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A VER SI NOS ACLARAMOS
El domingo vimos la foto de unos cuantos diplodocus –no pasaban del centenar— vestidos con correaje y camisa azul: ya no tenían impasible el ademán sino muecas que, probablemente, venían de viejas y nuevas ingestas de aguardiente garrafón. Tampoco estaban prietas sus filas; eran un tropel que, sin duda, buscaba una farola para disimular una sospechosa verticalidad perdida hace unos lustros. Gritaban contra el juez Garzón y la democracia. Eran los herederos de un señorito: “fascista él, fascistas ellos”. En resumidas cuentas, una zoología antidiluviana que –durante unas semanas-- ha estado en el baricentro de la situación política española en relación al asunto de don Baltasar. A mi juicio, ha sido un error que una parte de la izquierda española pusiera en primer plano a los falangistas, y así lo he dicho a mis amigos, conocidos y saludados.
Ahora bien, sea como fuere, ahí está la foto que exhibe una desgarbada poquedad grupuscularia. No, de ninguna de las maneras. Los problemas son (el fiscal Mena, dixit) los corporativos trasversales, la alianza de la ley del encaje con la corrupción, la cooptación de la política por parte de un poderoso sector de la economía. Y como trasfondo, la sombra de Rebecca, vale decir, esa advertencia de algunas togas de alto copete contra la interpretación de la justicia con punto de vista fundamentado. Estos son los problemas que acechan tanto a don Baltasar como a la democracia española. De modo que poner a esos cascajos de la historia como (casi) protagonistas de la situación es un desenfoque de tomo y lomo. Así lo pienso y así lo digo. Por eso …
… por eso entiendo que Ignacio Fernández Toxo atina cuando plantea la necesidad de entrar en una fase de regeneración moral en nuestro país. Que dicho a la pata la llana es pasarle el estropajo y el zotal a toda lo que huele a pocilga. Ahí, ahí está el problema. La mugre vieja del aguardiente garrafón de los fascistas no es el problema¸el problema es la nueva brillantina y los caros güisquis de malta.
Ahora bien, sea como fuere, ahí está la foto que exhibe una desgarbada poquedad grupuscularia. No, de ninguna de las maneras. Los problemas son (el fiscal Mena, dixit) los corporativos trasversales, la alianza de la ley del encaje con la corrupción, la cooptación de la política por parte de un poderoso sector de la economía. Y como trasfondo, la sombra de Rebecca, vale decir, esa advertencia de algunas togas de alto copete contra la interpretación de la justicia con punto de vista fundamentado. Estos son los problemas que acechan tanto a don Baltasar como a la democracia española. De modo que poner a esos cascajos de la historia como (casi) protagonistas de la situación es un desenfoque de tomo y lomo. Así lo pienso y así lo digo. Por eso …
… por eso entiendo que Ignacio Fernández Toxo atina cuando plantea la necesidad de entrar en una fase de regeneración moral en nuestro país. Que dicho a la pata la llana es pasarle el estropajo y el zotal a toda lo que huele a pocilga. Ahí, ahí está el problema. La mugre vieja del aguardiente garrafón de los fascistas no es el problema¸el problema es la nueva brillantina y los caros güisquis de malta.
Radio Parapanda. Habla el joven becario de la emisora: Cambia de vida, no de clima, según mi sobrino Javier López.
Font:
José Luis López Bulla
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