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José Luis López Bulla CONTRARREFORMA LABORAL UNA OPINIÓN FUNDAMENTADA
José Luis López Bulla


Unareforma del mercado laboral para situar a España en la periferia de Europa

Ramon Alós y Pere Jódar
La reciente reforma delmercado laboral del gobierno del PP en España, con el apoyo de CiU, es unaapuesta firme para destruir los derechos de los asalariados y reducir lacapacidad de intervención de los sindicatos, en línea con la políticadefendida, descarada y abiertamente, desde los ámbitos más autoritarios yconservadores. Cuando escribimos este artículo ya han aparecido diversosanálisis rigurosos sobre dicha reforma, lo que nos permite centrarnos, aunquesea brevemente, en explicar por qué un objetivo central de la misma es limitarel poder y la capacidad de intervención de las organizaciones legales yrepresentativas de los asalariados. Dicho esto, nos interrogamos sobre lafinalidad y las consecuencias que se derivan de una decisión de tal calibre,para terminar con una llamada a la necesaria concienciación y movilización.
De entrada, podríasorprender el procedimiento de urgencia por el que se tramita la reforma (RDL3/2012, de "medidas urgentes para la reforma del mercado laboral"),aunque ésta no sea una vía excepcional si se tiene presente que apenas ochomeses antes ya se aprobó, también de forma similar, otra reforma laboral (RDL7/2011, de "medidas urgentes para la reforma de la negociacióncolectiva"), que justo un año antes venía precedida de otra reforma urgente(RDL 10/2010, de "medidas urgentes para la reforma del mercado detrabajo"). ¿Tan cambiante es el mercado de trabajo español que exigetamaña sucesión de urgencias en una línea ininterrumpida de reformas (¡52 desde1980! [1])? ¿O, simplemente, es lavoracidad de los mercados, léase los grupos de poder, la que marca la agendaeconómica, política y social? Al fin y al cabo, estas prácticas les abrennuevas oportunidades para incrementar sus beneficios, a la vez que les permiteimponer su modelo de sociedad, empobrecedor y reductor de los derechos para lamayoría de los ciudadanos.
Pese a que en laexposición de motivos del reciente del RDL 3/2012 se argumente que la reformaapuesta por el “equilibrio” en las relaciones de trabajo, por la empleabilidadde los trabajadores y por su seguridad en el empleo, lo cierto es que en laparte normativa estos tres objetivos brillan por su ausencia[2]. Por el contrario, se amplíanotablemente la capacidad de disposición unilateral por parte del empresariopara suspender o reducir jornada, o para proceder a un despido colectivo uobjetivo, así como para una modificación sustancial de las condiciones detrabajo. Por otra parte, la reforma introduce una nueva modalidad de contratode trabajo para empresas con menos de 50 trabajadores, que constituyen, segúnrecoge la exposición de motivos del RDL, el 99,2% de las empresas españolas;esta modalidad de contrato incorpora un periodo de prueba de hasta un año que,como resulta obvio, sitúa en la máxima incertidumbre a los trabajadores contratadospor esa vía. Otro aspecto clave de la reforma es el capítulo dedicado a lanegociación colectiva; y lo es por su contenido y por su momento. Por sucontenido, en cuanto da prioridad al convenio de empresa frente a la regulaciónsectorial (¿será posible a partir de ahora la negociación colectiva para el 15%de los trabajadores asalariados que trabajan en empresas de hasta 5trabajadores?), por ampliar considerablemente las facultades empresariales dedescuelgue (hasta el extremo de poder invalidar muchos convenios, según losexpertos) y por suprimir la ultraactividad, que limita a dos años. Y por sumomento, pues el RDL se aprueba cuando aún no han transcurrido dos semanasdesde la firma del II Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectivapor parte de sindicatos y patronales, pacto que la reforma invalida en variosde sus aspectos (flexibilidad interna, condiciones para el descuelgue delconvenio colectivo, etc.). Por ello, puede afirmarse que la decisión delgobierno constituye un ejercicio flagrante de autoritarismo y desprecio a lasdecisiones acordadas por los agentes sociales; es en este sentido que pretendeacabar con una de las escasas instituciones, la negociación colectiva, quehacen posible la libertad real, que no formal, de contratación en las empresas [3].
Por si ello fuera poco,no acababa de anunciarse en Consejo de Ministros el RDL cuando ya los diversospromotores de las bondades de la reforma —los mismos que unos meses antesanunciaban el carácter milagroso de las medidas que pergeñaban— comenzaron aanunciar que no se esperara un aumento del empleo, sino un nuevo incremento deldesempleo en el corto y medio plazo [4]. Asimismo, sesudos miembros delos centros de opinión neoliberales, de forma displicente la calificaban detímida e insuficiente y afirmaban que, por ello, iba a ser poco efectiva (sucapacidad de pedir sacrificios a los demás, parece ilimitada). Todo en nombrede los cinco millones de desempleados, motivo bajo el cual cualquier ataque alos derechos de los asalariados parece tener justificación. El colmo delsinsentido es que mentes tan preclaras y gobernantes tan desinteresados,atribuyan a las regulaciones que protegen a los trabajadores y a los sindicatostodas las causas y todos los orígenes de las deficiencias de nuestro mercado detrabajo. Como si ellos mismos, junto con financieros y empresarios de cortovuelo y amplios beneficios, no estuvieran detrás de la sinrazón que, poco apoco y en nombre de la libertad individual y de los “mercados”, reduce derechosy democracia [5].
En este sentido, cabepreguntarse: ¿por qué y a quién molestan los sindicatos? ¿Son los sindicatos unimpedimento para la creación de empleo en la actual etapa de crisis económica?De entrada, las observaciones no lo confirman; por el contrario, mientras queen el tercer trimestre de 2011, según datos de Eurostat, la tasa de paro enEspaña fue del 22,8%, en ningún país escandinavo, que cuentan con tasas deafiliación sindical superiores al 65% (no llega al 20% en España), superó el8%, mientras que en Alemania, con sindicatos con fuerte capacidad deintervención reconocida en la empresa bajo el sistema de codeterminación (Mitbestimmung),la tasa de paro no llegaba al 6%. En cambio, los países europeos con mayorestasas de paro (España, Grecia, Irlanda y Portugal, de mayor a menor por esteorden) están entre los que cuentan con sindicatos con menor reconocimientoinstitucional en las empresas. En otras palabras, las comparaciones europeaspermiten constatar una asociación positiva entre capacidad de intervención delsindicato y mayores tasas de empleo y menores de paro. Con todo, de ahí seríaerróneo deducir que los sindicatos generan empleo. Sería tan engañoso comopensar que lo impiden o lo destruyen, como se han aventurado a declarardiversos dirigentes políticos conservadores o neoliberales y algunos destacadosportavoces empresariales e ideólogos de la reciente reforma laboral [6].
Sin embargo, laasociación comentada existe, es innegable a partir de las estadísticas. Porello, a nuestro juicio, encontrar el nexo entre sindicato y empleo nos da unaclave para entender el alcance de la reciente reforma. Y la respuesta nosconduce al modelo de empleo y el modelo económico, indudablemente vinculados.Así, una economía potente, desarrollada, "del conocimiento" según lajerga comunitaria, requiere un mercado laboral con formas de empleo estable,que permitan la planificación de carreras profesionales y de la formación, conmercados de trabajo regulados, con fuerte presencia y protagonismo de los distintosagentes sociales que en él intervienen, entre ellos los sindicatos comorepresentantes de los trabajadores. La participación, la confianza en lasreglas, la posibilidad de desarrollar los saberes (el tan cacareado"capital humano"), son aspectos sin los cuales no se puede sustentaruna economía basada en la investigación, la innovación y la sostenibilidad. Porel contrario, allí donde los sindicatos sobran o se los limita a un papelresidual, donde se debilitan o anulan las regulaciones y garantías para quienesmás las necesitan, donde el empleo se ajusta al sistema de “usar y tirar”,obtenemos un modelo de empleo adaptado a una economía de casino, turismo, ocio,espectáculo, ladrillo y negocio empresarial fácil. Para este tipo deactividades económicas y empresariales, el trabajo del conocimiento sobra, laestabilidad laboral es un estorbo, los sindicatos son una incongruencia y laconciliación entre vida laboral y vida profesional es un mito ante la opción deprecarizar los empleos y reducir los costes laborales. Para este tipo deactividades es más adecuado un entorno en el que el empresario pueda imponersus criterios y el trabajador deambule de empleo precario en empleo precario, odel empleo al paro, sin importar el sufrimiento, la pobreza ni la exclusión,pues no son variables que impidan el funcionamiento del modelo que distribuyela riqueza sólo entre unos cuantos elegidos. Una economía de bajo coste, de usointensivo de mano de obra barata, forzando a emigrar a la juventud máscualificada.
De este modo,consideramos que la reforma laboral es un paso decisivo, uno más pero muyimportante, en el proceso de convertir a la economía española en másperiférica, si cabe, en Europa; de transformar España en el destino europeo deljuego, el ocio, el entretenimiento y de servicios baratos. En otras palabras,convertir a España en la Florida de Europa, un estado que, como se sabe, cuenta conescasas regulaciones, sin salario mínimo entre muchas otras, y a su vez con losíndices más elevados de delincuencia de Estados Unidos. Desde esta perspectivano extraña, pues, la gran atención que las autoridades políticas, estatales ode Comunidades Autónomas prestan a proyectos como el de Eurovegas u otrossimilares. Ello encaja con la complacencia con la que se ha llenado todo ellitoral —y no sólo— de urbanizaciones, parques temáticos y proyectos faraónicosde diversa índole.
Para esta concepciónperiférica de España los sindicatos son un obstáculo, ya que, a pesar de suslimitaciones y defectos, hacen frente al discurso autoritario basado en lailusión ideal de unos mercados autorregulados y se interponen en sus prácticasmás nefastas. No es nada nuevo. Es bueno recordar que, bajo el paradigma de lalibre empresa, enarbolaron sus políticas Bush, Thatcher y también Pinochet [7].Pero una política cuyo punto de partida es que los sindicatos molestan es algoque va más allá, que trasciende aspectos como la libertad de empresa; implica,en definitiva, atentar contra los derechos de ciudadanía de los trabajadores yun agravamiento de las desigualdades sociales, como ponen de manifiestonuevamente los datos contrastados. Un reciente informe de la OIT (“Work Inequalities in theCrisis”) destaca a España como un “mal” ejemplo en cuanto que la mayoría de losajustes aplicados han confluido en debilitar el empleo, especialmente parajóvenes y mujeres, además de agravar las desigualdades existentes. Bajo lalibertad de empresa (eufemismo bajo el que se esconden monopolios yoligopolios; es decir, poder y no mercado) se conforma, por lo tanto, un modelode país, de sociedad, de empresa, que en nuestro caso no hace más que confirmaruna trayectoria autoritaria que viene de lejos.
Y, como hemos dicho,todo ello conduce a un país de crecientes desigualdades. Los datos ya recogenesta tendencia desde hace unos años: los ricos son cada vez más ricos (elconsumo de superlujo no conoce la crisis), y para ser pobre no hace faltacarecer de trabajo, aunque, evidentemente, cuando no se tiene, el riesgo depobreza es mucho mayor. ElPaís del 30/10/2011 aportabadatos sobre como la relación entre el 20% de la población que más ingresa y el20% que menos ingresa había pasado de 5,4 en el año 2008 al 6,9 en 2010, unaumento enorme, de cerca del 30%, en apenas dos años. Con ello, España se sitúaentre los países europeos con mayores desigualdades, sólo superado en la UE-27 por Letonia, Rumania yLituania (Eurostat).
Solamente lamovilización colectiva, la organización, la legitimación de la voz (o de lasvoces) de los asalariados —entre ellas también la de los sindicatos—, de lospobres y excluidos y de los que van camino de la exclusión, podrán dar unvuelco a la situación actual buscando un equilibrio adecuado entre política,mercado y sociedad. De ahí que, para los defensores del modelo Florida para España,una reforma laboral que no innova ni mejora sea un paso clave en suspretensiones; pero de ahí también la necesidad de hacer frente de modocontundente a estas políticas retrógradas y antidemocráticas.
[Ramon Alós esprofesor titular de Sociología del Trabajo en la Universidad Autónomade Barcelona; Pere Jódar es profesor titular de Sociología en la Universidad PompeuFabra de Barcelona]

Notas
[1] Fundación 1º de Mayo (2012), Las reformas laborales en España ysu repercusión en materia de contratación y empleo. Cincuenta y dos reformasdesde la aprobación del Estatuto de los Trabajadores en 1980. Madrid.
[2] Una forma de gobernar que cada vez resulta más habitual:repetir machaconamente, a través de los medios de comunicación, lo contrario deaquello que se va a hacer.
[3] Desde el matrimonio Webb y Otto Kahn Freud en Inglaterra,pasando por Commons, Mitchell o Veblen en Estados Unidos, las instituciones —y,entre ellas, muy especialmente la negociación colectiva— se concibieron como uninstrumento para equilibrar el enorme diferencial de poder entre asalariados yempresas. Un diferencial basado en la necesidad de todo asalariado y de susfamilias de comer todos los días.
[4] Así, la CEOEprevé una destrucción superior a los 500.000 puestos de trabajo para este año yalgo menor en el próximo (http://www.ceoe.es/ceoe/contenidos.item.action?id=2455868&menuId=5436374).
[5] Es significativo que, prácticamente por las mismas fechasen que se dio a conocer la reforma laboral, Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión Europea,indicara que “entre 2008 y 2010 —los datos del 2011 no están aún disponibles—los gobiernos de la UEutilizaron 1,6 billones de euros para rescatar a sus bancos, equivalente a pocomás del 13% del PIB de la UE”(http://europa.eu/rapid/pressReleasesAction.do?reference=SPEECH/12/122).¿Se ha interesado el gobierno para que este dinero fluya al crédito a empresasy particulares, o bien los bancos que lo reciben están preparándose paraobtener pingües beneficios de la compra de deuda del Estado, o tal vezdiseñando otra burbuja a base de seguros y pensiones?
[6] Durante la transición y la democracia, no han faltadodestacados representantes empresariales que han tolerado a regañadientes a lossindicatos, y que han intentado deslegitimarlos sistemáticamente, al tiempo quereclamaban a los asalariados más trabajo y menos salario y beneficios sociales.Como ejemplos recientes, y que en modo alguno cabe interpretar comomanifestaciones puntuales, véase el presidente de la comisión de economía ypolítica financiera de la CEOE,José Luis Feito, que ha declarado que los españoles deben ser más flexibles ala hora de aceptar un trabajo, aunque sea en Laponia; o el presidente de lacadena de supermercados Mercadona, Juan Roig, para quien los bazares chinos sonel ejemplo de cómo se debería trabajar. Asimismo, una buena parte de losdirigentes de los gobiernos español y catalán, o del PP y CiU, previenen acercadel negativo efecto internacional de manifestaciones y huelgas; no pareceimportarles tanto la imagen externa y la negatividad social y política de loscasos Gürtel, Palau de la Música y tantos otros que coronan la corrupción en el Reinode España.
[7] Karl Polanyi ya nos advirtió de que, bajo lamercantilización extrema y la utopía del libre mercado total, se ocultaba elhuevo de la serpiente fascista. Un totalitarismo legado por el siglo XX,seguramente tan nefasto como el estalinismo, pero con una diferencia: elnazismo y el fascismo estuvieron al servicio del gran capital industrial yfinanciero de países democráticos, que no hicieron ascos a su conversión endictadura.


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