Claro que puede haber algo peor que negar el salario mínimo a los trabajadores agrícolas: dispararles a quemarropa cuando piden sus sueldos atrasados de seis meses, y detenerles si sólo han quedado heridos de levedad o han sido testigos del intento de homicidio (aunque argumenta la policía que el arresto se debe a que ahora han descubierto que carecen de permiso de residencia). Ha sucedido en Grecia, cuando uno de los supervisores de la compañía ha disparado contra los trabajadores, hiriendo a 28. La respuesta de la red ha sido inmediata y se ha iniciado una campaña para no comprar las fresas producidas de la explotación Manolada, teñidas de sangre. Pero, aunque extrema, esta violencia no es un hecho aislado. La sobreexplotación a los trabajadores, inmigrantes o no, se agudiza con la excusa de la crisis y se suma al maltrato o incluso la tortura: en la misma zona del Peloponeso, un bracero egipcio fue golpeado y arrastrado cientos de metros atado a un coche. La culpa: ir a la huelga y reclamar que se les paguen los salarios de hambre que se les adeudan mientras malviven en condiciones de trabajo propias de la esclavitud: jornadas de trabajo agotadoras, sin derechos, sin nigún tipo de seguro.
Ante la presión de sindicatos, organizaciones de izquierda y antiracistas, la policía ya ha detenido al propietario de la empresa que se declara “ajeno a los hechos”. Sin embargo, es famoso en toda la región por la crueldad con que trata a sus trabajadores. Este mismo empresario ya había advertido a los huelguistas que es inútil seguir exigiendo el pago de los salarios atrasados y que es mejor que se busquen otro trabajo. Y eso sucede, impunemente, en la cuna de la civilizada Europa donde la desnutrición, especialmente entre los niños, se propaga como si el país acabara de salir de una guerra terrible (contra la ciuddanía).
Ya han dejado de ser noticia los desmayos de los niños en las escuelas de Grecia: nos estamos acostumbrando a la agonía del hambre. Cada vez más familias tienen dificultades para sobrevivir en el día a día. Se estima que el 10% de los niños de primaria y secundaria pasaron hambre en Grecia el año pasado, y el país se encuentra ahora en el nivel de algunos países africanos. Las escuelas ya no dan almuerzo, y son cada vez más los alumnos que no pueden traerlo de casa ni comprarlo. Alexandra Perri, maestra de Acharnae, afirma que 60 de sus 280 estudiantes sufren desnutrición. Y lo confirma UNICEF para el 2012 en un informe sobre familias griegas con hijos: más del 26% tienen una dieta insuficiente. El fenómeno es muy evidente entre las familias inmigrantes, pero se extende rápidamente a las familias griegas de zonas urbanas.
“Las consecuencias del plan de austeridad con el que se pretende combatir la crisis son mucho peor de lo que imaginábamos”, concluyen un equipo de investigadores de la Universidad Aristóteles de Salónica y de la Universidad de Nuevo México. Se han centrado en las condiciones económicas y sociales, el uso de la sanidad y rl estado de la salud de los ciudadanos. De su investigación se desprende que los principales indicadores de salud pública se desplomaron con la introducción de las políticas de austeridad que redujeron de forma drástica los servicios públicos, con las peores consecuencias. Concretamente, entre 2007 y 2009, las tasas de mortalidad por suicidio y homicidio en hombres crecieron respectivamente en un 22,7% y un 27,6%. Y a pesar del efecto adverso de las políticas de “austeridad” se siguen imponiendo más recortes de Grecia: la financiación del Ministerio de Salud se redujo en un 23,7% entre 2009 y 2011, y sin embargo son cada vez más las personas enfermas que no pueden recurrir a la sanidad privada. Dicen los investigadores: “Esperábamos que las políticas de austeridad afectaran negativamente los servicios sanitarios y la salud de las personas, pero los resultados han sido mucho peor de lo que imaginábamos”.
Sólo faltaba ahora que, al socaire del fascismo de Amanecer Dorado, las alimañas de la sociedad se creyeran con derecho a tirotear a quienes exigen sus salarios. Ha llegado la barbarie a la cuna de Europa.
Visto en Contropiano. Y sobre el tema, ver también Dempeus.