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Jordi Guillot La precarización del mercado de trabajo
Jordi Guillot

INTERPELACIÓN SOBRE EL BALANCE QUE REALIZA EL GOBIERNO DE SUS POLÍTICAS DE EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIAL

Pleno del Senado, 10 de febrero de 2015

Gràcies, senyor president.

Señor presidente, permítame que inicie mi intervención recordando al Pleno del Senado su compromiso de realizar en esta legislatura la reforma de la Cámara. Este es el último año de legislatura y sería una irresponsabilidad no abordar tal reforma, porque no tendría ningún tipo de justificación no reformar una Cámara sobre la que todas y todos tenemos plena conciencia que hay que modificar sus funciones y que hoy está en entredicho ante la opinión pública. Lo iré recordando todas las veces que intervenga ante el Plenario.

Señora ministra, ustedes son responsables principales de la gestión de las políticas que nos debían haber sacado de la crisis. A lo largo de esta legislatura, han ido tomando las decisiones que creían oportunas para sacar a España de la recesión y crear empleo. Las más importantes de ellas, sin ningún tipo de acuerdo ni voluntad de consenso y, en este sentido, los diferentes grupos les hemos ido alertando también de los riesgos y costes de sus políticas laborales.

Con los datos de 2014, ¿cuál es el escenario de presente y de futuro del mercado laboral y del modelo laboral que ustedes impulsan? Permítame antes que le diga que los datos que utilizaré son los de la EPA, solo las medias anuales y comparándolos con los datos de 2007, 2008, 2011 (inicio de la legislatura), 2013 y 2014.

El leve crecimiento del PIB en 2014 ha venido acompañado de un aumento del 1,2% en media anual de empleo; hay más personas ocupadas que en 2013, pero menos que en 2011. En lo que llevamos de la legislatura del Gobierno de Mariano Rajoy, la legislatura de la reforma laboral y de la devaluación salarial, se han destruido más de 1 millón de empleos. Hay más personas ocupadas que en 2013, pero menos que en 2011; y se lo digo porque, con ese ritmo de creación de empleo, no llegaríamos a alcanzar las cuotas de empleo del 2007 hasta el año 2030. En el 2014, el paro disminuyó en 440.700 personas respecto a 2013. La población activa, esto sí, cayó entre 2013 y 2014 en 235.525 personas; es decir, que el 53% de la reducción del desempleo se explica porque la gente deja de buscar trabajo. El aumento real del empleo creado es de 205.000 empleos.

La distribución sectorial de estos incrementos de empleo siembra duda sobre la calidad de la recuperación de la actividad económica y la sostenibilidad económica de esos puestos de trabajo. La historia se repite: se crean empleos de baja calidad en sectores de escaso valor añadido. La precariedad laboral ha sido la apuesta de este Gobierno. El 80% de las nuevas personas asalariadas tiene una contratación precaria. El contrato indefinido está estancado. Se siguen destruyendo los puestos de trabajo de más calidad, trabajo a tiempo completo con contratos indefinidos y de mejores condiciones salariales. En comparación con 2011, el número de trabajadoras y trabajadores con jornada completa ha caído en 1,3 millones de personas, mientras el número de trabajadores y trabajadoras a tiempo parcial aumentó en casi más de un cuarto de millón. Todo indica que, más que aumentar el empleo asalariado, se reparten las horas de trabajo. Trabajan más personas, sí, 205.000 más que en 2013; pero trabajan menos horas, con salarios más bajos y con menos derechos.

Ustedes, en su insensatez, se jactan de que el empleo crece por encima del PIB. Cuando esto pasa, solo hay dos explicaciones: que los empleos que se crean producen poco, son de baja productividad y, por lo tanto, de escasa calidad productiva y, segunda explicación, que las personas ocupadas aumentan en realidad mucho más que el empleo. Dicho de otra forma: más que crear empleo neto, se reparten las horas de trabajo y los salarios; donde antes trabajaba una persona, ahora trabajan varias.

Sus políticas están provocando un cambio profundo en la estructura del empleo. Si en 2008 el empleo a tiempo parcial era del 12%, en 2014 supera el 17%. Lamentablemente, una vez más las mujeres pagan el precio más alto, un 27%. Una de cada cuatro trabaja a tiempo parcial. Le quiero recordar que el paro femenino también supera al masculino, en más de un cuarto de millón de personas.Estos son los efectos de su reforma laboral y de sus políticas de incentivos: aumento de la precariedad en las relaciones laborales, con un peso inaceptable de contratación temporal y un incremento continuado del contrato a tiempo parcial no voluntario –y digo no voluntario porque usted sabrá por la EPA que un 60% de las personas entrevistadas desearía trabajar más horas. También quiero recordarle que la jornada media de los contratos a tiempo parcial es de 17 horas semanales.

Ustedes decretaron en 2014 el final de la crisis. Según su Gobierno, en 2014 se encarrilaba la senda del crecimiento económico y de la creación de empleo. Nuestra tasa de paro duplica la media europea y multiplica por cinco la de Alemania. España es hoy el país de la Unión Europea con mayor número de personas en paro en cifras absolutas, a pesar de las diferencias de tamaños en términos de población. La población activa cayó en 2014 en 235.525 personas, lo mencionaba antes. Llevamos acumulada una caída de población activa de casi medio millón de personas desde el 2011. Dos son las principales explicaciones: la emigración, ya sea de nuestra gente joven o por el retorno de las y los emigrantes, y la desesperanza, el desánimo de tantos y tantas en poder encontrar trabajo. 2014 es el final de la crisis y 2015, al ser año electoral, es un año triunfal. Pues miren ustedes cómo lo empiezan: mes de enero, casi 80 000 personas más en paro y 200.000 menos afiliadas a la Seguridad Social. El 91% de los contratos registrados en enero fueron de carácter temporal. Eso sí, según el ministro de Economía, señor de Guindos, la ciudadanía española ya no tiene miedo a perder el empleo. Otro ministro que ni conoce la realidad ni sabe de los datos de la EPA y desconoce las encuestas del CIS, que indican todas ellas que la principal preocupación de la población es el paro.

Recuperación económica e incremento del PIB un 2,5% en 2015. Es posible, pero nuestra sociedad está en crisis; España sufre una profunda crisis social, no solo por el altísimo nivel de paro, sino también por sus características. Más de la mitad de nuestra gente joven, en paro; personas en paro de larga duración, de más de un año buscando trabajo, casi un millón; en paro de muy larga duración, más de dos años, 2.400.000; tasa de cobertura de desempleo, 58,85%, 15 puntos menos que en el 2008 y 7 puntos menos que en el 2012. Las partidas de presupuestos destinadas a las políticas activas de empleo, recortadas al extremo. Más de millón y medio de hogares en los que todos sus miembros están en paro o no perciben ningún tipo de ingreso. La pobreza es hoy uno de los más graves problemas que sufre España. Aparecen nuevos tipos de pobreza, como la laboral, la de la gente con empleo que no percibe el salario suficiente para vivir. Su respuesta a este deterioro social ha sido recortar en prestaciones de desempleo y endurecer las condiciones para acceder a las mismas. Cada vez son menos las personas que las cobran, y cada vez son más bajas. En 2015, un 6% más que en 2014 y un 10% menos que en 2013.

El salario medio se ha recortado un 7,5% desde 2009. El salario mínimo interprofesional sigue congelado, por decisión suya. Unos recortes salariales que no solo afectan a la justicia social, sino también a la economía, ya que no se relanza el consumo interno, elemento básico para la recuperación. Hoy, en España, una de cada tres personas cobra 645 euros brutos por 14 pagas, un salario absolutamente insuficiente para mantener la mínima dignidad de vida. Aún no han entendido que la salida de la crisis y la recesión solo será duradera y viable si se asienta en una mejora sostenible de la demanda interna, que necesariamente debe basarse en la mejora del poder adquisitivo de las rentas laborales y de las pensiones públicas.

Esa realidad sociolaboral incide, como no podía ser de otro modo, en la Seguridad Social y sus cuentas: afiliaciones en enero de 2008, 19.161.851; enero de 2015, 16.575.312, una caída de más de 2,5 millones respecto a 2008, casi 400.000 menos que en 2012, y es cierto que hay un diferencial en positivo de 400.000 respecto a enero de 2014. Con su reforma de las pensiones, hacen imposible el mantenimiento del poder adquisitivo, porque el problema no es congelar o subir un 0,25; el compromiso del Pacto de Toledo y de nuestra Constitución es garantizar el poder adquisitivo de estas pensiones, y con su reforma no lo garantizan. Seguramente, los principales factores que ponen en riesgo el actual modelo son el alto paro, las bajas cotizaciones y la caída demográfica, temas todos ellos ignorados en la acción de su Gobierno. Desde que gobiernan, han reducido el Fondo de Reserva de la Seguridad Social por debajo de los 42.000 millones de euros; en 2011 era de casi 67.000 millones de euros.

Señora Báñez: esta realidad que le describo no es fruto de la casualidad, ni son daños colaterales, ni situaciones coyunturales; son efectos directos y permanentes de sus políticas. Se les había advertido que su apuesta por la devaluación interna, fielmente reflejada en la reforma laboral, traería como consecuencias paro, exclusión y pobreza. Una pobreza que se intensifica con los recortes de los servicios públicos y con el encarecimiento de los servicios básicos. El peso del ajuste de la economía descansa, por voluntad de este Gobierno, en unos nuevos puestos de trabajos inestables y escasamente retribuidos. Ustedes han aprovechado la crisis para cambiar el modelo laboral, y al cambiar el modelo laboral están modificando también el modelo de sociedad.

Permítame, señora ministra, que la emplace a un debate: pasar del concepto estadístico de empleo al concepto político. Cuando una sociedad reivindica empleo, las respuestas no pueden ser estadísticas tuneadas; se reivindica un trabajo que permita vivir con dignidad a esas personas. Usted, su Gobierno, no solo no lo han podido garantizar, sino que han apostado por un modelo de economía de baja calidad, con un empleo de mala calidad. Una de las lecciones de esta crisis es la necesidad de apostar, de invertir en un cambio de modelo productivo. Era y es necesaria una política económica que impulse el crecimiento económico de mayor calidad productiva. ¿Ha crecido algo el empleo? Sí, pero en turismo, comercio, hostelería, actividades administrativas; es decir, en sectores de baja calidad. Por debajo, permanece estancada la industria; la economía española necesita empleo industrial y servicios de alto valor añadido. Todo ello es imposible con un Gobierno que ha renunciado a impulsar una política industrial y que ha desmantelado la I+D+I. La apuesta hubiera sido sacar la economía española de su patrón tradicional de crecimiento de bajo valor, sin industria, con empleo inestable y salarios bajos. No han querido hacerlo. Su objetivo era la devaluación interna y la transición rapidísima hacia un modelo laboral precarizado. Señora ministra, lo ha conseguido. Usted no ha fracasado, usted ha triunfado. Usted ha conseguido la devaluación interna y avanzar rapidísimamente hacia un modelo laboral caracterizado por la precarización. Lo que no vamos a permitirle es que intente vender estas políticas al servicio y en beneficio de unos pocos como un éxito para la mayoría. Para mí y para mi Grupo, sus políticas y sus consecuencias son un grave y gran fracaso social. Mi Grupo Parlamentario ni ha permanecido ni permanecerá pasivo frente a la precarización del mercado de trabajo, que representa también la precarización de la sociedad. Nuestro modelo de sociedad es diferente al suyo: es inclusivo y basado en derechos y deberes; el suyo, en beneficios.

Con esta interpelación, impugno sus políticas laborales y expreso el rechazo al modelo laboral que quieren imponer. Con los argumentos que anteriormente le he expuesto, me reafirmo en que este, su Gobierno, señora Báñez, es un gobierno sin alma social; es decir, un Gobierno sin alma.

 

 

 


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