Helada estoy desde ayer mientras voy oyendo al President Montilla repetir los mismos mantras de hace cuatro años sobre la inoportunidad de reeditar un Gobierno Tripartito en aras a la integridad y pureza del programa socialista. Montilla, utilizó ayer el tiempo verbal del condicional, y hoy ha intentado ser algo mas rotundo en un programa de radio. Pero rotunidad y Montilla son antónimos, la realidad es más tozuda, y el President es consciente que esa no es la vía para poder gobernar con su programa, ya sea sin alterar (o alterando) comas y copagos. Lo que puede suceder si sigue con estas declaraciones es que CiU pueda gobernar con el suyo en mayoría holgada o absoluta en un Parlamento convertido, en la otra mitad, en un puzzle muy variado si se refuerzan las izquierdas del PSC y la decantación no sólo se produce a la derecha sino que se refuerzan y aparecen nuevos planteamientos alternativos.
De hecho, ¿es tan bueno el programa del PSC que merece romper alianzas y estos primordios de política de coalición de la que parecía sentirse tan orgulloso? Naturalmente, habrá que estudiarlo a fondo, pero lo que sí sé de momento es que Marina Geli consiguió que figurara en el mismo el fomento del tema del copago, una medida que, por activa y por pasiva, se ha demostrado que incrementa la inequidad y fomenta las desigualdades en salud.
Es una pena que el grupo menos oído (y escuchado) del Gobierno de coalición de Catalunya haya sido EUiA. Seguramente padece en cascada los comportamientos más o menos prepotentes de los demás socios de Gobierno, todos aparentemente mayores (pero no necesariamente más lúcidos)... Precisamente sobre el tema del co-repago fue Jordi Miralles quien, en julio de este año, quien dijo que el "copagament sanitari és erroni i injust" y anunció su oposición frontal a este tipo de nuevo impuesto sobre la enfermedad que, de insistir el PSC en fomentar, ponía en peligro la reedición de un posible acuerdo de gobierno.
Bueno, si ya Miralles le dijo a Montilla hace meses que "por aquí no", otra idea no deja de dar vueltas en mi cabeza: ¿puede que no sea peor un gobierno de lo que se ha convenido en llamar "centro-derecha" a un gobierno que se dice de izquierdas pero que hace políticas de centro-derecha? Es decir, la sociovergencia sin los convergentes, vaya, impidiendo políticas sociales avanzadas que sí podrían significar una esperanza de alternativa en lugar de la simple alternancia, tan decimonónica ella, y tan poco democrática). Y al respecto, sólo un dato:
Muchas ilusiones se habían hecho ciertos sectores de la sanidad privada con el cambio de la Ministra Trinidad Jiménez. Marina Geli parecía no sólo el recambio aclamado, sino que se anticipaba una llegada bajo palio de las políticas privatizadoras, co-repaguistas, amigas de Esperanza Aguirre y del yernísimo Sr. Güemes incluso... Una incongruencia de los socialistas demasiado obvia para ese Ministerio que había ocupado Ernest Lluch también en tiempos difíciles, desde otras ópticas y éticas.
Bueno, pues ahora sabemos que tampoco en el Ministerio de Sanidad quieren abrir paso ni "juntar meriendas" con la ministra del "Tripartito" Marina Geli, porque de nuevo ha sido de una claridad meridiana el posicionamiento contra el copago del Secretario General de Sanidad, José Martínez Olmos, así como el rechazo de esa medida en las socialistas Cortes de Aragón.
Como puede leerse en Dempeus per la Salut Pública en el acto de clausura de la jornada sobre “Factores condicionantes en la sostenibilidad del sistema sanitario”, el secretario general de Sanidad, Martínez Olmos, se mostró optimista destacando que hay muchos espacios de mejora aunque todos ellos deben pasar por mantener la calidad del sistema ya que si la sociedad no considera que tiene un buen sistema no será posible la sostenibilidad. (Seguir leyendo en Dempeus).
Ver también las declaraciones de Cayo Lara sobre las declaraciones del President Montilla y su apoyo a EUiA.
(Tema para otro post: Creo sinceramente que el independentismo en sus distintas variantes, apelando más a los sentimientos que a la razón, puede contribuir a la creación de una gran cortina de humo que no permita discutir a fondo las políticas sociales, ni las responsabilidades en la corrupción, ni cómo crear empleo y salir de la crisis sin que los trabajadores salgan diezmados... ni tampoco mejorar el nivel de exigencia intelectual que a un Parlamento se le debería suponer y que ya ha sufrido bastantes quebrantos.)