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José Luis López Bulla ¿QUÉ HACEN LOS SINDICATOS?
José Luis López Bulla



Miamigo Manuel Martínez Morales, reconocido dirigente sindical de CC.OO. deAragón publica en su blog un contundente artículo, ¿Y tú qué haces?,al que debería dársele mayor publicidad. El trabajo, que tiene resonanciaskennedyanas, analiza el lamento de no poca gente: ¿qué hacen los sindicatos pormí? De ahí que Manolo Martínez le dé la vuelta y, sin arrugarse lo más mínimo,coge el toro por los cuernos y sin contemplaciones responde: ¿y tú qué haces?Es como si dijera: oye, ya está bien de la queja lastimera; sabes que hay muchagente que, como tú, está en igual o parecida situación; centenares de miles depersonas que, además de quejarse, están agrupados entre sí, organizados en elsindicalismo de sus preferencias; centenares de miles de personas que, con sucotización, dan soporte a una organización que te defiende, también a ti que nopagas un duro. Comoquiera que, afortunadamente, la sindicación es un actolibre, no te llamaré incívico. Pero sí parece que eres un gorrón, un aprovechao.  O, si lo prefieres, un free rider, que suena máselegante pero dice lo mismo.  Así pues,comparto sin reservas lo que dice Manolo.

 

Así están las cosas: hay mucho gorrón sueltopor esos mundos de dios. Ahora bien, el sindicalismo confederal no puedequedarse en esa consideración tan elemental. Y de la misma manera que, en eltranscurso del tiempo fue capaz de hacer trasladar el voto en las eleccionessindicales que iba dirigido, tiempo hace, a las candidaturas llamadasindependientes hacia las organizaciones confederales, ahora debe encarar de quémanera hay que meterse en la harina de encuadrar a esos millones de personasque todavía no están afiliados, incluidos los gorrones.

 

El problema que se nos plantea es: ¿cuál esel mecanismo de freno que impide esa masiva afiliación? Porque el problema delos gorrones es nuestro problema, y en algún lugar debe estar ese mecanismo defreno. ¿Está en la representación? Esto es, ¿se encuentra en las formas deorganización dentro y fuera de los centros de trabajo que condicionan un tipoconcreto de plataformas reivindicativas? No quiero insistir más sobre lanaturaleza de los comités porque corro el riesgo de ser un plasta. Peroentiendo, lisa y llanamente, que mientras exista el comité la gorroneríaseguirá en sus trece. Porque, digo yo, ¿qué sentido tiene que me afilie sitengo el comité a mi disposición? Lo que, además, permite que el desparpajado aprovechao siga diciendo “sindicato,¿qué haces por mí? 

 

Seguro que alguien dirá que la cosa no va porahí. Vale, pero entonces ¿por dónde?   Hay que dar en la tecla.  

 

 

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