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Àngels Martínez i Castells. ¿Por qué mueren los niños? Pobreza y desigualdad disparan las tasas de mortalidad infantil en el Reino Unido
Àngels Martínez i Castells.

imageEn la edición The Guardian del 3 de mayo se insistía en la noticia de que el Reino Unido tiene una de las tasas de mortalidad más altas de Europa occidental entre los niños menores de cinco años. Los datos están extraídos de un estudio internacional cuyos autores expresan su sorpresa por las malas cifras para un país que sigue blasonando de “asistencia sanitaria universal y gratuita”. Sin embargo, a tenor de los resultados, parece obvio que sus políticos deberían preguntarse por los efectos de la introducción de criterios mercantilistas con la progresiva desaparición de pediatras y obstetras, la privatización de la gestión sanitaria e introducción en el NHS de objetivos nocivos a todas luces como los de competitividad o el partenariado privado-público sobre (y contra) los seres más indefensos, los niños y niñas, que sufren y mueren por los desvaríos neoliberales en la sanidad.

No son palabras: los hechos son demasiado lamentables. El Reino Unido tiene la segunda peor tasa de mortalidad infantil en Europa occidental después de Malta, con siete muertes por cada 1.000 nacimientos según el Institute for Health Metrics and Evaluation de Seattle. La ratio del Reino Unido del 4,9 duplica casi la de Islandia, el país europeo con el menor número de muertes, 2,4, por cada 1.000 nacimientos. Las tasas de mortalidad infantil son peores en los Estados Unidos, un país de enormes desigualdades, con 6,7 muertes por cada 1.000 nacimientos. En Europa, las mejores ratios las encontramos también en Suecia (2,7) y Finlandia y Noruega (3,0). España tiene ahora la misma tasa que Alemania (3,6) por encima de la que ostentaba en el siguiente gráfico obtenido para el periodo 2005-2009, y la actual de Portugal (3,5).

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El gráfico anterior lo he tomado de un muy recomendable artículo de Principia Marsupia, pero las cifras que comenta The Guardian se han publicado en la revista médica The Lancet, cuyo director, el Dr. Richard Horton, aconsejó a los políticos que se tomaran más en serio la salud infantil. Y añadió que a pesar de que las razones probablemente sean complejas, no hay que olvidar la mala organización de los servicios de salud infantil en el Reino Unido, donde las tasas de mortalidad de niños menores de cinco años son altas en casi todas las etapas -en los primeros seis días de vida, entre un mes y un año de edad y entre un año y cuatro años de edad. Por ello, Horton añadió: “Hasta que nuestros políticos entiendan que las condiciones de salud de los niños -la salud de la próxima generación de ciudadanos británicos- son graves, los recién nacidos y los niños y niñas seguirán sufriendo y muriendo innecesariamente”.

Más allá de las estadísticas (en este caso nada frías) otra parte de la explicación de la alta tasa de mortalidad infantil nos la da Sarah Boseley, que dirige la sección de sanidad de The Gardian, al relacionar la muerte de los bebés, niños y adolescentes con las desigualdades y la pobreza. Boseley escribe: “La muerte de un niño es siempre una tragedia. Las muertes evitables de miles de niños menores de cinco años, cada año de edad en el Reino Unido es un escándalo, en opinión del Real Colegio de Pediatría y Salud Infantil (RCPCH) y la Oficina Nacional de la Infancia, que afirman que las culpables son las crecientes desigualdades de la sociedad británica que dejan a muchas familias en la pobreza y la privación.

Los datos del Informe “¿Por qué mueren los niños?” se desglosan por etapas de vida. El Reino Unido presenta malas ratios especialmente en los primeros seis días de vida, de un mes a un año y -lo peor de todo- de uno a cuatro años. Las razones son un poco diferentes, pero hay un factor de vínculo excepcional: las muertes aumentan con la privación socioeconómica.

En 2012, murieron 3.000 niñas y niños menores de un año. Esos bebés suelen ser prematuros y de bajo peso al nacer, sus madres pueden ser muy jóvenes, fumadoras o no pueden alimentarse bien. El informe del RCPCH muestra su preocupación por el creciente número de personas que acceden a los bancos de alimentos. Una vez pasado su primer cumpleaños, las principales causas de muerte son diferentes. Toman relieve los accidentes y las lesiones: los niños se ahogan en estanques o son atropellados por coches y camiones. Pero, de nuevo, son los niños de las comunidades más pobres que los más propensos a morir. Sus calles no son tan seguras, tal vez sus familias no pueden vigilarles bien, y no hay ningún lugar seguro para jugar.

En este grupo de mayor edad, de acuerdo con el Dr. Richard Horton, editor de The Lancet, aparece otra cuestión importante. A pesar de que enfermedades como el cáncer son raras en niños, cuando aparecen pueden ser fatales y pueden ser difíciles de diagnosticar en primaria. En nuestro afán de defender el NHS en los últimos años, dice, hemos omitido poner a los niños en el centro de nuestras preocupaciones. “¿No deberíamos estar pensando en un modelo de atención en el que los pediatras acompañaran el trabajo de los médicos de atención primaria?”. Y la misma lección se debe aprender en otras áreas ya que la reorganización sanitaria es, obviamente, un largo camino por recorrer, pero el enfoque en las comunidades más pobres es urgente, por todo lo que sabemos acerca de la salud y las muertes infantiles.

Sir Michael Marmot, que participó en el informe del RCPCH, denuncia desde hace años las desigualdades sociales que subyacen a la mala salud. Marmot es un médico británico que se ha convertido en un gurú mundialmente conocido sobre este tema. Pero mientras él difunde su mensaje por todo el mundo, algo grave sucede con los niños y niñas de su propio país.


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