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José Luis López Bulla SIN CIENCIA NO HAY FUTURO
José Luis López Bulla

Science may set limits to knowledge, but should not set limits to imagination” / “La Ciencia puede poner límites al conocimiento, pero no a la imaginación” (Bertrand Russell).

Javier Terriente Félix*

En los países anglosajones los doctores acostumbran a firmar como tal, tanto los doctores en medicina, como aquellos que hicieron la tesis sobre la historia de los juegos malabares en la antigua Caldea. Este rasgo sociológico sin mayor importancia refleja sin embargo el valor que estas sociedades dan a aquellos que dedican su vida a la ciencia. Al respecto, junto a algunos compañeros también provenientes del sur de Europa, de países donde los únicos doctores con alguna categoría social son aquellos que se dedican a la medicina, nos reíamos sobre la respuesta que daríamos a esa azafata de avión que se nos acercara aterrorizada para pedirnos nuestra ayuda en la reanimación de algún infartado. Le diríamos: -Sí señorita, soy doctor, pero en Biología. Mi trabajo posiblemente beneficiará a ese señor en 20 años, ahora mismo lo tiene complicado con mi auxilio... Esta anécdota ficticia ilustra, por otro lado, el marco de pensamiento cortoplacista de nuestros gobernantes: si no me sirve ahora mismo, no me interesa. Y ese es el principal problema de la ciencia, no es una actividad a la medida de especuladores en corto, no es un negocio rentable en nuestra economía de casino, no beneficia a promotores inmobiliarios, ni los científicos somos un modelo a seguir en nuestra adormecida sociedad, como si lo son jóvenes futbolistas o participantes en concursos de telerealidad. La ciencia requiere dedicación prolongada y amplios recursos para su funcionamiento. Además, los resultados son inciertos cuando se comienza un proyecto de investigación. Lo habitual es que tus altas metas, después de intensos meses de trabajo, deban rebajarse y ajustarse a la realidad. Pero lo bello del proceso es que “la realidad” es distinta entre el antes y el después de comenzar tu proyecto científico. Porque tus descubrimientos, por humildes que sean, iluminan rincones que permanecían oscuros. Permiten entender mejor la estructura de un nuevo material y sus posibles usos industriales; la interacción de un virus con una célula sana y sus aplicaciones en medicina; o la razón de por que les cortaban las manos a los malos malabaristas en la ciudad de Ur, y su relación con algo muy importante que ahora no me viene a la cabeza.
Sin embargo, el modelo económico neoliberal que nos imponen se compadece mal con la ciencia,  solo así se explica que los presupuestos para ésta se hayan reducido de manera dramática desde que comenzó la crisis, en un porcentaje aun mayor a los recortes practicados en otras partidas, si exceptuamos la ayuda al desarrollo que ha bajado aun mas. Esta política invierte en rescates bancarios antes que en ciudadanos desempleados, amnistía a defraudadores, indulta a torturadores y criminaliza la protesta social. Esta política nos la imponen como la única posible, aunque el sentido común nos advierta que lo único posible con esta política es el desastre económico y la laminación de los mas desfavorecidos y de cualquier colectivo social que pueda ejercer algún tipo de critica. Y también mediante esta política un Ministerio de Ciencia se ha transformado en una secretaria de estado del Ministerio de Economía, dando señales claras de que cualquier ciencia no inmediatamente productiva deja de ser importante. Esta política rebaja el numero de científicos mientras sube su numero en los países que antes han salido de la crisis; desmantela centros de investigación y precariza nuestra dedicación, en muchos casos empujándonos al destierro si queremos continuar con nuestra vocación. A esta política le cae muy mal la ciencia. Entonces, cómo podemos cambiar este modelo de pensamiento cortoplacista que infecta a nuestros gobernantes, cuando resulta evidente que la inversión en ciencia es beneficiosa para la sociedad, aunque deba ser una inversión a largo plazo. Pasaré a aportar algunas razones que considero importantes para ayudar en este necesario cambio de mentalidad:

  1. La ciencia es rentable. Sí, incluso a corto plazo, los científicos somos agentes económicos de primera magnitud en los países desarrollados. Internet, salud, energía y transporte son las mayores áreas de negocio mundiales, y todas ellas tienen en común que se sustentan en descubrimientos científicos: entre los miles de ejemplos encontramos el uso de silicio, el descubrimiento de los antibióticos, la energía atómica o el avión por nombrar algunos de los más obvios. Además, estas actividades económicas no permanecen tan inmóviles como una casa en segunda línea de playa. Deben estar en constante transformación para  poder competir mejor en un mundo cada vez mas interrelacionado, y también para poder enfrentarse a las nuevas realidades sociales y ecológicas. De esta manera, científicos de todas las disciplinas contribuyen desde centros públicos, universidades y empresas a crear energías mas limpias y baratas, medicamentos mas eficaces o métodos de transporte de datos mas seguros. Es decir, la economía productiva, y también la especulativa, se basan en la ciencia y perviven gracias a ella. Por lo tanto, un país que desdeña la ciencia se enfrenta de manera muy grave con su presente y futuro progreso económico.

  1. La ciencia combate la desigualdad. A través de la ciencia se ha demostrado sin ninguna duda que el Homo sapiens es igual de sapiens con independencia de su sexo, orientación sexual, raza, nacionalidad o clase social. Nuestro desarrollo, procesos fisiológicos y estructura del cerebro son idénticos. La ciencia, por lo tanto, ha convertido en un hecho el sueño de Martin Luther King, dando soporte lógico a todos aquellos que luchan contra las desigualdades y el fanatismo.

  1. La ciencia nos permite conocer mejor a nuestro entorno y a nosotros mismos. Nuestro mundo está en constante mutación y (sobre) vivir en el está lleno de dificultades, pero la ciencia nos permite combatir los retos que se nos presentan con mejores armas: los efectos de la contaminación o el efecto invernadero; las causas de la depresión o las adicciones; y las enfermedades que afectan a nuestros mayores, para que ese segmento de población cada vez mas numeroso pueda tener una mayor calidad de vida.

  1. La ciencia nos hace más sabios. Nos ayuda a comprender nuestros orígenes, el universo que nos rodea o la estructura matemática que lo explica todo. Esa sabiduría nos hace mas críticos y libres, esa sabiduría nos hace mas difícilmente manipulables.

  1. La ciencia nos permite soñar con un mundo mejor. Porque solo a través de ella conseguiremos vencer el cáncer o el SIDA, podremos tener energías limpias y abundantes o transportarnos a otros planetas si así lo deseamos. Pero la ciencia solo podrá conseguir ese mundo utópico y posible, donde sean beneficiados todos los segmentos de la población y todos los pueblos, si es ciencia publica, democrática y permanece en manos de los ciudadanos.
Estas cinco razones son las primeras que me han venido a la cabeza, pero podríamos encontrar muchas otras que ayudarían a comprender mejor la importancia de la ciencia no solo para la Economía, sino también para que nuestra sociedad sea mas justa. Ahora bien, hay una reflexión obligada, la ciencia no entrará de una manera seria en la agenda política hasta que los ciudadanos no seamos mas conscientes de su importancia y se lo hagamos ver a los que nos gobiernan.
Hasta cierto punto, todos entendemos el valor de una sanidad y una educación publica de calidad, pero no comprendemos completamente la importante dimensión que tiene la ciencia en nuestras vidas, y su poder transformador. Será muy difícil cambiar este marco de pensamiento si los científicos no tenemos un papel mas activo en hacernos escuchar, y también si cuando hablamos no se nos entiende. Para ello, nosotros debemos hacer un esfuerzo mayor por divulgar nuestros logros y también por tener una imbricación superior con las necesidades de la sociedad. En este sentido, iniciativas como la plataforma “Ciencia con futuro”, pretende servir como altavoz de nuestras reivindicaciones laborales y también como un medio que ayude a los ciudadanos a comprender lo importante que es la ciencia en la mejora de nuestras condiciones de vida. Por otro lado, la sociedad también tiene que tener una mayor cultura científica, que nazca en la escuela y se transmita libremente en los medios de comunicación. Porque en este país La cultura nunca ha estado de moda, pero además, ésta solo se asocia con el conocimiento y disfrute de la historia o la literatura. El término cultura nunca engloba un conocimiento básico de matemáticas o de la importancia del ADN. En definitiva, la ciencia debe ser un componente íntimo de la sociedad, porque solo así tendremos un mayor control sobre nuestro futuro común.

* Profesor asociado de Biologia del desarrollo. U. Pompeu Fabra.
Barcelona, 1 de Diciembre, 2012.
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