GARCÍA MÁRQUEZ Y MATTEO RENZI
Desde altos mandatarios hasta el último mono cuando hablan de García Márquez se dirigen a él llamándole Gabo. Es como si quisieran indicar al común de los mortales que estuvieron con el maestro colombiano tomándose unas papas bravas en la tasca de la esquina. Gabo por aquí, Gabo por allá. No lo soporto.
Lo que viene a cuento, además, por algo que he leído en la prensa italiana. Ahora resulta que no pocos petimetres llaman a Matteo Renzi, el nuevo primer ministro del país «donde florece el limonero», simplemente Matteo. Es como si hubieran estado con este caballero perpetrando el penúltimo intento de devastación de la izquierda italiana en un restaurante lleno de estrellas michelín. Le dije a Matteo, Matteo me explicó… Hasta conspicuos representantes de la iglesia católica, apostólica y romana (sector Tarsizio Bertone, el del ático de lujo) hablan del político como simplemente Matteo. De esta manera rompen con la tradición, pues el único Matteo que conocemos –así, sin más-- es el evangelista, el publicano, o sea, el colector de impuestos. Un poco de formalidad, pues.

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