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José Luis López Bulla Teruel, capital de la libertad sindical en el 1º de Mayo
José Luis López Bulla


Para un servidor, Terueles la capital del sindicalismo europeo en el Primero de Mayo de este año. Tal vez saquen ustedes una conclusión parecida tras leer mi ejercicio de redacción de ayer: Última hora: atentado contra la democracia en Teruel.  Que la Junta electoral provincial de las próximas elecciones municipales haya decidido prohibir  el lema de la manifestación --«Así no salimos de la crisis»-- es de enorme gravedad. Más todavía, la mencionada Junta ha desautorizado también la concentración de los trabajadores de la empresa Sarga y la de los empleados de Correos, ambas el día 30 de Abril. Decíamos ayer que no sólo se trata de una extralimitación sino de prevaricación indisimulada. Vamos a decirlo yendo por lo derecho: el objeto de la triple prohibición nada tiene que ver con las elecciones municipales. Ni directa, ni indirectamente. Son procesos separados en sus intenciones y en el tiempo en que se producen.

 

La Junta electoral de Teruel ha actuado siguiendo unos criterios ideológicos que no sólo no vienen al caso sino que, además y sobre todo, no entran en sus prerrogativas y funciones. Y no hay más que hablar. Ahora bien, sigamos desmenuzando el caso porque en esa decisión hay gato escondido.

 

«Así no salimos de la crisis» es una opinión ciertamente subjetiva, aunque compartida por un amplísimo  sector de la ciudadanía, por la mayoría de las fuerzas políticas españolas y por lo más informado del mundo académico, incluidos premios Nobel de Economía. Por supuesto, por las organizaciones sindicales y sus amistades sociales que convocan este Primero de Mayo. Es, todo sea dicho, la constatación empírica de los continuos resultados de un tipo de política que testarudamente se empeña en mantener el Partido Popular y sus franquicias.

 

Expresar que «así no se sale de la crisis» es tan legítimo como manifestar su contrario; tan democráticos son lo uno y lo otro. Así pues, ninguna de las dos son motivo de censura jurídica, ni prohibición por parte de las instituciones del Estado. Si alguna institución –en este caso, la Junta electoral de Teruel--  se convierte en una prótesis ancilar del Partido Popular cae ipso facto en la más descarada ilegalidad. Peor aún, en un instrumento tábido contra la democracia. Así las cosas, ¿qué tipo de confianza supone la imparcialidad de estos junteros a la hora de resolver un contencioso que implique legalmente su intervención? Esta gente es capaz de impedir que se vote con la sonrisa en los labios por entender que es una actitud sospechosa contra la derecha.  

 

Se me hace cuesta arriba imaginar los motivos que han llevado a los junteros a dictar tan esperpéntica resolución. ¿Están en sus cabales o el diktat  fue emitido tras una excesiva ingesta de orujo? Ni lo uno ni lo otro les exculpa. Lo único que sabemos, de momento, es que esta Junta «guisa sobras de otros», según la expresión de un personaje del Fausto goethiano al que aludíamos también ayer.

 

Sea como fuere el Primero de Mayo turolense –con la solidaridad que necesariamente debe recibir de los cuatro puntos cardinales— pondrá en todo lo alto el buen nombre de la democracia y de las libertades que son indivisibles.   

 

Delenda est Carthago.

 

 


 

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