La dirección de El País ha cantinfleado hoy en un intento de explicación de la huelga de sus trabajadores. Comoquiera que me he visto concernido en A nuestros lectores, una vez repuesto de la impresión de la desfachatez del escribano, paso a dar rienda suelta a lo que pienso sobre dicha comunicación.
El presidente de Prisa, Juan Luis Cebrián, que cobró 13 millones de euros en 2011 (¡35.600 euros diarios!), ha puesto en marcha un ERE que despedirá a 149 trabajadores -un tercio de la plantilla-, indemnizándoles con el mínimo que establece la reforma laboral. También pretende rebajar un 15% el salario de los que se queden.
Lo que oculta Cebrián, sabiendo que lo oculta, es que se está refiriendo a una previsión de pérdidas, que todavía no ocurre en la actualidad. Y lo que oculta el señorito Cebrián es que el conflicto ha estallado porque él se ha negado a negociar con la representación de los trabajadores, el comité de empresa. Lo hace desde la altanería indistinta de los millonetis de nuevo cuño –nuova gente e subiti gaudagni, que decía el Dante. Más todavía, cobrando a los lectores el mismo precio por una mercancía demediada.
Me pregunto si no es motivo suficiente todo ello para que se organice un día concreto –o el tiempo que sea menester-- para organizar un boicot masivo a dicho periódico. Por mi parte, a partir de ahora no me verán en el kiosquillo comprando este diario.
