EL DESPOTISMO HIDRÁULICO DE LOS CONTROLADORES AÉREOS

Llamar huelga al putsch de los controladores aéreos españoles puede ser debido ya sea a la santa simplicidad del más garrulo sentido común o ya sea a un interés malvado. Tertium non datur. Pues bien, la interpretación de los simplones es, por el momento, irrelevante. No así la de los segundos, a saber, aquellos que tienen interés en que esa acción sea llamada huelga.
Es cierto, se le llama huelga y se le apellida salvaje con el interés de que la población, justamente indignada por el comportamiento camorrista –camorra en el sentido napolitano, por supuesto--, vaya enemistándose con el derecho de huelga; y, mutatis mutandi, para que una hipotética ley de huelga (contra la huelga fetén) sea digerible y no, en principio, rechazable.
No, amigos míos: no todo lo que se mueve debe ser apoyado. Esos comportamientos de los controladores me recuerdan, metafóricamente, a los viejos despotismos hidráulicos.
Radio Parapanda. Prado Alberdi, a corazón abierto
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