Sería conveniente que los sindicalistas lean detenidamente el artículo que MiguelBoyer ha publicado hoy en El País: Ni perezosos ni improductivos Lo digo porque hay una tendencia generalizada de leer sólo lo que dicen nuestros amigos, y mejor todavía sin son incondicionales. Una mala costumbre de la que ya nos previno en su día el dirigente comunista Miguel Núñez.
Entre paréntesis: Boyer nos pone en alerta sobre la capacidad profesional de ciertas personalidades, algunas de las cuales tienen el encargo académico de prever e interpretar algunas cosas de notorio interés. Don Miguel nos recuerda que Robert Lucas, premio Nobel de Economía, afirmó en su reciente viaje a Madrid que España tiene un PIB per cápita un 20 por ciento menor que la media europea y que los españoles trabajan pocas horas. Pues bien –esto lo digo yo, no Boyer— no sabemos si estas declaraciones las hizo el Premio Nobel antes de la comida o tras los postres, nublado por los efectos de los potentes caldos de Jumilla. En todo caso, la fiabilidad de las recetas de este Lucas, un aguerrido antikeynesiano, es de dudosa consistencia. Acaba el paréntesis.
La parte más interesante del escrito de don Miguel Boyer es la que argumenta que los españoles no somos “ni perezosos ni improductivos”. Lo que ya sabíamos desde que al sindicalismo confederal les salieran los dientes de leche. O lo que es lo mismo: ninguna alarma, según este caballero, ante los niveles de tiempos de trabajo ni de productividad. De donde se infiere que Boyer propina un amable pescozón a los lloriqueos empresariales. Y, más todavía, léase, subráyese, reténgase y explíquese despaciosamente lo que el caballero escribe: “”Un elemento fundamental para crear empleo ha salido a la palestra en los últimos días toscamente, por boca de la canciller Merkel. La clave no es la relación entre los salarios y la inflación, sino la relación entre productividad y el trabajador y salario real, esto es, el salario dividido por el deflactor del PIB””.
¿Habrá que recordar que Miguel Boyer no ha repartido octavillas desde hace cuarenta años por lo menos? Pues bien, ¿acaso Boyer aspira a la presidencia del Banco de España? Nada, nada: antes que el ubícuo MAFO, cualquiera. En ese “cualquiera” no entra Malo de Molina, por supuesto.