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Miquel Iceta Crítica als pressupostos d’Inmaculada Rodríguez Piñero
Miquel Iceta

Transcric a continuació l’interessant article d’Inmaculada Rodríguez Piñero, secretaria d’economia i ocupació del PSOE, sobre els Pressupostos Generals de l’Estat per a 2012, uns pressupostos “tardans, ineficaços i injustos”.

Tardíos, ineficaces e injustos
INMACULADA RODRÍGUEZ PIÑERO
Expansión, 4.04.12

El Gobierno, por fin, ha presentado los Presupuestos Generales del Estado. Han esperado hasta abril para no perjudicar sus intereses electorales en Andalucía y Asturias. Hoy ya sabemos que el Partido Popular no ha ganado suficientes votos atrasando los presupuestos, pero España sí ha perdido con esta estrategia partidista. Retrasarlos ha tenido tres efectos negativos para la economía:

  • En primer lugar, hemos perdido credibilidad frente a nuestros inversores. Así lo demuestra el hecho de que en los 100 primeros días de gobierno, nuestra prima de riesgo ha pasado de estar 150 puntos por debajo de la italiana, a estar 27 puntos por encima.
  • En segundo lugar, hemos perdido credibilidad ante nuestros socios europeos. El retraso en la presentación de los datos justificativos del cierre del ejercicio 2011, de los Presupuestos para 2012 y la fallida estrategia para rebajar unilateralmente el objetivo de déficit de 2012, impidió alcanzar el objetivo del 5,8% anunciado por el presidente del Gobierno, a la vez que dificulta negociar una senda de ajuste más dilatada en el tiempo, crucial para alcanzar el equilibrio presupuestario, sin riesgo de hundirnos en una profunda recesión.
  • Y en tercer lugar, también intensificará la dureza del ajuste, al tener que llevar a cabo el ajuste en tan solo ocho meses.

Si bien ha sido un inmenso error presentar tan tarde los presupuestos, lo peor ha sido la orientación de su contenido, que los convierte en un instrumento de ajuste profundamente injusto y que agravará los problemas de la economía española.

En el capítulo de ingresos, el planteamiento fiscal del Gobierno aumentará la desigualdad, fomentará el fraude y no reducirá nuestro déficit estructural en el largo plazo.

Aumentará la desigualdad, porque sube impuestos a las rentas del trabajo y se los baja a las grandes fortunas que han defraudado a Hacienda. Además, la bajada permanente de las desgravaciones fiscales a rentas altas y el IVA superreducido a la compra de vivienda, resta progresividad a la subida del IRPF. Fomentará el fraude porque, a medio plazo, los grandes defraudadores jugarán con la expectativa de aprobación de nuevas regularizaciones extraordinarias, ante la dificultad de cumplir con el objetivo de déficit público por la magnitud de la crisis y la ausencia de políticas de crecimiento. A este hecho ha de añadirse que el Gobierno ha rebajado la ambición de la lucha contra el fraude fiscal, ya que plantea unos objetivos inferiores a los alcanzados en el ejercicio anterior.

Y estos presupuestos aumentarán nuestro déficit estructural, porque el gobierno ha calificado las subidas de impuestos, tanto del IRPF, como la del tipo efectivo de sociedades, como transitorias, siendo la única modificación fiscal permanente el aumento de desgravaciones a la compra de vivienda y la modificación de las deducciones fiscales por gastos financieros. Por tanto, el efecto a largo plazo de estas subidas impositivas será una disminución de la recaudación, poniendo así el Gobierno más en duda la sostenibilidad de las cuentas españolas en el futuro.

En cuanto al capítulo de gastos, el Gobierno ha decidido recortar en todo aquello que es determinante para que crezcamos en el futuro: en educación, en I+D, en infraestructuras productivas. Además lamina varias políticas vitales para la cohesión social, como la ley de dependencia y plantea el mayor ajuste en las políticas activas de empleo, pareciendo olvidar que es la falta de empleo, precisamente, el principal problema de la economía española. Estos presupuestos parten de un diagnóstico equivocado, que señala al déficit público como principal problema de la economía y se olvidan de que el déficit no es la causa, sino la consecuencia de nuestro problema de crecimiento y competitividad. Son unos presupuestos que han conseguido el difícil consenso de disgustar a los ciudadanos, a la vez que a los mercados, tal como se deduce del durísimo editorial del Financial Times. Estos presupuestos que han llegado tarde, son una muestra más de lo que este gobierno ha evidenciado en 100 días: que no tenía un plan contra la crisis.

España necesita algo más que palabras sobre la necesidad de reformas y disculpas sobre herencias recibidas. Necesita un gobierno capaz de poner encima de la mesa una política económica que combine crecimiento, cohesión y equilibrio estructural de las cuentas públicas.

Sabemos que no hay recetas milagrosas, que nuestros problemas no se van a arreglar de la noche a la mañana, pero también sabemos que los presupuestos que ha planteado el gobierno, no solo no ofrecen una esperanza para un mejor futuro, sino que agravarán profundamente nuestros problemas del presente.


Font: Miquel Iceta
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