La última filtración masiva de Wikileaks está representado un auténtico diluvio y nos permite replantear --de nuevo-- muchísimas cosas. Por ejemplo, las Naciones Unidas han pedido a Barack Obama que ordene una investigación a fondo en el Ejército de los Estados Unidos sobre su implicación en los abusos, ejecuciones sumarísimas, torturas y otros crímenes de guerra que han puesto de manifiesto los documentos que de nuevo Wikileaks ha filtrado al mundo... pero es que además también las tropas británicas en la zona no parecen inocentes ni ajenas a las barbaridades cometidas. (No se pierdan el video del final de Democracy Now.)
Sin duda, una vez admitido que la población civil es la gran víctima de estas guerras por el control de unas zonas y productos estratégicos, quienes más sufren la violencia son las mujeres. En las páginas de opinión del New York Times el corresponsal Nicholas D. Kristof, desde Kabul, se planteaba ayer un tema controvertido que ya ha suscitado también debate en este blog: ¿Qué pasa con las mujeres de Afghanistan?
Kristof expresa el dilema básico de todas aquellas personas que estamos a favor de una fuerte (o total) reducción de las tropas en Afghanistan y, por escandaloso que parezca, llegar a establecer un tratado de paz con los talibanes... La pregunta que surge inmediatamente es ¿qué será de las mujeres afghanas?
La cara desfigurada de Aisha, la muchacha de 18 años mutilada por su marido y que pareció en la portada de la revista Time en una práctica que los talibanes consideran un castigo justo para las mujeres "desobedientes" parecía quitar toda lógica a la negocación. Esta imagen había impactado también a Kristof y volvió a Afghanistan para hacer frente a sus temores. Nos dice:
"No hay duda, las mujeres tienen miedo. Aquí, en Kabul, muy pocas mujeres menos llevan el burka que en mis anteriores viajes. Pero varias de ellas ya me han dicho que siguen teniendo el burka en casa --sólo por si es preciso. El miedo es que aunque los talibanes no vuelvan a tener el control de Kabul, los valores y leyes fundamentalistas van ganando terrreno.
Sin embargo, me parece un error histórico justificar nuestra presencia militar en Afghanistan como baluarte de protección de las mujeres. La mayoría de mujeres a las que he entrevistado están a favor de un trato con los talibanes --simplemente porque significaría la paz. Y para ellas, el régimen talibán es horrible, pero una guerra perpetua puede ser todavía peor."
Kristof nos recuerda que mientras las mujeres de Kabul pueden disfrutar de algunas libertades, nada ha cambiado para las mujeres de los pueblos y aldeas del sur. Por ejemplo, entrevistando a un hombre de la provincia de Helmand, éste le explicó que, con talibanes o no, no hay diferencia para la vida de las mujeres... y recitó con muestras de aprobación un dicho pastún que dice "la esposa debe estar en la casa - o en la tumba".
En otras palabras, la opresión no es sólo de los talibanes, sino de la cultura.... las mutilaciones que nos mostró la revista Time también se producen en Pakistán. De hecho, el reportero afirma haber visto más mutilaciones por el estilo en el Punjab, la provincia más poblada y poderosa de Pakistan, que en Afghanistan... y, sin embargo, todavía no he oído a nadie (nos confiesa Kristof) que llame a ocupar Pakistán para transformarlo.
Pues, no, más bien todo lo contrario. Estados Unidos plantea aumentar en un 30% las ayudas a aquel país... y no para fines de reconstrucción después de las tremendas inundaciones... Aquí tienen una noticia también del New York Times en la que la Secretaria de estado, Hillary Rodham Clinton, presentó el pasado viernes los detalles de un paquete de ayuda para cinco años de 2.000 millones de dólares al Pakistan, para que puedan comprar armas, municiones y demás "accesorios" hasta el 2016. Esta nueva ayuda militar (supuestamente concedida para combatir a los talibanes, a pesar de que acabamos de ver que comparten con los pakistaníes valores culturales profundos en lo que al sometimiento de las mujeres se refiere) permite además dar salida a una parte del producto de la importantísima industria del armamento de los Estados Unidos... Bueno, eso la señora Clinton se lo calla.
¡Todo queda en que es por la paz, por convertir a la democracia aquellas tierras, y la liberación de las mujeres!