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José Luis López Bulla LAS MEDIDAS DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA SOBRE LA VIVIENDA
José Luis López Bulla

Las recientes medidas que la Junta de Andalucía intenta poner en marcha sobre la vivienda están provocando la histeria colectiva de la santa alianza: la Banca, el gobierno del Partido popular y ese reducido, aunque influyente, grupo de turiferarios mediáticos que están en la nómina de los diversos fondos de reptiles. Por el otro lado, las encuestas revelan un amplísimo apoyo de la ciudadanía a tales medidas con un alto consenso incluso entre los votantes del Partido Popular. Comoquiera que el asunto tiene una especial importancia, vale la pena que nos detengamos en una serie de consideraciones que, aunque sabidas,  merecen ser recordadas.

Primero.  Se trata de otra victoria del movimiento popular que tiene su más representativa expresión en la Plataformaanti Hipotecas. Estas movilizaciones que vienen de atrás están demostrando, así las cosas, una utilidad social como no se veía desde hace tiempo.

Segundo.  Precisamente por esa utilidad social dicho movimiento está siendo atacado obscenamente desde la mencionada santa alianza que ha llegado a vincularlo calumniosamente con el terrorismo. Si el movimiento fuera un grupúsculo (y, además, no hubiera demostrado su solvencia) lo hubieran ninguneado. Ya se sabe, se ladra contra los que cabalgan.

Tercero.  El grupo dirigente del Partido Popular, que también en este terreno ha perdido de momento la batalla mediática, está echando fuego por las muelas. El argumentario, falaz y simplón, es: sovietismo, chavismo, a modo de denuestos, como espantapájaros, siguiendo las más rancias tradiciones de las derechas asilvestradas.

Cuarto.  Estas derechas asilvestradas y, por supuesto, la santa alianza saben perfectamente que países como Francia, Reino Unido, Holanda y Dinamarca tienen una legislación más «intervencionista» y garantista, en estos terrenos, que lo planteado por la Juntade Andalucía. Visto lo cual este blog ha encargado a una comisión de expertos, presidida por don Lluis Casas, un primer dictamen acerca de la naturaleza «soviética o chavista» de los países arriba mencionados. La respuesta, tras concienzudo análisis, ha sido: no consta en modo alguno que Francia, Reino Unido, Holanda y Dinamarca hayan caído en tales veleidades.

Cabe preguntarse, entonces, de dónde viene esos adjetivos tan contundentes. Prima facies, en lo atinente a la cuestión crematística: de la promiscua relación entre el parné y aquella política que está untada.  Y en lo relativo a la ideología, la cosa parece tener este cariz: esa «política untada» que cansinamente repite que no hay alternativa ha visto que la movilización de masas ha sido escuchada en Andalucía. O lo que es lo mismo: ese constructo de que «no hay alternativa» ha saltado por los aires. De ahí que teman el efecto contagio: el contagio que, desde la política, pueda haber alternativa. Así las cosas, es hora de pedir a todo el mundo, especialmente a los movimientos sociales, una nueva reflexión sobre la política: a la utilidad de que tales movimientos compartan diversamente, desde su propia independencia y autonomía, toda una serie de grandes temas que afectan al común de los mortales. De ahí que sea necesario un esfuerzo para mejorar la sintaxis. Cuando desde diversos ámbitos, incluso desde la izquierda sociológica, se habla indiscriminadamente de «los políticos» como casta ensimismada se está cometiendo un serio error, que le viene al pelo a las derechas y al conjunto de la santa alianza.   
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