Un slogan político, que intentaba amedrentar a los votantes italianos para no votar PCI hace medio siglo (por otro lado, amenazados de excomunión si lo hacían), rezaba: “Dios te mira en la cabina de votación, Stalin NO”. La actualización de nuestros días puede ser que quien no pierde ojo a lo que sucede en las urnas es Angela Merkel, Barroso, Mario Draghi, Van Rompuy y todos los insignes representantes de las troikas e incluso, a lo lejos, Barak Obama.
En Italia, después de los resultados de las urnas, se sigue hablando de ingobernabilidad. Y es que el resultado parece obligar a los elegidos a pactos imposibles. Pero en esta Unión Europea tan imbricada para ciertos temas, y tan desmadejada para otros, la ingobernabilidad se extiende a España (a pesar de que la nefanda mayoría abolsuta del PP está a las antípodas, se supone, de los resultados italianos). De hecho la prima de riesgo (en relación a la de Alemania) ha subido esta mañana para España hasta los 381 puntos y para Italia hasta los 332. ¿Por qué? Porque, básicamente y como explicaba en el post anterior, con estabilidad o sin ella, los especuladores financieros aprovechan cualquier oportunidad para incrementar sus beneficios. Como sabe todo el mundo, “la banca siempre gana”. Y como decía Sergio Cararo, no es bueno distinguir entre especuladores financieros “buenos” o “malos”: todos los bandos de especuladores se alimentan de la carne y la sangre de las personas. Eso sí, muy legítimamente, como se apresuraría a añadir el “vallet de chambre” elevado a director de La Razón, Paco Marhuenda.
No sé cómo resolverán el problema en Italia, pero me da muchas náuseas que una ciudadanía que se suponía bastante más culta políticamente, y con mayor tradición democrática, haya estado a punto de dar de nuevo mayoría al corrupto vendedor de crecepelo, aceptando la disolución neuroral que provoca el oligopolio berlusconiano de medios mmammaciccio (que también padecemos en nuestro tdtparty). Y el tercero lugar se lo lleve la mezcla buffa y upydista de quienes se obstina en algún momento en no distinguir entre derechas ni izquierdas para abrir espacio político a un parafascismo que debería preocuparnos mucho más. Contradictoriamente -o no- pide hoy el Quirinale para Dario FO mientras desde su Movimento 5 Stelle se han lanzado a la arena las ideas (siempre malas) de la xenofobia y la no política. Ahora dice que en el breve plazo que da al nuevo Gobierno examinarán cada ley, pero en campaña ha abaratado su mensaje al burlarse de todos los políticos cuando algunos -muchos, seguramente, tanto en Italia como en España- no merecen sarcasmos, sino cárcel.
El sinsentido de estas elecciones después del “interregno” de Monti, lo retrataron en claroscuro tremendista tanto el Financial Times como Der Spiegel. En resumen, invitaban a sus lectores a elegir entre “un payaso, un multimillonario condenado en primera instancia por evasión de impuestos, un burócrata de izquierdas que no entiende nada de economía y un profesor de economía conservadora que no entiende nada de política” y que ha sido claramente descualificado para dirigir la Italia de la crisis. El resultado de la elección presentada de este tenor ha sido esta “ingobernabilidad” que tanto preocupa a la troika, con la abstención creciendo.
La socialdemcoracia europea, sin embargo, cree que se le abre un camino con los resultados de Basani. Después de las elecciones francesas y la victoria de Hollande en mayo, eesperan con algho más de alivio las próximas elecciones federales de septiembre en Alemania. Escribe con un optimismo difícil de compartir Paolo Sordini: “Un plazo de dieciséis meses en la Unión Europea y en la comunidad de los países del euro ya ha cambiado mucho y podría cambiarlo todo: la política, la perspectiva económica, el estado de ánimo de la gente, sus miedos y sus esperanzas. Usted decide cómo los gobiernos y las instituciones de Bruselas se enfrentará a la crisis que se está comiendo el bienestar y la confianza de los europeos: si la disciplina fiscal debe extenderse hasta el extremo, como hemos hecho hasta ahora y como prescribe la aplicación estricta del pacto fiscal o usted puede ir y encontrar el límite y los recursos para cambiar de camino, poniendo ante todo la creación de puestos de trabajo y centrándose en la inversión posible incluso en esta época de vacas flacas.” Porque durante la campaña se ha hablado “de economía, aunque principalmente de impuestos, empleo insuficiente y redistribución de recursos. Se ha discutido, por desgracia, de una manera muy influida por el peor populismo de Berlusconi (…) y de Grillo, cuya capacidad disgregadora no se ha sabido ver hasta qué punto podía ser perjudicial… Pero en juego estaba la alternativa entre dos estrategias para combatir la crisis fundamentalmente diferentes.”
Puede ser que Sordini tenga razón, y que poco a poco se diluya este espectro político que ha tratado de mantenernos dentro del pensamiento económico único que ha dominado las clases dominantes durante tres años, y ha afectado (distorsionado) también la actuación de los que se reclamarían del progresismo. Pero valdría la pena recordar que la “tercera vía” contribuyó a su letal hegemonía al convertir su rendición en peana de un pensamiento neoliberal caníbal. El próximo acto de la tragedia tendrá lugar en Alemania, y la dureza de laacción dependerá también de hasta qué punto la austeridad de Angela Merkel ha conseguido socavar sus bases. Si eso se confirmara, la socialdemocracia tendría otra oportunidad en Europa, y quienes hablan sólo de “reiniciar” el sistema podrían perfectamente sumarse a lo que mucho me temo sea otra versión más de un engaño secular. O quizás esta vez no tanto. O quizás, esta vez, con menos dolor para las personas más débiles. Porque quizás, sólo quizás, podrían empezar a verse algunas políticas que empezaran a desmontar esto de que la derecha y la izquierda no existen (con una clara reivindicación, restauración y defensa de los servicios públicos, y de manera destacada la enseñanza, la sanidad y la atención a los más débiles), las políticas de creación de empleo digno (no trabajo basura) fueran, de verdad, prioritarias, y la UE, con nuevas mayorías, diera algún tímido paso para alejarse del desastre social y económico…. Aunque, durante mucho tiempo, la amenaza de la barbarie más temible seguirá asolando Europa.