Gracias a Tierra de Genistas puedo compartir estas reflexiones que se iban desgranando en Twitter mientras se votaba ayer en el Congreso la Ley Sinde:
"La aprobación de la Ley Sinde esta mas interesante que el final de perdidos, se nota que los guionistas son americanos
#sindegate #leysinde
Un twittero
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"Si se aplaza la votación de la 'ley Sinde' por falta de apoyos, exijo
que se repita el sorteo de Lotería hasta que salga mi número"
#sindegate #leysinde
Un twittero
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"Y a todo esto, Sinde pagó derechos de autor a USA por escribir la Ley?"
#sindegate #leysinde
Un twittero
Y otras reflexiones de mayor calado:
"La nueva economía no es la economía de las empresas de Internet, es la economía de las empresas que se reorganizan en redes y que innovan en cuanto a la capacidad de nuevas formas de crear riqueza que sólo es posible gracias a la tecnología en red.
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¿Cómo se desarrolla Internet y por qué digo que es cultura? Porque había que pensarlo. Había que pensar un instrumento de comunicación horizontal, global, libre y no controlable.
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Internet es la combinación de cuatro culturas que se apoyan mutuamente: la cultura universitaria de investigación, la cultura hacker de la pasión de crear, la cultura contracultural de inventar nuevas formas sociales y la cultura empresarial de hacer dinero a través de la innovación. Y todas ellas, con un común denominador: la cultura de la libertad." Manuel Castells
La industria del copyright movió un dedo y se enviaron cartas advirtiendo de acciones legales. Cuando las cartas se ignoraron, la industria movió un dedo y se interpusieron las acciones judiciales. Cuando los jueces resolvieron en favor de denunciados y demandados, la industria movió un dedo y se recurrieron las resoluciones. Cuando volvieron a perder en los juzgados, la industria movió un dedo y desaparecieron los jueces.
David Bravo
Y finalmente, ha declarado Izquierda Unida que la derrota de la “Ley Sinde” evidencia la necesidad de una nueva política cultural. Y continúa:
"La llamada "Ley Sinde" ha culminado su errática tramitación con una derrota en la comisión de economía del Congreso de los Diputados. Tras conocer que la embajada de Estados Unidos intervino presionando al Gobierno y que éste le pidió que extendiese la presión a otros partidos no se puede argumentar que la medida tenía por origen la defensa de los derechos de los autores y creadores, sino los de industrias y gestores de derechos estadounidenses.
En la defensa de la ley se ha buscado escenificar un falso enfrentamiento entre creadores y ciudadanía. La creación artística es imprescindible en una sociedad democrática y debe ser central para la ciudadanía. Siempre fue unida a la reivindicación de mayor democracia la máxima dignificación del arte y sus creadores y creadoras, así como su difusión para que generara una ciudadanía mejor. La cultura es un derecho de ciudadanía y para ello las creadoras y creadores deben estar en íntima alianza con el conjunto de la ciudadanía a la que enriquecen.
La aparición de nuevas tecnologías supone una oportunidad inédita en la Historia para la difusión del conocimiento y de muchas formas de creación artística. Sin embargo, es innegable que esa difusión exige cambios en nuestras políticas culturales para que tal difusión no sea a costa de peores condiciones de vida para las creadoras y creadores de música, películas, libros...
La "Ley Sinde" era fruto de una concepción del arte como producto de consumo. De tal concepción sí surgía un enfrentamiento entre una industria "cultural" y una industria de las telecomunicaciónes. Esa concepción está destinada al fracaso, como hemos constatado hoy y comprobamos todos los días, y por eso llamamos a un cambio en el modelo cultural que pase por un sector público volcado en la promoción de cultura, en la máxima dignificación de la creación artística y en la potenciación de la difusión del arte, de la cultura y del conocimiento. Entre la ciudadanía y la creación artística no sólo no puede haber enfrentamiento sino que debe haber una alianza para que la cultura vertebre nuestra sociedad sin condicionantes externos, ya sean mercantiles, diplomáticos o del tipo que sea. Sólo en esas condiciones podremos hablar de cultura libre y esa debería ser la aspiración tanto de creadores como de quienes aspiramos a una sociedad más libre (...) (Seguir leyendo aquí)