La organización Médicos por los Derechos Humanos denuncia la doble moral de la Administración de Obama en la experimentación humana ilegal, ya que mientras ha pedido perdón por el caso Guatemala de 1946, existen fundadas sospechas de que la CIA siguió experimentando con detenidos en cárceles clandestinas.
A raíz de las revelaciones acerca de la experimentación de los Estados Unidos en la voluntad sujetos humanos en Guatemala en 1946 Physicians for Human Rights (PHR) piden al Presidente Obama que investigue igualmente las prácticas realizadas con seres humanos detenidos en cárceles clandestinas de la CIA durante el gobierno de Bush.
"Lo que se hizo a 700 guatemaltecos hace 64 años sin su consentimiento es terrible", dijo el portavoz de Médicos por los Derechos Humanos, Frank Donaghue. "Pero las disculpas del presidente Obama por el caso de Guatemala suenan huecas cuando la Casa Blanca se niega a investigar crímenes similares que habrían ocurrido en la última década. La evidencia de experimentos con seres humanos ilegales de la CIA a los detenidos en las cárceles clandestinas merece la misma atención y justicia."
En el pasado mes de junio los Médicos por los Derechos Humanos publicaron un informe "Experiments in Torture: Human Subject Research and Evidence of Experimentation in the ‘Enhanced’ Interrogation Program" que demuestra que la administración Bush ha llevado a cabo investigaciones ilegal en personas y ha experimentado con presos bajo custodia de los Estados Unidos. Las investigaciones se realizaron aparentemente tanto para proteger a los interrogadores de posibles juicios como para uniformar el uso de la tortura.
"La conducta de los profesionales de la salud en ambos casos-Guatemala y las cárceles clandestinas de la CIA- es una burla a los principios básicos de la ética médica y la ley", declaró Scott Allen, MD, autor principal del informe médico de los Médicos por los Derechos Humanos. "Proteger la investigación con seres humanos no significa nada si no se aplica a todas las personas, todo el tiempo, al margen de la política."
Los médicos y psicólogos de la CIA han recopilado y analizado los datos sobre el impacto físico y psicológico de las tácticas coercitivas de interrogatorio utilizadas en los interrogatorios. Este grupo de médicos fundador de la Campaña Internacional para la Prohibición de Minas Antipersonas y ganador del Premio Nobel de la Paz en 1997 argumenta que el análisis de esos datos constituye la base de los memorandums del Departamento de Justicia para justificar el programa de tortura. Y adivirtieron además que los presuntos experimentos con los detenidos violan la ética, las leyes federales, y las normas internacionales sobre investigaciones, incluyendo el Código de Nuremberg y, en ciertos casos, podrían "constituir crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad".
Los Médicos por los Derechos Humanos piden al presidente Obama que, conjuntamente con el Congreso, nombre una comisión federal para investigar los daños que médicos y psicólogos de América han infligido a gente sometida a tortura en custodia de los EE.UU. John Durham, el fiscal del Departamento de Justicia encargado de investigar la destrucción de cintas de vídeo de los interrogatorios de la CIA, así como interrogatorios que fueron más allá de lo autorizado por el Departamento de Justicia, también debe dar explicaciones sobre la investigaciones ilegales en las cárceles clandestinas, como Guantánamo y otros lugares.
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En respuesta a la imposición sistemática de la tortura psicológica y física por las fuerzas de EE.UU., la Campaña de los Médicos por los Derechos Humanos busca restaurar el compromiso de EE.UU. contra la tortura, garantizar un trato humano a los detenidos, y proteger al personal de salud de EE.UU. de verse implicados en casos de complicidad en el maltrato y el daño.
Médicos por los Derechos Humanos (PHR) moviliza a los profesionales de la sanidad para promover la salud y la dignidad de todas las personas mediante la protección de los derechos humanos. Como miembro fundador de la Campaña Internacional para Prohibir las Minas Terrestres, compartió el Premio Nobel de la Paz en 1997.
Ver al respecto: Experimentos criminales