«La izquierda social» de Maurizio Landini
El climax de la discusión se produjo con las dos primeras intervenciones de Landini: «El modelo más interesante para la situación italiana es el español de Podemos [ … ] Hay que ir más allá de la izquierda clásica porque la histórica distinción ´derecha – izquierda´ corre el peligro de no referirse a las verdaderas condiciones de las personas, a sus necesidades materiales. Pienso que es necesario ir a una izquierda social».
Todos convenimos que Landini está más autorizado que nosotros para saber si el modelo que necesita la izquierda italiana es Podemos y no Syriza. La clave, en todo caso, está en la formulación que se hace de la superación de la «histórica distinción» entre izquierda y derecha tan referida por el joven Pablo Iglesias y sus compañeros. No obstante, alguien puso énfasis en algo que a un servidor le parece de cajón: que la izquierda tradicional –española y europea-- no se refiera «a las verdaderas condiciones de las personas y a sus necesidades materiales», no lleva necesariamente a la conclusión definitiva de la eliminación de la categoría política de la izquierda; más bien, lo que exige es su profunda renovación, su cambio de metabolismo para ser más y mejor izquierda. Y quien así habló afirmó lo que sigue: Podemos todavía no lo ha argumentado su, pues repetir las cosas hasta el agotamiento no equivale a razonarlo con punto de vista fundamentado. Todo indica que estamos ante un constructo de Podemos en clave de catch-all party (partido atrapa-lo-todo), según dejó dicho Otto Kirchheimer hace ya algunas décadas. O sea, se rebaña por todos los sitios.
Más todavía, el mismo Landini concluye: «Pienso que es necesario ir a una izquierda social». Así pues, parece claro que le exijamos al dirigente sindical cómo se entiende, de un lado, la superación de la díada izquierda y derecha, y, de otro lado, que plantee ir a una izquierda social. No parece coherente lo uno con lo otro.
Comoquiera que un servidor daba cabezazos afirmativos a lo que decía el crítico de Landini fui invitado a decir la mía. Me aclaro la voz con un sorbito de orujo, y digo lo que se refiere a continuación: Comparto lo que se ha dicho. Por otro lado, ¿qué quiere decir exactamente izquierda social? Empiezo a estar cansado de esa manía de acuñar frenéticamente categorías políticas que al final nos aturrullan a todos y nos meten en la confusión. Hace tiempo que estamos habituados a denominar izquierda social al conjunto de los movimientos sociales (entre ellos, los sindicatos); si ahora se introduce una nueva terminología en ese sentido –esto es, para la izquierda política-- llegará el desconcierto y no sabremos a qué santo debemos encomendarnos a la hora de hablar. La politología acabará siendo una jerga sólo inteligible para quien emite el mensaje. Por lo demás, el argumento que da nuestro amigo Maurizio para sostener su propuesta de izquierda social --«para derrotar a Renzi»-- me parece exclusivamente politicista e instrumental. Desde luego, muy alejado de lo que machaconamente plantea nuestro Bruno Trentin cuando provocativamente nos pregunta qué es lo primero: ¿la conquista del poder o la reforma de la sociedad? Que tantas veces hemos comentado.
La última parte de la conversación, ya casi anocheciendo –que los valencianos llaman a poqueta nit y los mallorquines s´hora baixa-, dos expresiones bellísimas-- se orientó a por qué Landini prefiere el modelo Podemos al de Syriza. Y dimos por plausibles las intuiciones –así lo dijo, intuiciones— de Tito Ferino: «Me parece, especulaciones aparte, que tiene su lógica. Landini ha constatado el fracaso de los partitini (los partidillos) en Italia. Todos ellos han nacido de desacuerdos y reyertas en los estados mayores y de continuas de escisiones de otros, y de esas escisiones han nacido otras escisiones, y así sucesivamente hasta convertirse aceleradamente en grupúsculos. Es la conocida secuencia de que más vale cabeza de ratón que cola de león. De ahí que Landini haya visto que la génesis de Podemos tiene otro carácter. Que, en fondo y forma –guste o no guste-- es una ´anomalía´ en la biografía de los partidos. Como ha escrito recientemente nuestro Paco Rodríguez de Lecea: Podemos no es el resultado de una turbulencia pasajera; procede de una marea de fondo. Es una expresión, no la única aunque por el momento sí la más afortunada, de un amplio movimiento sociopolítico en trance de autoorganizarse a partir de los principios de la participación y el empoderamiento colectivos de una porción creciente de la población, que se siente humillada, ofendida y abusada.» Tomando respiro, Tito Ferino añadió: «Esa anomalía también se ha hecho visible en la convocatoria y el seguimiento gigantesco de la manifestación madrileña de esta mañana que darán mucho que hablar».
… Acabadas las provisiones, aunque no el debate, entendimos que era el momento de irse cada cual por donde había venido. Y así lo hicimos. Las luces de la villa Palmieri se fueron apagando.

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