Pablo Iglesias, la gran rectificación
¿En qué se parece Pablo Iglesias el Joven al mítico Garrincha, extremo derecha y al no menos legendario Paco Gento, extremo izquierda? Se asemeja al primero en la sofisticación de su regate y se parece al segundo por la velocidad de su recorrido. Más todavía, los dos extremos eran brillantemente capaces de imprimir un cambio de juego en menos que canta un gallo. Intentaré justificar tan sorprendente comparación. Esta viene a cuento tras mi sosegada lectura –los jubilados tenemos tiempo para leer sin prisas ni atolondramientos-- de todo lo que nos parezca de interés. Y, en concreto, el artículo con titular berlingueriano tout court Un nuevo compromiso histórico, de Iglesias (1). Un ruego: no se pierdan su lectura y estudio donde el primer dirigente de Podemos hace mismamente una rectificación en toda la regla.
Esta rectificación se caracteriza por: 1) la Transición y la Constitución no son ya las responsable de las plagas de Egipto, 2) crisis económica y corrupción aparecen desvinculadas de la Transición y de la Carta Magna, y 3) la irrupción de los movimientos sociales, que son la expresión de Podemos, es comparada a la emergencia, en su día, de la propia Constitución. Así pues, la Constitución aparece en diversas ocasiones como una «cita de autoridades». Ni Garrincha, con ser Garrincha, ni Paco Gento, con ser Paco Gento, driblaron tan espectacularmente. Es cierto, Iglesias venía indiciando, con mucha prudencia y parsimonia, algunas de estas cuestiones. Ahora aparecen de manera contundente: toda una svolta, diríamos en homenaje al gran EnricoBerlinguer.
Quede claro: esto es un elogio, después de tanta crítica que en este mismo blog se le ha propinado, al primer dirigente de Podemos. Que dicho artículo haya provocado algunos aspavientos entre sus parciales, ya es harina de otro costal. Pero así son las cosas; no las que nos han contado sino las que hemos leído detenidamente.
Tres botones de muestra expresan este giro de manera elocuente.
Pimero. «La degradación de los servicios públicos y de los derechos sociales junto a la corrupción permitieron que se rompiera el gran acuerdo (sic) de la Transición que aseguraba la igualdad de oportunidades y una mínima prosperidad para las mayorías sociales».
Segundo. «El llamamiento del día 6, al expresar la idea de fraternidad en términos políticos y electorales, es por ello histórico Habrá que remontarse a la Transición para encontrar un momento de encuentro semejante». Precisamente algunos nos hemos quedado afónicos predicando, desde hace mucho tiempo, eso mismo.
Ni siquiera en la famosamente célebre ópera Cavalleria rusticana (de Pietro Mascagni) hay un ajuste de cuentas de esta envergadura. Entiéndase: un ajuste de cuentas de Iglesias consigo mismo y con la biografía de Podemos. El caballeroIglesias ha hecho, pues, un acto de extrema caballerosidad.
Ahora empezarán las cavilaciones. ¿Este nuevo Pablo Iglesias el Joven se ha caído del caballo como el viejo Saulo de Tarso? ¿Está buscando una determinada ´respetabilidad´ en determinados caladeros electorales? ¿Se trata de una inversión a corto y largo plazo? Respondo: ¿a mí que más me da? Francamente, hubo quien tardó más tiempo en reconocer los valores democráticos y la democracia después de haber echado mil pestes contra ella. Por ejemplo, ¿dijeron lo mismo Trilla, Adame y Bullejos que Pepe Díaz sobre la democracia? Pues, no.
Sea como fuere no se puede minusvalorar el giro de Pablo Iglesias, ni despachar el asunto como irrelevante, ni siquiera –a mi entender-- como un espasmo electoralista. Lo que no quita, en efecto, que con este nuevo impacto rebañe votos en los marjales tradicionales de Izquierda Unida y en el PSOE dada, por así decirlo, la respetabilidad sobrevenida.
¿Qué echamos de menos en el mencionado artículo? Algunas cosas. En primer lugar nada se nos ha dicho del por qué de tan gran giro, esto es, qué razones han llevado al primer dirigente de Podemos a variar tan sensiblemente su posición tradicional. Y en segundo lugar nos falta lo siguiente: ¿a qué se refiere con el «nuevo compromiso histórico»? Más todavía, ¿hacia dónde se encamina dicho compromiso, qué fuerzas desea que le acompañen? Se trata de importantes interrogantes que, tal vez algún día, nos sean desvelados por un más sosegado Pablo Iglesias. Le sugerimos, por ejemplo, que no tarde en reconocer el importante papel de los sindicatos. Parece que le cuesta fatiga.

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