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José Luis López Bulla LOS EMPRESARIOS SON UNOS CERDOS, SEGÚN JACQUES BREL
José Luis López Bulla

EL DIA DE LA BESTIA

Nota Editorial. Reunido el Consejillo de Redacción al completo hemos analizado el contenido de este artículo de don Lluis Casas, avisados de que se trataba de una traca de armas tomar. Nadie puso en tela de juicio su publicación. Ahora bien, la fracción Zorrocotróquida planteó su embellecimiento (léase censura), mientras que la facción Tocinillo de Cielo planteó una moción de censura al autor. Empataron a la hora de la votación. La síntesis pastelera fue: se publica haciendo mención de que no compartimos su pesimismo renal. La unidad, al grito de “Viva Jacques Brel”, se rehizo inmediatamente. Por lo demás, se recuerda al respetable que los artículos de este caballero se exponen sólo una semana en este blog; después se trasladan a la bitácora correspondiente: http://lluiscasas.blogspot.com/ Ahora tiene la palabra don Lluis Casas, gerente de Anacoretas sin Fronteras.

Permítanme utilizar el título de un film de Alex de La Iglesia del 1995, en el cual el espíritu infernal se hace materia entre nosotros. Con ello se trata de señalar en estamos en un periodo en el cual lo peor y lo mejor de lo humano se mezclarán con más intensidad que nunca. Ya tenemos las señales y sobre todo el contexto, la crisis, los recortes sociales y los derechos y la pérdida de presencia política y social de los intereses de (no se de qué modo expresarlo) los trabajadores, tengan empleo o no, las pérdidas democráticas y “l’esprit de corps” de los calvinistas del norte.

No es que volvamos al medioevo con sus periódicas ascensiones al infierno y de la aparición ocasional del diablo aprovechando cualquier circunstancia del calendario o de los fenómenos (ahora) metereológicos o estelares. Tampoco debemos interpretar, como antaño, que el castigo divino por nuestra incredulidad frente a las enseñanzas de las iglesias o mezquitas son la peste, el hambre, la guerra, el fin del mundo. En definitiva, vean a Jerónimo el Bosco o a Peter Bruegel, el viejo o el joven; ahí está todo lo humano y todo lo infernal, para que se hagan una idea de lo que imaginaban los humanos en cuanto el sentimiento de la culpa hacía mella en ellos.

Más bien hemos de dirigirnos al inmenso Jacques Brel en aquella cancioncilla titulada “Les bourgeois”. Al recordarla, debemos hacer el pequeño esfuerzo histórico para situarnos en la época, en el mundo bipolar de los sesenta y setenta y en un mundo de farándula muy distinto al actual. Ahí va la versión francesa como homenaje a los artistas que están por encima de modas y modos:

“Le cœur bien au chaud

Les yeux dans la bière

Chez la grosse Adrienne de Montalant

Avec l'ami Jojo

Et avec l'ami Pierre

On allait boire nos vingt ans

Jojo se prenait pour Voltaire

Et Pierre pour Casanova

Et moi, moi qui étais le plus fier

Moi, moi je me prenais pour moi

Et quand vers minuit passaient les notaires

Qui sortaient de l'hôtel des "Trois Faisans"

On leur montrait notre cul et nos bonnes manières

En leur chantant :


Les bourgeois c'est comme les cochons

Plus ça devient vieux plus ça devient bête

Les bourgeois c'est comme les cochons

Plus ça devient vieux plus ça devient …


Le cœur bien au chaud

Les yeux dans la bière

Chez la grosse Adrienne de Montalant

Avec l'ami Jojo

Et avec l'ami Pierre

On allait bruler nos vingt ans

Voltaire dansait comme un vicaire

Et Casanova n'osait pas

Et moi, moi qui restait le plus fier

Moi j'étais presque aussi saoul que moi

Et quand vers minuit passaient les notaires

Qui sortaient de l'hôtel des "Trois Faisans"

On leur montrait notre cul et nos bonnes manières

En leur chantant


Les bourgeois c'est comme les cochons

Plus ça devient vieux plus ça devient bête

Les bourgeois c'est comme les cochons

Plus ça devient vieux plus ça devient …


Le cœur au repos

Les yeux bien sur terre

Au bar de l'hôtel des "Trois Faisans"

Avec maitre Jojo

Et avec maitre Pierre

Entre notaires on passe le temps

Jojo parle de Voltaire

Et Pierre de Casanova

Et moi, moi qui suis resté le plus fier

Moi, moi je parle encore de moi

Et c'est en sortant vers minuit Monsieur le Commissaire

Que tous les soirs de chez la Montalant

De jeunes "peigne-culs" montrent nos leur derrière

En nous chantant


Les bourgeois c'est comme les cochons

Plus ça devient vieux plus ça devient bête

Les bourgeois c'est comme les cochons

Plus ça devient vieux plus ça devient …

La síntesis está en el estribillo, traducido así al noble castellano imperial: “Los burgueses son como los cerdos, cuanto más viejos más animales”. Cambien ustedes el concepto “burgueses” con algún término equivalente actual, banqueros, financieros, brokers, traders o lo que les plazca y ya tienen plenamente actualizada la lección breliana. No es necesario ni que cambien la cerveza, el notario, el prostíbulo o el inspector de policía. Ni siquiera deben hacerse los despistados excluyéndose del contubernio. Ni Jacques Brel lo hizo, ni ustedes deben hacerlo. Todos son todavía actuales.

En definitiva, la peste somos nosotros o una parte, del mismo modo que los burgueses también somos nosotros.

La codicia, la avaricia, el poder, el desprecio de clase. La humanidad ha encontrado el entorno en donde todas esas virtudes se convierten en el manual del éxito y el reconocimiento, incluso de la impunidad.

Los recortadores de prestaciones para los que más necesitad tienen son los valerosos de hoy, en palabras del President, Artur Mas, que no sabe que lleva un nombre leyendamente equivocado.

Lluis Casas en el altar de Brel.



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