En el capítulo “Las estafas cotidianas que conmocionan nuestras vidas. Privatizaciones, corrupción…” que firmo en el libro coordinado por Rosa Maria Artal Reacciona, y que al parecer sigue siendo uno de los libros que los lectores consideran más interesantes de los que se han publicado este año, escribí: “… a lo que más se parece la privatización de empresas públicas en muchos casos es a un robo con desfalco que debería figurar en el Código Penal”. En el caso de Telefónica, el fraude a la sociedad no acabó con la privatización. Hace unos meses, incluso el presidente en España de una conocida marca de refresco se metía con el escandaloso ERE de Telefónica afirmando:
Y seguía escribiendo: “Aunque sea perfectamente legal no todo vale en la vida. Un poco de patriotismo, por favor. O un poco de ‘por favor’ patriótico”. Y también: “Me pregunto si Alierta decidió la reducción del 20% de plantilla antes o después del encuentro de empresarios con ZP en Moncloa”.
Siempre es oportuno recordar el pasado borrascoso de César Alierta. En 1997 Alierta, junto con su mujer y uno de sus sobrinos obtuvo un beneficio con la compra de acciones de Tabacalera y la pseudoventa de una empresa por un importe de 1,86 millones de euros. La investigación sobre las sospechosas maniobras se interrumpieron “por órdenes de la CNMV” en 1998 hasta que la Audiencia Provincial de Madrid, según la sentencia dictada el 17 de julio de 2009, consideró probado que se había cometido un delito de uso de información privilegiada para sacar “provecho económico” mediante “el acopio de un considerable número de acciones de Tabacalera”. Después de los recursos y dilaciones oportunos, tuvo que ser absuelto de la acusación de utilización de información privilegiada por el ‘caso Tabacalera’ al haber prescrito el delito. El juicio oral se celebró en abril del 2009, en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid, presidido por la magistrada Manuela Carmena.
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Y les dejo con un video que me ha mandado el amigo Ángel Luis Arjona Márquez y que los compañeros de IU-Almería han montado este verano. En el mismo combinan acción con información, y en un momento que por sí sólo justifica todo el esfuerzo, pide lo que nunca hubiera dejado de ser verdad: que Telefónica sea una empresa pública. Yo, desde luego, me apunto.