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José Luis López Bulla LAS NOVEDADES DE LA HUELGA GENERAL DEL 29 M
José Luis López Bulla
Pekín (Mayo de 1982) con Serafín Aliaga, Juan Pérez y un oculto por la cámara: Juan Ignacio Marín


Parece obvio que estamos en puertas de la huelgageneral más importante que se haya dado en nuestro país. Intentaré explicar porqué, en mi opinión, esto es así, y nada tiene que ver con la recurrencia de quecada convocatoria (me refiero a las anteriores) era la más alta ocasión quevimos los sindicalistas.

Es de cajón que las anteriores convocatorias seencaminaban a la defensa de aspectos muy importantes, aunque parciales. Quefueran de esta índole no le quita grosor a la cosa. En estos momentos lo queestá en juego son dos cosas de gran calado: 1) la condición asalariada tal comola hemos conocido hasta ahora, y 2) los instrumentos --reconocidos como bienesdemocráticos-- de la arquitectura del sujeto social que ve cómo se agraden susparedes maestras. Esta es, tengo para mí, la novedad de la situación actual y,por ende, lo nuevo de esta huelga general del 29 de marzo.

La patronal lo ha dicho con claridad: esta reformano será la última. Así pues, es de cajón que estamos frente a una ofensiva entoda la regla. Que de manera indisimulada se expresa por parte del presidentedel Banco Central Europeo: hay que acabar con el modelo socia europeo. Esto es,hay que hacer astillas derechos y la condición de vida del mundo del trabajo.La intención es la ruptura definitiva de los antiguos equilibrios (siempreasimétricos, todo hay que decirlo) que relacionaban el sistema capitalista conla democracia liberal mandando al limbo a los sujetos organizados consecuentementedemocráticos: a los sindicatos, a la socialdemocracia y a las formacionespolíticas que están a su izquierda.  Porsu puesto, también al conjunto de movimientos sociales de signo progresista.

Es en ese cuadro donde se explica lo que ha dicho elpresidente de Mercadona: “Tenemos que trabajar como los chinos” y noprecisamente lo que, en otros tiempos, era más común, esto es, “trabajar comolos alemanes”. Trabajar como los chinos no es una metáfora: es hacerlo sinderechos ni instrumentos; trabajar como los alemanes es hacerlo con garantíasdemocráticas.  Así pues, todo indica queel sistema-empresa no está dispuesto a que el sindicalismo juegue su papel,quiere reducirlo –si es que no tiene más remedio--  a un sujeto técnico, a algo parecido a unagestoría para solventar los problemas del papeleo.

En todo caso –¡oído, cocina!— esta operación contrael sindicalismo es el resultado de un fracaso. Digámoslo lentamente: es elresultado del fracaso de no haber podido convertirle en una comparsa queacompañara la gestión empresarial de manera acrítica; el resultado del fracasode no haberle podido destruir con la creación de los sindicatos deempresa. 

Apostilla. Cada día, de cara al 29, recordemosaquello de “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.

Delenda est Carthago.    




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