¿Qué deja el turismo en nuestros municipios?
En cierta ocasión le pregunté a un alcalde de una ciudad costera si disponía de informes sobre qué dejaban, económicamente hablando, a la ciudad los turistas. Y más concretamente le pedí información acerca de qué beneficios, también en el plano financiero, podíamos hablar una vez hecho el balance de ingresos y gastos. Su fulminante respuesta me dejó atónito: «No quiero ni saberlo». Le insistí –era una conversación amistosa en la calle-- y cambió de tercio con ese desparpajo que tiene el metalenguaje político, incluido el de los alcaldes de olla. Visto lo cual nos pusimos a hablar de la belleza del ablativo absoluto. No era cosa de menos.
El alcalde no disponía de datos, ni quería tenerlos. Seguramente porque en caso de hacer arqueo de caja, los números no serían tan favorables para la economía local y municipal. ¿Hasta dónde se puede generalizar esta voluntaria ignorancia? En todo caso, lo cierto es que no hay balanzasmunicipales que aclaren la cuestión. Y esa ausencia se cubre puntualmente con una serie de datos, poco fiables, sobre lo que ha dejado, económicamente hablando, en tal o cual ciudad un determinado acontecimiento. Nos dice, es un poner, que tal evento ha dejado no se cuántos millones de euros en cuatro, cinco o seis días. ¿Por qué me lo tengo que tragar si no lo concreta nadie? La economía, digámoslo claro, no es cosa de echar las cuentas a ojo de buen cubero, ni echar números con la cuenta de la vieja.
Esa amogollonamiento turístico, ¿qué le ha representado a los touroperadores por el todo pagado en la hostelería? Así pues, ¿qué gastan los turistas exactamente en el lugar de la vacación o en el del evento de marras? ¿No será que estamos disfrazando la gallina del turismo como si fuera un pavo real?
Entiéndase como corresponde: lo único que estamos planteando es que se den datos, transformar esa ignorancia voluntaria en arqueos de caja, especialmente en los municipios.

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