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Àngels Martínez i Castells. Informatización, DPO y protocolos despersonalizan la relación médico-paciente
Àngels Martínez i Castells.

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El Dr. Jordi Marfà envió a Dempeus per la Salut Pública unas reflexions propias de un médico preocupado por la deriva del sistema sanitario. Las traduzco para mayor difusión porque:

1) Vale la pena que todos nos preocupemos por lo que plantea, y no sólo el personal sanitario.
2) Por la indudable categoría profesional del Dr. Marfà .
3) Porque con esta entrada en catalán Dempeus per la Salut Pública llegó a las 500.000 entradas, y es también un motivo de felicitación y aliento apra que siga su camino.

O CARA O CRUZ

He aquí que la medicina ha terminado por meterse en este tipo de dilema: o le miras la cara al paciente o pones una cruz al ordenador.

El tema no tiene muchos años de vida. La historia clínica informatizada tiene pocos años de vida, desde su primera implantación. Al principio todo eran precauciones para que la introducción de tal artefacto en el consultorio médico no modificara negativamente la relación terapéutica. Incluso hubo trabajos que precisaban la mejor manera de disponer los diferentes elementos (teclado, pantalla, etc) para perturbar al mínimo la relación.

Pero pronto las sucesivas "implantaciones" invadieron, literalmente, los ambulatorios.

Dos cuestiones fundamentales:

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- La consigna (no explícita): "no hay marcha atrás, el ordenador ha venido para quedarse" generó una sucesiva y acelerada cadena de acontecimientos para evitar "malas mayores". El sistema era lo que era, y se trataba de sacarle el mejor rendimiento al precio de cambiar todas las rutinas médicas.

- Las reducidas dimensiones de las consultas no variaron.

Quizá no sea exagerado decir que en los primeros tiempos, más que sacarle rendimiento, se trataba de evitar el desastre. Que no se perdieran los datos más importantes, que pudieran ordenarse mínimamente y que fueran un poco útiles. Claro que este énfasis en los datos hizo que retiráramos (un poco) de atención al paciente. Ya casi mirábamos más la pantalla que la cara del paciente, pero quedaba claro que era "por su bien", pues nos desesperábamos para poder poner y sacar información pertinente... en el escaso tiempo disponible.

Hasta aquí, todavía tiene un pase... Se trataba de ir instaurando nuevas rutinas de registro, con eficacia y rapidez, que pudieran ser útiles a la experiencia clínica del profesional. Pero no fue así. Aparecieron tres nuevos elementos que decantaron definitivamente la balanza hacia dirigir toda la atención a la pantalla: la planificación jerárquica del sistema de salud, las DPO * y los Protocolos. Quizá por separado eran tolerables, pero su combinación ha sido casi letal para la supervivencia de una adecuada relación médico-enfermo.

Hemos pasado de mirar la cara, a poner una cruz.

La cuestión es si podremos, si sabremos, y si queremos recuperar la relación.

* Las DPO son las iniciales de Dirección Por Objetivos.

Jordi Marfà,
Nadal 2010

Ver hoy el deseo de Dempeus y siempre las Prescripciones del Dr. Barabrà que empiezan aquí, y terminan aquí, pasando por aquí. ¡Unas prescripciones que son todo un placer de lectura!

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