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Àngels Martínez i Castells. La ruleta rusa de los acuerdos de la “cumbre” sobre Grecia
Àngels Martínez i Castells.

De vez en cuando hay que leerse The Economist. No hay que abusar, ni mucho menos tomarlo como la única interpretación autorizada de lo que ocurre en la economía mundial, pero hoy tiene sentido echarle una ojeada, aunque sólo sea para desintoxicarnos de la euforia con que algunos periodistas economómicos saludan el acuerdo alacanzado ayer sobre la crisis griega. El artículo de The Economist empieza con las palabras de Angela Merkel de esta misma noche que reclaman un punto de euforia y celebración para su triunfo “Hemos demostrado que estamos preparado para el desafío. Somos capaces de actuar. De hecho, tuvieron que transcurrir 9 horas para que los líderes de la zona euro acordaran un nuevo préstamo de € 109 mil millones de rescate para Grecia, y la creación de nuevas herramientas para combatir el contagio del mercado alrededor de la zona euro. Todo el mundo pasa de puntillas al hecho que, junto a los “líderes” europeos, estaban también presentes los máximos dirigentes del Deutsche Bank y del Paribas… Esta es la “gobernanza” que ya asoma su patita por debajo de la puerta, cada vez con menor vergüenza: donde se discutan los temas importantes, los grandes bancos tendrán voz y voto, aunque de esto tampoco habla el artículo de The Economist...

Los hechos “contables” a destacar son que el interés de parte de la zona euro es del plan de rescate griego futuro se ha reducido del 5,5% al 3,5%, y que el vencimiento de los préstamos actuales y futuras se ampliará de 7,5 años a un mínimo de 15 años, quizás incluso 30 años. Con ello se pretende “mejorar de manera decisiva la sostenibilidad de la deuda y el perfil de la refinanciación de Grecia”. Sin embargo, a nadie se le oculta de que al final de su programa de rescate, en el año 2014, la deuda griega seguirá siendo preocupantemente alta. Y desde el FMI destacan el compromiso a “seguir prestando apoyo a los países en el marco de programas que deben seguir hasta poder tener acceso al mercado del crédito, y siempre que apliquen con éxito estos programas”. En otras palabras, la UE parece haber dado a Grecia, Irlanda y Portugal – y cualquier otro país que tenga que ser rescatado – un compromiso indefinido de apoyo financiero.

Sin embargo, lo que me parece más estacable del escepticismo de The Economist ante los acuerdos de la pasada noche es la cita que reproduce del semanario satírico francés Le Canard enchaîné. Según la misma, el presidente Sarkozy –que se ha batido por otras opciones para Europa y para Grecia como la UE a dos velocidades y la creación de un “fondo monetario europeo”– desahogó en privado su frustración con la señora Merkel y el Sr. Trichet. “Los griegos están haciendo todo lo que pueden”, dijo, pero añadió a continuación que los alemanes están mostrando un egoismo “criminal”, mientras que el Sr. Trichet ha tomado una posición “extremista”. Recordemos que el Sr. Trichet no quería ceder en las concesiones a Grecia porque decía que “aún quedaba mucho por privatizar…” Precisamente sobre la estrategia de Trichet,  Sarkozy ha opinado que se trata de “la ruleta belga”. Es decir, “En la ruleta rusa sólo hay una bala en el cilindro. En la ruleta belga, todo el cilindro está lleno de balas.”

The Economist acaba valorando la opinión de los acreedores privados: El estado de ánimo inicial de alivio, incluso euforia, –dice– al consierar que la zona euro ha hecho por fin algo grande para revertir la crisis. El comunicado final afirma que la contribución neta del sector privado es de aproximadamente € 37 mil millones, aunque al parecer ya empiezan las contradicciones porque las cifras proporcionadas por los bancos, funcionarios de la UE y las delegaciones nacionales no son coherentes. (Cosas que suceden normalmente cuando se redactan comunicados después de reuniones de 9 horas).

A pesar de su disimulo sobre la naturaleza voluntaria de la participación de los acreedores, los líderes de la zona euro se están preparando para que estas disposiciones sean declaradas como un “default selectivo” por parte de las agencias calificadoras. Es por eso que prometió otros € 20 mil millones para recapitalizar los bancos griegos, y € 35 millones de dólares para reunir garantías de que el BCE mantenga proporcionar liquidez a los bancos griegos. Además de los € 20 mil millones de fondos comprometidos para volver a comprar los bonos griegos, que es una manera bastante cara de conseguir que también los contribuyentes sigan pagando por el rescate.

La conclusión es que, de momento el señor Trichet, ha guardado su pistola para el juego de la ruleta belga… Los líderes de la zona euro han conseguido un respiro para seguir jugando a la ruleta rusa con los mercados.


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