Intervención pleno del Senado, 22-03-2011.
Senyor President.
Señora ministra.
Señorías.
Con la firma de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, por primera vez, la comunidad internacional se responsabilizaba, a escala planetaria,de la lucha contra la pobreza y las desigualdades. Los ODMs, con sus 8 objetivos y 23 metas, representan un programa de mínimos para conseguir erradicar el hambre y la pobreza con un calendario concreto y con compromisos de financiación. Los países desarrollados firmantes, entre ellos España, se comprometían a aportar, progresivamente, recursos económicos a la cooperación internacional hasta alcanzar el 0’7% de su Renta Nacional Bruta el 2015. En el Pacto de Estado contra la Pobreza adelantábamos el compromiso español al 2012.
La crisis económica que vive el mundo está poniendo en cuestión la consecución de los Objetivos de desarrollo del Milenio por dos principales motivos.
- La crisis está incrementado la pobreza y las desigualdades. El 1990 había en el mundo 840 millones de personas que pasaban hambre. El 2010 lo cerramos con 1020 millones.
- La crisis está comportando no solo mayor miseria, sino también una disminución de los compromisos de los países desarrollados en la lucha contra la pobreza. España es un buen ejemplo de ello; 2010 recorte de 300 millones de la Ayuda Oficial al Desarrollo. 2011 el recorte ha sido de 918 millones de euros.
En la Cumbre de Nueva York, en setiembre del 2010, las Naciones Unidas realizaron un balance del nivel de cumplimiento de los ODMs. Casi 200 jefes de estado y de gobierno valoraron la situación de estos objetivos a 5 años (2015) de su consecución. El resultado de la Cumbre no respondió a las expectativas creadas.
Lo positivo de la Cumbre:
- Se logró un consenso de mínimos aunque sin concreciones ni compromisos.
- La Cumbre revalidó los ODMs.
- Por primera vez un presidente norteamericano, Barak Obama, hablaba de coherencias de políticas y de desligar la ayuda al desarrollo de las políticas exteriores propias.
- Se pusieron encima de la mesa cuestiones como la tasa a las transacciones financieras internacionales, evasión fiscal y paraísos fiscales. Aunque será el G-20 quien determinara o no avanzar en estas cuestiones.
Lo negativo:
- La lucha contra la pobreza ha perdido centralidad política.
- La Unión Europea no ha ejercido un rol de líder en esta Cumbre como sí hizo el 2005. La presidencia española del primer semestre del 2010, a pesar de que lo intentó, no consiguió compromisos claros. Y al igual que pasó en Copenhague el 2009 en la Cumbre del Clima, el papel de la Unión Europea fue más que modesto. Es preocupante, señora ministra, y lo afirmo desde un profundo europeísmo, la incapacidad de la Unión Europea para ejercer un liderazgo internacional frente a los, más que seguros, dos principales retos de la humanidad, el cambio climático y la pobreza.
Otros aspectos a mi entender negativos:
- Escasa concreción. Inexistencia de prioridades. Cierta dispersión, se aprobaron 124 metas.
- Se plantearon dudas más que razonables sobre los criterios con los que se evalúan el grado de cumplimiento de los objetivos.
Analizando la Cumbre de Nueva York se puede afirmar que los países desarrollados han reducido sus compromisos con la lucha contra la pobreza. La crisis es la excusa. No solo se está dando un recorte en las ayudas sino lo que es casi peor, se recorta el discurso, lanzando el mensaje de que en tiempos de crisis la prioridad son “los de casa”. Se abandona el discurso de la responsabilidad global de nuestras sociedades respecto a la lucha contra la pobreza y las desigualdades, la interna y externa.
La combinación de crisis financieras, climáticas y alimentarias está siendo letal para los países pobres. Sus resultados son el incremento de la pobreza, hambre y desigualdades.
La insuficiencia de la ayuda y la dificultad para conseguir préstamos en el mercado exterior está obligando a los países pobres a afrontar, sin ayuda, una crisis que no han creado ellos, con un alto coste humano y económico. Se están produciendo, en estos países, recortes en sectores sociales prioritarios, incluidos el acceso a alimentos y su producción. La educación, salud y protección social se están viendo particularmente afectadas.
Desaceleración económica y ajuste fiscal son la excusa para reducir el esfuerzo de donantes y gobiernos. Según las Naciones Unidas, la diferencia entre lo comprometido en Ayuda Oficial al Desarrollo y lo realmente donado fue de 13.000 millones de dólares el 2010. Un estudio del Banco Mundial sobre pasadas crisis bancarias, calcula una caída en los flujos de ayuda, entre un 20 y un 25%.
Así esta el mundo.
Señora ministra.Es innegable que los gobiernos de Rodríguez Zapatero han dado un gran impulso a las políticas de cooperación internacional para el desarrollo. La Ayuda Oficial al Desarrollo fue el 2004 de 1985 millones de euros hasta alcanzar los 4728 millones el 2009. Somos el país de la OCDE que más incrementó sus fondos de cooperación. Debemos ser aun uno de los principales países donantes.
Y no solo se han dado incrementos presupuestarios, sino que han ido acompañados de nuevas legislaciones, reglamentos, reformas en las estructuras de gestión de la ayuda y un largo etcétera que independientemente de los debates o criticas sobre tal o cual aspecto debe valorarse, en su conjunto, positivamente.
Es innegable que ha sido con los gobiernos de Rodríguez Zapatero que se ha conseguido un gran consenso político y social en materia de cooperación internacional, hasta el punto poderse firmar un Pacto de Estado de Lucha contra la Pobreza el año 2007, impulsado por las ONGs.
Las políticas de cooperación internacional para el desarrollo son políticas de estado, y ello ha permitido consensuar dos planes directores y sus respectivos planes anuales. Y todo ello en una legislatura bronca como ésta, muy poco dada al acuerdo.
Pero, señora Jiménez, es innegable también que en 2010 y el 2011 se producen fuertes recortes en la Ayuda Oficial al Desarrollo que tienen como primer efecto el incumplimiento del objetivo de alcanzar para 2012 el 0’7% de la Renta Nacional Bruta destinado a la ayuda internacional, tal como recoge el Pacto de Estado contra la Pobreza.
Recortes que comprometen muy seriamente el objetivo de cumplir con nuestros compromisos internacionales de destinar el 0’7% de la Renta Nacional Bruta para el 2015. Recortes no solo del gobierno del estado, sino que se reproducen en Comunidades Autónomas y Ayuntamientos. El de Madrid se lleva la palma.
Con la reducción presupuestaria disminuyen nuestras aportaciones en servicios sociales básicos en el PACI 2011. Salud pasa del 9’22% al 6’79%; Salud sexual y reproductiva baja del 5’69% al 1’70%; agua y saneamiento desciende del 12’18% al 8’66% y educación baja del 13’29% al 10’96%. No deja de alarmar que los recortes se apliquen a sectores clave para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y no sobre otros que, aunque importantes, no inciden directamente sobre las condiciones de vida básicas de las personas, como son; patrimonio turístico, cooperación cultural etcétera.
Como parlamentario me pregunto para qué han servido los dictámenes de las comisiones de cooperación del Congreso y del Senado, si el gobierno acaba por reducir los servicios sociales básicos en contra de nuestra opinión.
El recorte sitúa el porcentaje para el 2011 en el 0’40% de la Renta Nacional Bruta destinada a cooperación internacional. En el presupuesto del 2010 alcanzábamos el 0’51%, antes del recorte de 300 millones de euros y hoy estamos 11 décimas por debajo y a 30 décimas del 0’7% para el 2015. Es por ello que la interpelo para conocer cual va a ser la hoja de ruta del gobierno para cumplir con su compromiso de destinar el 0’7% de la RNB a la Ayuda Oficial al Desarrollo.
En declaraciones y comparecencias, usted y la secretaria de estado de cooperación han reiterado su compromiso y el del gobierno en alcanzar este objetivo. Siempre confiando en una reactivación económica futura, que todos deseamos, pero que no puede ser la única causa para conseguir este 0’7%.
Si la única manera de conseguir el objetivo del 0’7% es que se produzca un crecimiento económico, ya le digo yo que no lo alcanzaremos. Y no lo afirmo por ser más pesimista que optimista respecto a nuestra economía, sino por las siguientes razones:
- Ya en las previsiones macroeconómicas que acompañaron el debate de los presupuestos del 2011 se pecó de un cierto optimismo en las previsiones de crecimiento de nuestra economía. Se barajaba un crecimiento del 1’3% cuando los cálculos de la OCDE eran del 0’6%.
- El plan de ajuste del déficit es hasta el 2013.
- La desinversión pública no ayuda a dinamizar nuestra economía.
- Ampliar y adelantar el cumplimiento de los requisitos de Basilea 3 a nuestras entidades financieras no va a facilitar, todo lo contrario, los créditos a empresas y familias.
- Si a ello sumamos el aumento de los precios del petróleo y derivados.
- Y añadimos el posible incremento de los tipos de interés, tenemos juntos todos los factores que van a ralentizar nuestra salida de la crisis.
Sin cejar en el empeño de salir cuanto antes de la crisis, le insisto, que cumplir con nuestro compromiso de alcanzar el 0’7% de la RNB para el 2015 es, en primer lugar, un problema de voluntad política, de tener claras cuales son las prioridades. Le pondré un ejemplo: El 0’7% es un compromiso internacional de España, como lo es nuestra presencia militar en Afganistán. ¿Ha suspendido el gobierno nuestros compromisos militares en Afganistán por ajustes presupuestarios? No. ¿Y por qué lo hacen con la cooperación internacional?
El Reino Unido con gobierno conservador no lo ha hecho, y es más, se ha comprometido en alcanzar el 0’7% el 2013.
Las políticas de cooperación tienen un elevado grado de apoyo público y hasta hora gozan del consenso político. Cuestionarlas es lo peor que podemos hacer desde la política. Reducir la ayuda al desarrollo ni es la solución para salir de la crisis ni resuelve el déficit público.
Señora Ministra de Exteriores y Cooperación; Para mí la sostenibilidad de la financiación del desarrollo depende de tres factores:
- Voluntad política.
- Capacidad para encontrar nuevas fuentes de financiación.
- Innovación institucional.
Voluntad política.
Creo que deberíamos plantearnos garantizar por ley el cumplimiento obligatorio del 0’7% para el 2015. Es una recomendación de la Comisión europea y por ejemplo en Bélgica ya lo han hecho. Debería haber también el compromiso de que no habrán más recortes, que no bajaremos de este 0’40%.
Creo también que el gobierno, usted, debería convocar a los principales actores de la cooperación para consensuar un plan de acción que dé un nuevo impulso a las políticas de cooperación. Convocar al sector de la cooperación con una agenda de trabajo que permita construir acuerdos concretos, con un calendario de ejecución y verificables. El frenazo de los recortes puede ser una oportunidad para replantearse, con decisión, reformas que en épocas de crecimiento presupuestario a lo mejor no tenían tanta urgencia.
Nuevas fuentes de financiación.
Existe cada vez mayor consenso de que la recuperación de una cantidad ingente de recursos robados por la evasión y elusión fiscal puede ser una nueva fuente de financiación de las políticas de desarrollo. Por cierto, señora Ministra, sabia usted que el 80% de las empresas que cotizan en el Ibex-35 están presentes en los paraísos fiscales?
La reducción de la evasión fiscal y gravar con una tasa las transacciones financieras internacionales son cuestiones tratadas por el G-20 en distintas ocasiones. El Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea le dan apoyo. España se ha comprometido desde el primer momento. Esta Cámara apoyó una moción a favor de la tasa impulsada por la senadora Leire Pajín. La reunión del G-20 en Paris el próximo mes de noviembre puede ser una buena oportunidad para conseguir su implantación.
También en nuestra financiación al desarrollo debemos ser creativos. Le apunto una posibilidad: cada año los presupuestos generales del estado fijan una ejecución prevista en la lucha contra los incumplimientos tributarios y el fraude fiscal. El 2010 era de 7.060 millones de euros. Se recaudaron más de 10.000 millones, 10.043 para ser exactos. Un porcentaje de estos casi 3.000 millones recaudados de más podrían ir destinados a la ayuda oficial al desarrollo y ello sin comprometer déficit ni partidas finalistas.
Innovación institucional.
Hoy las cuestiones de la calidad y la eficacia de nuestra ayuda pasan a ser elementos centrales de nuestras políticas de cooperación. Disponemos de menos recursos y se disparan las necesidades. Hay que avanzar en la modernización de nuestras políticas de cooperación. Mejorar en la información, capacitación, priorización, así como en el control y evaluación de las mismas.
Debemos replantearnos cual es el numero de países sobre los que intervenimos y priorizar los sectores. Eso si, de común acuerdo con la comunidad de países donantes.
Hay que reformar el estatuto de la Agencia, de la AECID, para descentralizar los procesos de gestión de la ayuda y adaptar su descripción de puestos de trabajo, cuerpos funcionariales y niveles administrativos a las necesidades de una ayuda mucho más orientada a mejorar los resultados en la lucha contra la pobreza.
Creo señora Ministra, que es el momento de replantearnos nuestras políticas de cooperación internacional para el desarrollo y de reiterar compromisos para recuperar un liderazgo externo e interno que los recortes han cuestionado.
Los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país son solidarios, así lo demuestran sus reacciones frente a catástrofes y pobreza y así lo confirman los estudios de opinión de forma reiterada, también en periodo de crisis. Desde la política debemos alentar estos sentimientos positivos de nuestra sociedad. En primer lugar; evitando cuestionar el sentido de la cooperación internacional. Es una irresponsabilidad. En segundo lugar; haciendo la pedagogía social necesaria sobre la utilidad real de nuestras ayudas. No se si la Radiotelevisión publica no debería, de acuerdo con las ONGs, dedicarle más tiempo.
Señora ministra, señorías, las cifras de hambre en el mundo siguen alcanzando nuevos récords; 1 de cada 6 personas en el mundo pasa hambre. Los fenómenos climáticos extremos causados por el cambio climático tienen efectos devastadores en forma de sequías e inundaciones. En esta realidad, que nuestra respuesta sea solo recortar las ayudas es, para mí, una inmoralidad.