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José Luis López Bulla ¿Por qué Artur Mas ha visitado a Jordi Pujol varias veces?
José Luis López Bulla



Sorprende los pocos comentarios que han concitado las reiteradas visitas de Artur Mas a Jordi Pujol desde que el viejo Patriarca se despeñó al Hades. Sabemos lo que sabemos: que días antes de comparecer Mas ante la Diputació Permanent del Parlament de Catalunya, tras las últimas elecciones autonómicas, ambos personajes se vieron en casa de una tercera persona. Interpelado Mas por esto respondió: «Sí, y en otras cuántas ocasiones. Y qué.» Dejemos aparte si hay altivez o no en ese y qué para no caer en la pejiguería.


También vamos a dejar a parte, por inconsistente, que Mas se aplicara el cuento de las bienaventuranzas yendo a visitar a un afligido, aunque no en la casa de éste sino en la de un amigo común. Lo que sería una obra de caridad por intermediación, de la que no se habla, que yo sepa, en catecismo alguno.


¿De qué hablaron estos dos personajes? Podemos descartar mil y una cosas. Y aproximándonos a una explicación plausible hacer la siguiente consideración: la situación catalana y sus repercusiones en toda la política española –la trascendencia de lo que está ocurriendo--  indicaría que hablaron, durante todas las visitas, de política. De política con o sin mayúscula. Ahora bien, aplicando la conocida técnica que nos propuso  Ockham con su famosa navaja diremos: «En igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta». Por lo que hablaron de política porque los políticos no saben hablar de otra cosa. Esta es la explicación más sencilla y la que cuadra mejor con las enseñanzas del famoso franciscano medieval.


Así pues, Mas y Pujol debieron hablar de las cosas que están sucediendo. De política. Lo que indicaría que los puentes políticos de Pujol con Mas no se han roto. Es más, sugeriría que el viejo Patriarca también está implicado, desde bambalinas, en el procés. Ciertamente, no le negaremos ese derecho. Y haciendo de tripas corazón, ni siquiera interpretaremos ese visiteo –y ese y qué de Mas--  en clave moral, sino como acto político químicamente puro. Tampoco acudiremos a la estética (ni a su relación con la ética, que reclamaba el maestro José María Valverde--  porque nos interesa el hecho político en sí.


Comoquiera que son públicamente conocidos los   retortijones del sector moderado de Convergència  por los chicoleos que hay con la CUP –expresados públicamente, entre otros, por el Conseller Felip Puig, hoy de Trabajo y Empresa, ayer de la Porra--  es del todo plausible que Artur Mas en su última visita pidiera la mediación del irascible anciano para que los moderados del partido no jodieran la marrana.  Algo así como: Pujol mete en cintura a los ´capitalistas´ del partido que hacen ascos al acuerdo con los anticapitalistas de la CUP; estos serán lo que sea pero son nuestrosanticapitalistas. Ten en cuenta que esa gente con su poesía puede sacarle a usted y a su familia de los apuros en los que se encuentra. Y, de paso, a un servidor;  mañana, Dios dirá; o eso, Jordi, o la cangrí para medio partido.  



Naturalmente, nada sabemos de la respuesta del viejo patriarca que –a pesar de García Márquez--  sí tiene quien le escriba. Una pregunta, ¿qué habrá pensado el caballero de la advertencia –a propósito de aquel Milán de 1947— que le dio, teléfono mediante, Palmiro Togliattia Giancarlo Pajetta.  Hela aquí: Enric Juliana. http://www.lavanguardia.com/politica/20151028/54438429824/huida-adelante-enric-juliana.html

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