1.-- Políticos instalados, internos, externos o mediopensionistas llevan meses declarando que se está saliendo de la crisis. Pero mienten espasmódicamente. Ahora bien, en el improbable caso de que tuvieran razón deberían explicar al común de los mortales –ellos no lo son, naturalmente-- la siguiente paradoja: si estamos saliendo de la crisis ¿a santo de qué vienen las drásticas medidas que han anunciado en diversos lugares? Por ejemplo, nunca se habían propuesto tantos insensatos recortes en sectores vitales como la enseñanza y la sanidad como es el caso del gobierno catalán, una coalición de nacionalistas de derecha y de teócrata-cristianos, que poco tienen que ver, por ejemplo, con Dom Sturzo. Alerto: como se pongan en marcha la enseñanza y la sanidad nos recordarán al gallo de Morón: sin plumas y, en este caso, sin cacarear.
2.-- Si todos coinciden en que estamos saliendo de la crisis, ¿a qué viene esa bulimia de reclamar otra reforma laboral, justamente a unos pocos meses de aquel tratamiento caballuno que fue la putativa reforma? Si el presidente del Gobierno accediera a seguir cortando las patas a la araña ¿no estaría en entredicho su palabra cuando afirmó que lo aprobado hace meses tenía una característica de largo recorrido?
3.-- Cambiando de tercio: si el carácter de las medidas son generales, esto es, afectan (de manera desigual) a la inmensa mayoría de la población, ¿a qué esperan los movimientos sociales a estructurar un movimiento de los movimientos capaz de dar respuesta a lo que está cayendo? Porque cada uno en su casa y los dioses menores en la de todos –sin ninguna relación común, ni vínculo alguno con lo general— es un tropel y sólo un tropel.