Pleno del Senado, 22 de mayo 2012.
Senyor President.
Señor ministro.
Usted, señor de Guindos, afirmaba en el Congreso, en febrero: “con esta reforma se trata de despejar las dudas que existen sobre las valoraciones de los activos inmobiliarios del sector financiero, para que de una vez por todas vuelva la confianza en nuestro sistema financiero”.
¿Qué entendía usted cuando decía “de una vez por todas”?
Porque mire, pasado poco más de 3 meses de su reforma
- Han intervenido Bankia.
- La prima de riesgo ha superado los 500 puntos.
- La bolsa sigue en caída libre.
- El paro aumenta.
- Y seguimos en recesión.
Y es tal el nivel de confianza recuperado, que nos han impuesto auditores externos para certificar cual es la real situación del sector financiero, para mayor descrédito de los bancos, del Banco de España, del gobierno del PP y de España.
Y queda claro que su reforma no ha servido para nada.
¿En qué se han vuelto a equivocar? ¿Cuál va a ser la nueva improvisación, señor ministro?
Señor ministro, ¿cómo puede plantearse un tratamiento para nuestros bancos, si aun no dispone de un diagnóstico certero? Si aun no sabemos las cifras reales de la valoración de los activos inmobiliarios.
Ni la cifra de los activos tóxicos o problemáticos.
Sin estos datos, no podemos saber cuánto dinero hará falta para recapitalizar al sistema financiero.
Tampoco podemos saber si los bancos podrán aprovisionar sus activos a cargo de sus resultados y si podrán garantizar que fluyan los créditos a familias y empresas.
Ni tampoco podemos saber si España dispone de los recursos necesarios para conseguirlo o si deberemos solicitar algún tipo de ayuda a la Unión Europea.
Cómo va reformar el sistema financiero, con la crisis de credibilidad que sufre el Banco de España.
Qué reforma va a hacer, sin tener claro cómo avanzar en la construcción de un mercado financiero único europeo.
El objetivo último de toda reforma es poner el sistema financiero al servicio de la economía real. Necesitamos un plan creíble que permita recapitalizar la banca más allá de toda duda, no solo garantizar su liquidez. Debemos esclarecer, ya, el valor real de los activos inmobiliarios.
Realizar un saneamiento que se haga contra resultados y no contra reservas.
Sacar los activos tóxicos del sistema e integrarlos en un banco malo aparte. Su precio de transferencia debe ser el real. Un proceso donde solo se garanticen los depósitos. Los bonistas deben hacerse cargo de sus responsabilidades.
Recuperar la credibilidad del Banco de España. No hay reforma posible sin recuperar la confianza.
Esta, su principal bandera, es uno de sus principales fracasos. Acabar con tanto engaño y tanta trampa; la última los déficits falsos de Madrid, comunidad Valenciana y Castilla y León.
Pero sobre todo, hay que dar una explicación a los ciudadanos que ven cómo no hay dinero para la sanidad y la educación y sí para rescatar bancos.
Deben exigirse responsabilidades por lo acontecido en bancos y cajas. A sus gestores y a los políticos que lo permitieron.Deben limitarse las retribuciones escandalosas de los banqueros.
Es el momento de avanzar en la recuperación de una banca pública.
Pero dudo que ustedes hagan nada de todo esto, porque están al servicio de los grandes bancos y por ello ya son parte del problema de nuestra economía en crisis. Crisis en parte provocada por el estrangulamiento financiero.
Señor ministro, el problema no está en los derechos de los trabajadores ni en el estado del bienestar, está fundamentalmente en la banca, rapaz, codiciosa y mal gestionada. Refórmenla y pónganla al servicio del interés general y no al de unos pocos.