba, con antecedentes penales de carácter social de su estancia allí, y que cuando llega a la cuenca minera no se sabe ni porqué ni cómo rápidamente asciende y es nombrado encargado. Es decir, es un personaje con conocimientos profesionales amplios, superiores al resto y es despedido tras un año escaso por repartir propaganda de agitación social. Tras instigar y conseguir la huelga y las manifestaciones populares de todos los pueblos de la cuenca y hacer coincidir con el movimiento de los campesino encabezado por los caciques en una manifestación de más de doce mil trabajadores. Consigue escapar de la masacre que se origina en la que hay más de 50 muertos y 200 heridos reconocidos. Maximiliano sobrevive y huye, desaparece tal como llegó, como un fantasma. El primer vestigio de su trayectoria posterior en tierras de Argentina ha aparecido un siglo más tarde.
Este personaje de leyenda, agitador nato y miembro de la I Internacional, sin ninguna duda merece una investigación con más detenimiento.
También otros personajes que aparecen en la investigación, como ese gobernador civil de Huelva que recibe a una comisión de representantes de los manifestantes (ya aparecía la palabra comisión por estos lares…) que se dirige a ellos desde el balcón para convencerlos, también necesitaría una descripción mayor, así mismo como el líder de los campesinos que forma parte de los caciques o terratenientes de la comarca.
Este libro de apenas 250 páginas, a pesar de su minuciosa descripción de los hechos, es como una primera parte de una historia que necesita extenderse y completarse, es el principio de una saga literaria.
Si una segunda parte de esta historia tuviese dificultades insalvables por el tiempo transcurrido y la dificultad de encontrar indicios en el origen, sería una solución posible el escribir una novela histórica que completase y diese luz a la lucha acaecida y a los personajes relevantes que en ella se han destacado.
Temas como la Cuba próxima a la independencia y sus luchas y contradicciones, la I Internacional y su extensión a los rincones más apartados del planeta; el grupo minero dirigente que hubiera podido acompañar a Maximiliano; el grupo dirigente de los caciques populistas y el enmarque de todo ello: la situación política que se vive en España, son temas lo suficientemente atractivos para que la investigación de este capítulo de nuestra memoria se continúe sea en historia o ficción. José Manuel sería capaz.
· God save the Company puede adquirirse en el Museo Vázquez Díaz de Nerva (Huelva) a beneficio de la Asociación de Memoria Histórica de la Cuenca Minera.

Font: