EL CONGRESO DE LA CES EN ATENAS

[Homenaje a Antonio Pizzinato y a Gianni Bombaci]
El próximo Congreso de la Confederación Europea de Sindicatos se celebrará en Atenas, en mayo del año que viene. O sea, tan importante acontecimiento –ha sido un acierto que se celebre en dicha ciudad por motivos obvios—está a la vuelta de la esquina.
Desde luego en pocas ocasiones un evento de esa naturaleza adquirirá tanta significación. De ahí que no parezca ocioso importunar a los dirigentes sindicales europeos con una serie de observaciones, aunque lo más seguro es que todos ellos han caído ya en los detalles que se expondrán a continuación.
Como no puede ser un congreso a la pata la llana o, peor aún, de tradicional rutina parece obligado insistir en la necesidad de un amplísimo debate previo en todos los intersticios. Diremos lo que no debería repetirse: la ausencia de discusión ex ante. O la repetición administrativa de lo que ha sido el periodo precongresual de los anteriores magnos encuentros de la CES. Se trata de un debate precisamente al calor de la presión sostenida que se ha indiciado para los próximos meses.
Nunca nos hemos caracterizado desde este blog en alarmismos de ninguna laya. Por eso nos atrevemos a afirmar que el modelo social europeo está en peligro. Y que, lamentablemente, en ese aspecto tenemos la impresión de que el sindicalismo confederal cuenta con pocas amistades para defender dicho modelo. De ahí la necesidad que tenemos de no enrocarnos en nuestra fortaleza. Es más, la obligación –sin duda, ineludible-- de ser un sindicalismo más extrovertido. Isidor Boix, en su reciente trabajo Retos al sindicalismo europeo, acentuados por la crisis y la necesidad de una respuesta sindical eficaz a la misma. Un artículo no apto para corazones al borde del infarto, pero de necesario estudio. Por ello, con independencia de los materiales precongresuales, un servidor sugiere que la reflexión de Isidor sea uno de los referentes para la discusión urbi et orbi.
Ciertamente, Isidor Boix hace planteamientos frecuentemente controvertidos, algunos de los cuales podrían haberse matizado más y otros francamente discutibles. En todo caso, siempre es preferible que una voz acostumbrada a la heterodoxia, como es su caso, nos llame la atención a la de quienes acostumbran a cantar bovinamente aquello de No hay novedad, señora baronesa.

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