Primero, el dogma; después, las cosas de comer
En un principio se acordó que el día de la firma del llamado Pacto Nacional por la Industria, que había sido elaborado por los sindicatos, las organizaciones patronales y el Gobierno de la Generalitat sería el día 4 de Julio. Pero el hombre propone y Dios dispone. Naturalmente, el dios del procéscatalán. El President de la Generalitat, Carles Puigdemont, corrigió sobre la marcha y convocó una serie de fastos para el mismo día a mayor gloria de la independencia a la flor y la nata del Olimpo catalán.
El día 4, simbólicamente elegido para hermanar el día y los objetivos con la independencia de los Estados Unidos, vinculando a Puigdemont con Georges Washington y los padres redactores de la Declaración de Filadelfia. Toda una exhibición de desmesura y de narcisismo patológico. Total, que el día 4 no hubo firma del mencionado pacto por la industria, un tema considerado irrelevante en comparación con la épica del procés.
Puigdemont y sus masoveros han dejado claro, una vez más, que la cuestión social es algo subalterno e incluso prescindible. Más todavía, que la zahúrda es prioritaria y el resto son quisicosas secundarias. Doblemente lamentable: la decisión tomada y que, hasta la fecha, nadie haya dicho esta boca es mía.

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