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Àngels Martínez i Castells. Robert Reich y el expolio de la mayoría
Àngels Martínez i Castells.

portrait.jpgCreo interesante esta lectura de las reflexiones de Robert Reich sobre cómo el 1% de la población de los Estados Unidos no sólo acapara toda la renta y riqueza del país sino que manipula las leyes continuamente para establecer una dinámica que permita que este expolio continúe. Sólo dos cosas a comentar:

Primera, que lo que Robert Reich parece considerar un fenómeno USA tiene una traducción clarísima en la mayoría de países europeos, España incluída sin ninguna duda.

Segunda, que lo que Robert Reich considera "clase media" se corresponde más acertadamente con amplias capas de trabajadores y trabajadoras con un salario superior a la media. De hecho, el propio Robert Reich habla de esta "clase media" vinculada a los sindicatos.

Pueden ustedes discrepar de mi interpretación (o no) pero en cualquier caso, los datos que nos ofrece Reich sobre la distribución de la renta en los USA conviene tenerlos siempre a mano porque explican demasiadas cosas, ninguna de ellas agradable ni tranquilizadora.

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El declive de la clase media estadounidense tiene una trayectoria muy nítida. En las tres décadas después de la Segunda Guerra Mundial, el salario medio (justo en el medio) creció rápidamente, ya que al salario base se unió lo percibido por los incrementos de productividad. Todavía en 1980, el 1 por ciento más rico de los estadounidenses recibieron sólo un 9 por ciento de los ingresos totales de la nación.

Pero a partir de la década de 1980 - y cada vez más desde entonces - la economía ha hecho mucho más ricos a los ricos sin concesiones para la entonces inmensa clase media. El salario medio por hora apenas ha crecido si se tiene en cuenta la inflación. De hecho, se redujo en los últimos llamados de "recuperación", entre 2001 y 2007. Y la atención sanitaria y las pensiones han disminuido; hemos pasado de pensiones bien definidas a pensiones del tipo "hágalo usted mismo", mientras que las primas de seguro de salud, los gastos no incluidos y los copagos se han disparado.

Mientras tanto, los ricos han estado recibiendo una porción cada vez mayor de los ingresos totales. A partir del 9 por ciento que en 1980 ingresaba el 1 por ciento de la población, se ha ido incrementando hasta el 23,5 por ciento en 2007. El alto personal directivo que en la década de 1970 se llevaba a casa 40 veces la remuneración de un trabajador medio, ha aumentado la diferencia en 350 veces. Financieros que hace cuarenta años hicieron sólo modestas fortunas hoy, a pesar de haber contribuido a la actual Gran Recesión, ganan de forma rutinaria fortunas de siete y ocho cifras. En el 2009, cuando la mayoría de la clase media del país estaba sumida en la recesión, los 25 administradores de fondos de cobertura mejor pagados recibieron como media 1 mil millones de dólares cada uno. (Su impuesto sobre la renta marginal, por cierto, fue de poco más de un 17 por ciento, mientras que la familia-tipo pagó un impuesto marginal muy superior.)

¿Qué ha pasado? No se trata sólo de codicia. También existe la sistemática manipulación, cada vez más inteligente, de las leyes y normas por parte de quienes pueden pagar lobbies, legisladores, abogados, contables para cumplir sus órdenes. Como la renta y la riqueza se han desplazado a la cima de los muy ricos, también lo ha hecho la capacidad de manipular el sistema con el fin de conseguir más dinero y más influencia.

Estoy de acuerdo con que la globalización y los cambios tecnológicos se han puesto a favor, de manera desproporcionada, de los que tienen una formación y las conexiones necesarias para beneficiarse de ellas, a cargo de la mayoría de la población que carece de estos requisitos. En lugar de ampliar el círculo de la prosperidad de manera que una amplia clase media amplia pudiera también salir ganando - fortaleciendo los sindicatos, mejorando la educación pública, aumentando las inversiones públicas, ampliando las redes de seguridad, y confiriendo mayor progresividad al sistema tributario - la nación se ha movido para los de arriba y hacia arriba, y no lo contrario.

No es de extrañar que la clase media estadounidense se sienta cada vez más frustrada y desahogue su ira contra los blancos más fáciles: los políticos, los líderes de las grandes empresas y de Wall Street, los comerciantes, los inmigrantes, y cualquiera que esté en situación de convertirse en un blanco fácil del resentimiento.

La audaz política de la esperanza se ha convertido en la política del miedo...

Del blog de Robert Reich donde se puede encontrar la entrada completa, en inglés.

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