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Àngels Martínez i Castells. Boi Ruiz, el cuenta-cuentos, malo para nuestra salud
Àngels Martínez i Castells.

Ruiz-PADROSA Escribe Antía Castedo sobre las fabulaciones de Boi Ruiz en el Parlament: por lo que entiendo, el conseller siguió navegando en aguas turbulentas, en el río de mentiras que afectan gravemente la salud de las personas. Ha llevado sus medidas de recortes y privatización tan lejos que se vió obligado a admitir que el incremento en el número de personas y tiempo demora en las listas de espera en intervenciones tan vitales para la salud como las de cirugía cardiaca ya son insufribles: Un total de 760 enfermos esperaban en junio en Cataluña una cirugía del corazón, frente a los 580 del mismo mes de 2012, lo que supone un aumento del 23%. Y todavía recuerdo cuando se ufanaron de cerrar los quirófanos por la tarde cuando los médicos que dirigían los servicios hablaban no sólo de la necesidad vital que suponía mantenerlos abiertos, sino del poco coste que representaba tener disponible personal magníficamente formado y entrenado el doble de tiempo por mucho menos de la mitad de dinero…. ¿Estupidez? ¿Mala gestión? No: destrucción programada del prestigio y universalidad de la sanidad pública para que unas clínicas privadas, con resultados mucho peores, puedan engordar su cuenta de explotación. Aunque sus beneficios tan ilegítimamente logrados signifiquen daños irreparables para la salud e incluso pérdida de vidas humanas.

Para estos pequeños napoleones de las privatizaciones como Boi Ruiz y Pedrosa, a grandes males (provocados por ellos mismos y su compromiso con la sanidad privada) “grandes” remedios: así, el anuncio de los “Planes de choque” que Boi confía al gran defraudador de la sanidad pública, Josep Maria Padrosa, presidente del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), a pesar de las presuntas incompatibilidades que protagoniza y que han reavivado las críticas sobre las puertas giratorias entre la sanidad pública y la privada. Como no conviene olvidar y Antía Castedo nos recuerda en su artículo, Padrosa era el apoderado de seis empresas privadas que en 2012 facturaron al CatSalut más de 14 millones de euros, lo que podría vulnerar varias leyes y ha provocado la apertura de una investigación por parte de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC).

Que las puertas giratorias son de hecho un enorme butrón tolerado por la Consellería de Salud lo demuestra que Ruiz y Padrosa, de conjunto y en unión, amigos y residentes en Barcelona, comparecieron ante la comisión de Salud del Parlament para reiterar lo que la Plataforma de Afectadas por los Recortes Sanitarios (PARS) habían denunciado el pasado mes de junio. Pero tienen respuesta y cara para todo. Y así, si Padrosa era apoderado de seis empresas, se cree libre de toda culpa al declarar que “no lo sabía”. Al parecer, se ve afectado por un síndrome de disfunción perceptora que afecta a personas inoculadas por virus de cohecho y corrupción, como por ejemplo la imposibilidad de Ana Mato para ver el Jaguar en su garage.

Y Boi Ruiz, a su vez, cae en episodios de falta de conciencia: defiende al director del CatSalut con cuentos de Blancanieves para excusar su manifiesta incompatibilidad en cualquier estado democrático (léase idoneidad en el caso de la sanidad catalana y española): Debeis saber, niños y niñas, que “todo el mundo que viene a la Administración pública llega desde algún lado y va a algún lado”… Sí, señor Boi cuenta-cuentos: sabemos muy bien de dónde vienen ustedes (de la sanidad privada) y a dónde van: a destruir lo mejor de la sanidad pública para que los servicios más rentables beneficien a la sanidad privada, aunque ese saqueo cueste enfermedad, dolor y vidas.

La guinda final la puso Boi Ruiz al dar, con retraso, los datos de las listas de espera del mes de junio, que ha vuelto a aumentar: de 70.814 personas en diciembre pasado a 79.376 personas en las listas de la desesperación en seis meses. Finalmente, nos dice la periodista de El Pais, el consejero no quiso responder a las denuncias realizadas por grupos de profesionales sobre la manipulación de las listas de espera en algunos hospitales. “Todo el mundo sabe que hay una lista A y una B”, le espetó la diputada de la CUP Isabel Vallet. Y de la lista B había un buen ejemplo en urgencias el pasado miércoles: 81 pacientes esperando en urgencias para poder ser ingresadas.

La sanidad catalana dificilmente podía caer en peores manos. El tándem Boi Ruiz-Pedrosa es letal para la sanidad pública y para nuestra salud.


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