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Àngels Martínez i Castells. Novartis pierde, los derechos humanos salen ganando
Àngels Martínez i Castells.

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El Tribunal Supremo de la India ha fallado contra Novartis, una de las principales compañías farmacéuticas del mundo, sobre la patente de una nueva versión de un medicamento contra el cáncer, y la ha condenado a pagar las costas judiciales. La decisión se celebra como un paso importante para que personas pobres de los países en víads de desarrollo, en especial de Africa y Asia, puedan acceder a los medicamentos imprescindibles para su tratamiento.

Novartis ha perdido la batalla legal que ha entablado durante seis años porque la justicia de la India considera que los pequeños cambios y mejoras en el fármaco Glivec no equivalían a una innovación merecedora de patente. Y la decisión del Supremo abre el camino no sólo a que las empresas de genéricos del país puedan fabricar y vender copias baratas del anticancerígeno en el mundo en desarrollo, sino también para otros medicamentos contra el VIH.

Los activistas de Médicos sin Fronteras consideran que si se hubiera fallado a favor de Novartis se habría restringido gravemente el acceso de las personas pobres al fármaco y puntualizan que la sentencia no altera el sentido de la patente, que debe premiar la innovación en lugar de tolerar que se hagan pequeños cambios para subir el precio del producto.

El fármaco en discusión, Glivec, se utiliza en gran medida en el tratamiento de la leucemia mieloide, y al parecer ha transformado las perspectivas de curación de los pacientes en los países ricos. Es una terapia dirigida, biológica que bloquea el crecimiento de cáncer en pacientes con una mutación genética concreta. Pero como todas las terapias dirigidas, es muy caro, y cuesta más de 1.700 libras esterlinas al mes.

El papel de las empresas farmacéuticas de la India en la producción de diversos génericos que se venden a precios mucho más bajos ha hecho posible que, desde hace una década, millones de personas de países africanos pudieran combatir la epidemia de sida del continente africano. Sin embargo, el hecho de que en el 2005 la India se comprometiera a cumplir las reglas de la Organización Mundial de Comercio sobre propiedad intelectual supuso un escollo importante, ya que las patentes tienen un vigencia de 20 años o más a partir de la fecha en que se otorgan. Sin embargo, Glivec ya estaba en el mercado en el 2005, por lo que Novartis decidió solicitar la patente para una versión ligeramente alterada, que le reservara un largo período de exclusividad en el mercado.

Desde Médicos sin Fronteras, una vez conocida la sentencia, se insta a Novartis y a todas las compañías farmacéuticas multinacionales a dejar de atacar la ley de patentes india, y a permitir por tanto que lleguen medicamentos a precios asequibles a las personas de los países con menos recursos que los necesitan desesperadamente. De igual modo, la Asociación de Ayuda a Pacientes con Cáncer de la India (CPAA) ha manifestado su alegría por el hecho de que el tribunal haya antepuesto el derecho de los pacientes a acceder a medicamentos de bajo costo a los beneficios de las grandes empresas farmacéuticas que manipulan las patentes. Declaran que “Nnestro acceso a un tratamiento asequible no sería posible si los medicamentos estuvieran bajo patente. Se trata de una gran victoria para los derechos humanos“.

En una entrevista previa a la sentencia, Paul Herrling, que dirigió la reclamación legal de Norvartis en la India, declaró en una entrevista al Financial Times que Novartis podía dejar de suministrar nuevos medicamentos si no consiguiera la protección de la patente que consideraba merecía por su inversión e innovación. “Si la situación no cambia, y todas las mejoras de un compuesto original no son objeto de protección, es muy probable que los nuevos fármacos no se distribuyan en la India” y dejó en el aire esta pregunta “¿Por qué deberíamos hacerlo?”

Afortunadamente, el Tribunal Supremo de la India ha encontrado la respuesta: porque los derechos humanos están por encima de los beneficios de Novartis: más allá del fármaco en concreto, lo que parece estar en juego no es sólo el derecho de las empresas de genéricos a producir medicamentos baratos una vez que expiran las patentes originales, sino también el acceso a nuevos medicamentos para los países pobres en gran parte de África y Asia. Y a que India siga siendo la farmacia del mundo para los países en vías de desarrollo.


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