Según advierte The Guardian, cada vez más voces autorizadas confirman que el derramamiento de la British Petroleum está creando en el Golfo de México "zonas muertas", sin oxígeno, donde los peces y otras especies marinas no pueden sobrevivir.
En dos investigaciones hechas de forma independiente, el personal científico responsable de las mismas ha detectado lo que consideran niveles "asombrosamente altos" de metano, o gas natural, que brotan del pozo siniestrado, desatando una cadena de reacciones que absorben el oxígeno del agua. En algunos casos, las concentraciones de metano son 100.000 veces superiores a los niveles normales.
Los hombres y mujeres que analizan científicamente estos hechos, así como quienes se dedican a la pesca deportiva en la zona, han detectado movimientos inusuales de los peces, camarones, cangrejos y otras especies marinas, con un incremento de los avistamiento de tiburones más cerca de la costa de Alabama.
Según Larry Summers, biólogo marino de la Universidad de Duke, los peces están siendo expulsados de sus hábitat. "Los animales ya están votando con sus aletas para alejarse del derrame de petróleo y de dónde existe la posibilidad de agotamiento de oxígeno", y añadió: “Básicamente, los peces se están acercando a la costa para tratar de llegar a un agua mejor." Por su parte, Samantha Joye, de la Universidad de Georgia, que ha estudiado los efectos del derrame en aguas profundas, dijo que con la ruptura del pozo se derrama tanto petróleo como metano y otros gases, lo cual plantea un nuevo reto científico ya que hasta ahora se han estudiado solamente los efectos en el Golfo del derramamiento de petróleo crudo, y de los 5,7 millones de litros de disolventes químicos utilizados para disolver la mancha.
Joye dijo que sus descubrimientos preliminares apuntan en el sentido de que la gran cantidad de metano que sale del pozo podría alterar la cadena alimenticia del océano. Y teme que estas altas concentraciones podrían desencadenar el crecimiento de microbios, que no sólo rompen el metano, sino que a su vez, también consumen el oxígeno necesario para la vida marina, expulsando a otros seres vivos.
John Kessler, oceanógrafo de la Texas A & M University hizo una advertencia similar la semana pasada a su regreso de su investigación de 10 días en el Golfo. Dice haber registrado niveles "asombrosamente altos" de metano en aguas superficiales y profundas en un radio de cinco millas en torno a la brecha de donde emana el petróleo y los gases detectados. Su equipo registró un 30% el agotamiento del oxígeno en puntos concretos.
Todo esto se añade a los problemas ecológicos pre-existentes en el Golfo de México, ya que entre 6.000 y 7.000 kilómetros cuadrados de la desembocadura del río Mississippi son de hecho “zona muerta” a causa de los residuos animales y los fertilizantes agrícolas arrastrados hasta el mar. Todo ello produce una reacción en cadena: Las algas florecen y mueren rápidamente, y son devoradas por los microbios que también consumen oxígeno necesario para la vida marina. Según Joye, "Las cosas están cambiando, y es preciso seguir haciendo mediciones e investigando para saber qué impacto podrán tener todos estos hechos en la cadena alimenticia”.