En febrero del año 2010, el escritor brasileño Paulo Coelho rechazó que Tony Blair fuera nombrado asesor de los JJ.OO. de Río de Janeiro 2016, calificándolo de criminal y añadiendo que quienes debían apoyar los Juegos debían ser deportistas y no asesinos. Para Coelho, Blair era un “criminal de guerra”, que además en aquellas fechas acababa de testificar ante una comisión internacional sobre la Guerra de Irak, sin mostrar ningún tipo de arrepentimiento por haber impulsado la invasión del país árabe con el pretexto de unas inexistentes armas de destrucción masiva y sin suficiente autorización por parte de Naciones Unidas.
No iba Paulo Coelho nada equivocado en su indignación al pedir que el ex-lider laborista, en lugar de disfrutar del contrato para los JJ.OO., compareciera y fuera juzgado en el Tribunal Penal Internacional de La Haya, pero nada de eso sucedió (tampoco a Bush, tampoco a Aznar ni a Durao Barroso) y Blair sigue su carrera de acumulación de grandes sueldos, oscuros cargos y poca vergüenza. Ayer se dio la noticia de que ha sido contratado como asesor económico del presidente de Kazajstán, Nursultan Nazarbayev, con un sueldo base de unos ocho millones de libras, que son algo más de 9 millones de euros. Todavía no se sabe bien qué va a hacer exactamente Blair en Kazajstán (un país muy apetitoso por sus reservas de gas y petróleo) pero no parece que vaya a ocuparse de las relaciones públicas, donde poco podría hacer y en nada puede mejorar la nula credibilidad democrática del gobierno de Narzarbayev, un ejemplo de “permanencia sin desgaste” porque a pesar de estar gobernando desde 1990, en las elecciones de este mismo año ha sido reelegido con un 95% de los votos… Tanta unanimidad sólo se consigue cuando se avanza, aceleradamente, por la senda del despotismo y el miedo, por más que se quiera ensalzar el carisma de Nazarbayev, nombrado “líder de la nación” por el Parlamento. Y el líder Narzarbayev, a su vez, ha nombrado a Blair asesor del líder… ¡Vaya carrera hacia el lado oscuro de la fuerza la del líder laborista británico!
Los activistas de los derechos humanos acusan a Nazarbayev de violar los derechos fundamentales y perseguir a sus opositores, además de practicar el nepotismo en el noveno país más grande del mundo.