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José Luis López Bulla «El maestro luchando también está enseñando»
José Luis López Bulla



Rafael Borràs Ensenyat*


El Presidente autonómico de las Islas Baleares -un tal José Ramón Bauzá-, en uno de los últimos plenos del Parlamento Balear antes de las largas vacaciones veraniegas y en contestación a la oposición parlamentaria, pronuncio la siguiente frase: “Mi modelo no es el de la educación pública y de calidad…”, dándose cuenta de tamaña sinceridad producida, sin duda, por una traición del subconsciente del individuo, se apresuró a completar la frase con una segunda conjunción copulativa en tan corta oración. Añadió: “… y en catalán”.


Que nadie se engañe. El conflicto en torno al Tratamiento Integral de Lenguas (TIL) que ahora el Tribunal Superior de Justicia de les Illes Balears (TSJIB) ha declarado nulo, no es únicamente un burdo intento del Gobierno del PP de arrinconar la lengua que legalmente es “la propia de las Islas Baleares”, es decir, el catalán, del sistema educativo publico y concertado. Es el conflicto de la llamada comunidad educativa (enseñantes en su conjunto, padres y madres de alumnos/as, y estudiantes) contra los recortes que el Gobierno ha aplicado y sigue aplicando a la educación pública. Es cierto que, siendo un conflicto de un profundo contenido igualitario (no hay democracia sin pasión por la igualdad), lo es también a favor de normalizar el uso del catalán en la escuela. En Baleares, el conocimiento y uso de la lengua propia ha devenido en un elemento de cohesión social imprescindible. Sobre este particular ha habido un acuerdo político y social amplísimo. Toda la arquitectura autonómica sobre normalización lingüística de la lengua minorizada, el catalán, se había hecho siempre con consenso unánime en el ámbito político y social. No ha habido ningún problema, excepto los anecdóticos provocados por algunos grupúsculos ultras. Pero al inicio de esta legislatura autonómica el tal Bauzá pactó con estos ultras un cambio radical de política lingüística en todos los ámbitos, desde la función pública, pasando por los medios de comunicación públicos, hasta la escuela. Ha habido resistencias y movilizaciones en todos esos ámbitos, pero ha sido justamente en la escuela donde el tal Bauzá y el PP de Baleares se han encontrado con un autentico muro. El envolvimiento en la bandera del más puro y rancio nacionalismo español no les ha servido para ocultar los recortes en el sistema educativo balear.


Pero ¿Qué es el TIL? En síntesis, es un artefacto antipedagógico que pretende imponer con bastante celeridad (téngase en cuenta que, para este curso 2014-2015, se ha impuesto –o se había impuesto- como mínimo en el primer y segundo cursos del segundo ciclo de Educación Infantil, en toda la Etapa de Primaria, y en el primer y segundo cursos de primer ciclo de la ESO), por encima de los claustros de cada centro educativo, un proyecto lingüístico según el cual las materias deben impartirse un tercio en castellano, otro tercio en catalán y otro en ingles. Hasta esta imposición se había venido funcionando con el llamado “Decreto de mínimos”, en virtud del cual “El Proyecto lingüístico, insertado en el Proyecto educativo, será elaborado por el equipo directivo o por las personas docentes en quienes delegue, que tendrán en cuenta las aportaciones del claustro de profesores y de los otros representantes de la comunidad educativa, y tendrá que ser aprobado por mayoría cualificada del consejo escolar del centro. Hasta llegar a la mitad del cómputo horario, el Proyecto lingüístico especificará qué áreas, además de las que se indican en este Decreto, se impartirán en lengua catalana, propia de las islas Baleares, y cuáles en lengua castellana. Definirá, también, los planteamientos didácticos sobre los cuales se fundamenta la enseñanza de las lenguas y cómo se articula esta enseñanza, y determinará el uso que se hará en el ámbito administrativo y en las comunicaciones.” En definitiva, se trataba de que el alumnado acabara la escolarización obligatoria dominando ambas lenguas oficiales y, progresivamente, fuera avanzando en el conocimiento de una lengua extranjera. Todo ello hecho desde la autonomía de cada centro educativo (la diferencia de situaciones socio- demográficas es brutal) y sin el dirigismo desde arriba que el TIL i, por cierto, la LOMCE, implantan.


Nadie, absolutamente nadie, está en contra del aprendizaje de una lengua extrajera -preferentemente el inglés-, pero es obvio que, en un contexto de tremenda reducción de medios económicos y humanos, es absolutamente imposible, máxime si no se consensúa con quien lo tiene que llevar a la práctica. Salvo que sea a costa, claro esta, de arrinconar la lengua catalana y arrumbar con la calidad de la enseñanza pública ¡Esta es la cuestión!


La oposición a esta imposición es una lucha social que ya dura muchos meses y que combina magistralmente las formas de siempre y las nuevas. En la extensión de la movilización ha sido clave el nacimiento de la Plataformaper una Educació Publica de Qualitat, en la cual participa toda la comunidad educativa, y que inició su labor justo al inicio de los recortes educativos. Más tarde, ha sido determinante el surgimiento de l’Assemblea de Docents que, junto a una ejemplar unidad de acción de los sindicatos CCOO, UGT y STEI, han demostrado una gran capacidad de impulsar y dirigir con criterios de sindicalismo de clase lo que nunca ha sido una pelea corporativista.


Recordemos que, justo al inicio del curso escolar pasado, el TSJIB declaró no ajustada a derecho la Orden de la Consejería de Educación que fijaba el calendario de aplicación del Decreto TIL. Fue un primer triunfo jurídico de los sindicatos que, en la práctica y a la espera de que el Tribunal se pronunciara sobre el Decreto TIL que también había sido impugnado, hacía desaparecer el engendro y permitía que el curso pudiera comenzar con una cierta normalidad, únicamente interrumpida por los efectos y resistencias a los recortes consecuencia del austericidio. Pero el Gobierno Autonómico, en cuestión de hora, aprobó un Decreto Ley –malditos decretos leyes de infausta utilización- por el cual se endurecía el contenido del TIL y que incluía un calendario de aplicación ad hoc. La contestación sindical y ciudadana fue contundente: Una huelga indefinida que duró tres semanas y la mayor movilización ciudadana vivida en Baleares, con 100.000 persona en la manifestación del 29 de septiembre de 2013.


El 23 septiembre de este año se produce el antepenúltimo, hasta hoy, acontecimiento sonado de esta historia: El TSJIB declara por unanimidad la ilegalidad del la norma de aplicación del TIL en el curso escolar 2014-1015. Aesta segunda victoria jurídica de los sindicatos y la comunidad educativa en su conjunto, la administración contesta que formulara los pertinentes recursos y que, por tanto, el TIL ¡Se tiene que seguir aplicando “con toda normalidad” en las aulas! Al día siguiente, el TSJIB emite varios autos judiciales en los que advierte que su sentencia anterior es de inmediata ejecución y que el TIL no es de aplicación. Es el penúltimo acontecimiento.


La semana acaba con una crisis de gobierno. Hay cambio de titular en la Consejería de Educación, pero sigue el empecinamiento del tal Bauzá, en aplicar el TIL, a pesar de que la Universidad de la Islas Baleares, los inspectores de educación, los directores de todo el sistema educativo, los sindicatos, todo el mundo jurídico le advierten, directa o indirectamente, de que puede prevaricar.


Voy acabando con dos breves reflexiones que pienso útiles para el pensamiento del sindicalismo confederal.


1.- Esta lucha sindical ha sido un ejemplo de autorregulación del derecho de huelga en un sector de servicios públicos. Más allá de códigos de autorregulación formales, lo importante es la complicidad y la participación con y en el conflicto. Difícilmente se pueden conseguir derechos sociolaborales que no redunden en una mejora de lo público. En este caso la consigna de “El maestro luchando también está enseñando” ha sido asumida por la inmensa mayoría de la comunidad educativa.


2.- El valor del dialogo frente la imposición. Aunque sean muchas las victorias jurídicas y de movilización que acumulan los enseñantes, no hay arrogancia. Al contrario el llamamiento es para el dialogo, se quiere pactar. Son otros los que quieren imponer.


No tengo idea de cómo acabará este conflicto. Pero estoy seguro de una cosa: Sigue siendo posible una identidad colectiva en torno al conflicto social y en defensa de lo público. Los maestros y maestras de las Islas Balares se han convertido en nuestros héroes de hoy, y la camiseta verde en nuestra bandera y emblema.




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