Con la sugerencia de que cada vez que lean la palabra “negro” amplíen el concepto a los “sin techo” en Madrid (bajo la amenaza de que Esperanza Aguirre llegue al Ayuntamiento), a niños con hambre y padres morosos (en la barberana ciudad de Valencia), a enfermos “sin papeles”, personas discapacitadas en espera de servicios y ayuda, mujeres víctimas de la violencia de género con miedo a denunciar, a mayores a los que les han robado sus ahorros, a jóvenes obligados a emigrar, a trabajadores condenados a vivir en la miseria y a ciudadanas con enfermedades desatendidas por la sanidad pública (todos ellos, en número creciente, bajo el ominoso gobierno de Rajoy que ya está saliendo, dice, de la crisis…)
Tras oir la noticia de que el FBI no enjuiciará a Darren Wilson, el policía que asesinó al quinceañero negro Mike Brown, de Férguson, Missouri, nos preguntamos; ¿cuántos están sorprendidos por esa noticia?
¿Fueron violados sus derechos civiles?
Aparentemente no – excepto, naturalmente, fue violado su derecho a la vida.
Pero para muchísimos jóvenes negros, ese derecho no es importante.
¿Un juicio por violación de los Derechos Civiles? No. Hoy por hoy, no.
No. Jamás.
Lo único que nos habría sorprendido es si hubiera habido juicio.
Pero no tenemos que preocuparnos por éso.
Sybrina Fulton, la dolorida madre de Trayvon Martin, recientemente escribió una carta a Leslie, la dolorida madre de Mike Brown. La señora Fulton escribió:
“Complicando más esta tragedia es el hecho que el asesino de su hijo está vivo, es bién conocido y anda libre… Su mundo se hará cada vez más pequeño porque la confianza que antes Usted tenía en “el sistema” y sus agentes, si la tenía, ha cambiado para siempre. Pero con esos cambios vienen nuevos retos y oportunidades. Usted va a tener mucho apoyo que vendrá de todos los rincones del mundo. Si los poderes se niegan a oírnos, nosotros vamos a hacer que nos escuchen… Ya no vamos a ser ignorados.”
De madre a madre.
De hijo a hijo.
De injusticia a injusticia.
¿“La Vida de los Negros es Importante”?
No. Todavía no. La vida de los negros todavía no vale nada.
Fuente:Prison Radio y Investig’Action Traduccion del inglés por Refugio del Rio Grande
Si quieren oír el texto original, en inglés:
http://www.prisonradio.org/sites/default/files/audio/uploads/MikeWho1-22-12015.mp3?download=1
Sobre la historia de Mumia
En 1982, Mumia Abu-Jamal, un reconocido periodista y ex-Pantera Negra que criticaba abiertamente la violencia y el racismo del departamento de policía de Filadelfia, fue condenado por el asesinato de un agente de policía blanco, Daniel Faulkner. Lo cierto es que no hay prueba alguna de que la pistola de Mumia (legalmente registrada) fuera disparada esa noche, y mucho menos por Mumia, quien había recibido a su vez un disparo en el pecho por parte del agente de policía y se encontraba tendido en el suelo. Dos meses después de los hechos, la policía “recordó” que Mumia había confesado en el hospital su culpabilidad. Al menos cinco testigos explicaron a la policía que otro hombre había abandonado la escena corriendo después del tiroteo. Sin embargo fue juzgado y condenado a muerte por el Juez Albert Sabo, “el juez de la horca”, conocido por haber condenado a muerte a más afroamericanos que ningún otro juez de los Estados Unidos. Los criterios racistas para la elección de miembros del jurado, habían sido establecidos por el propio Ronald Castille, entonces Fiscal del Distrito. Durante los últimos 16 años, Mumia Abu-Jamal, conocido como “la voz de los sin voz”, ha permanecido como preso político en la galería de la muerte de Pensilvania.
Durante el proceso posterior al juicio condenatorio, la inocencia de Mumia Abu-Jamal ha sido más y más evidente. Testigos clave como Veronica Jones y Robert Chobert han declarado que fueron presionados por la policía para testificar en falso en el primer juicio. Sharon Smith, William Singeltary y William Harnon han testificado por primera vez sobre lo que vieron aquella noche. Anthony Jackson, el abogado de Mumia Abu-Jamal en el juicio de 1982, explicó como el Juez Sabo y la ocultación de pruebas hicieron imposible proporcionarle una defensa en condiciones. Pamela Jenkins testificó que ella y Cynthia White fueron presionadas por la policía para aparecer como testigos oculares en el juicio a Mumia, cuando ni siquiera se encontraban en el lugar de los hechos. (Jenkins no testificó en 1982, White sí).
Mumia Abu-Jamal no está preso por el asesinato de Daniel Faulkner
Está condenado a muerte por sus opiniones y conducta política
(Texto escrito por quique@tao.ca y distribuido por el servicio de noticias anarquista A-Infos)