DE UN LADO, EL BANQUERO BOTÍN. DE OTRO, PRADO ALBERDI

La periodicalla no ha dicho ni mú acerca de la defraudación (miles de millones de euros) al fisco por parte del banquero Botín. Tampoco ha hablado el ubícuo gobernador del Banco de España. Por supuesto, los cacólogos tampoco han abierto sus bocas. Es el poder de Mister Parné.
Si hubiera sido un político no cabe la menor duda que se hubiera liado una escandalera superlativa. Pero con Mister Parné no hay quien se atreva: es el imperio del pragmatismo garbancero frente al poder de los billetes, billetes verdes. Es el miedo a la influencia celestial de san Carlos Borromeo, hijo y nieto, no de Camborio sino de banqueros. Un inciso: este caballero murió en 1584, tres quinquenios más tarde fue canonizado, seguramente el poder de los billetes, billetes verdes aceleraron la entrada en los altares de este hijo y nieto de banqueros. De manera que Botín --o sea, Mister Parné-- tiene buenas agarraderas así en la tierra como en el cielo.
Ya me hubiera gustado que aquel monstruo del periodismo vienés de la época hasbúrgica, Karl Kraus, hubiera conocido a este Botín. Efectivamente, aquel que escribió aquello de “la sociedad burguesa consiste en dos tipos de hombres: los que dicen que en algún lugar se ha desalojado un antro de corrupción y los que lamentan haberse enterado tarde de las señas”.
El reverso de esta moneda es la noticia que me ha alegrado el día, enfurruñado como estaba con Mister Parné y la alcaldada de Josep Monràs, negándole el pan y la sal a nuestro Simón Rosado. Se trata de la distinción que el ayuntamiento de Gijón concediendo la Medalla de Plata de la ciudad a Francisco Prado Alberdi, mi amigo de viejas y nuevas lides democráticas, dirigente de primer orden de Comisiones Obreras y del Partido Comunista de España. Está claro, sin embargo, que a Karl Kraus le faltó decir (a lo mejor lo expresó en otro momento) que en la sociedad existen filibusteros de las finanzas como Mister Parné y gentes “de otra pasta”, indoblegables como Prado Alberdi. Mi mujer y yo alzamos la copa de cava (Gaudeamus igitur, brut Nature, de la Cooperativa Joan Peiró, sita en Parapanda) a la salud de Alberdi, su señora, su hija y su perro.

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