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José Antonio Donaire Stop FITUR
José Antonio Donaire


No conozco muy bien el sector del mueble o el de las pompas fúnebres, de manera que no voy a opinar sobre los salones mobiliarios o funerarios. De turismo sé un poco más, no mucho, pero lo suficiente como para decir que las ferias de turismo son hoy absolutamente prescindibles.

Fitur nació hace más de 30 años en un contexto dominado por las comunicaciones por teléfono, los primeros CRS, la hegemonía de los tour operadores y el nacimiento de los gestores de destinos. Fitur servía para hacer negocios, cerrar contratos, generar contactos, exhibir los encantos de un destino y, en definitiva, para obtener un rendimiento. Probablemente en los 80, FITUR ya estaba sobrevalorada y su eficacia real era relativa.

En 2011, no hay nada en FITUR que no se pueda hacer mejor fuera de FITUR. Buscar clientes, cerrar contratos, dar a conocer un destino emergente, presentar una estrategia, vender un producto... se gestiona mejor fuera de IFEMA que dentro de IFEMA. FITUR es simplemente una enorme concentración de minifaldas y corbatas, atrapadas por una sonrisa permanente. Por eso, en muchos stands el personal no tiene capacidad de decisión y se limita a recoger tu tarjeta y a prometerte una respuesta que nunca llegará. Y no sirve en absoluto para los usuarios finales, que tienen a su alcance medios mucho más eficaces para informarse sobre destinos potenciales. Dudo que en todo FITUR haya más de 10 personas que decidan su próximo viaje después de ver un estand en la feria.

Y entonces, ¿cómo se sostiene FITUR?. Pues, como todas las ferias de turismo, porque los destinos turísticos malgastan sus recursos en esta absurda hoguera de las vanidades. Las autoridades llegan el primer día perseguidas por una televisión local, que colocará prime time una noticia sobre la ingente actividad del destino en la feria. Horas después, desaparecen estas autoridades y los carísimos estands se dedican a repartir bolígrafos y caramelos. También las grandes empresas se ven obligadas a pagar su impuesto revolucionario en grandes estands vacíos de contenido y de actividad. Y los huecos son rellenados por pequeñas agencias que intentan vender viajes para costear la inversión, exóticos destinos que llegaron ayer a esto del turismo y comerciales de revistas de papel couché o sillones de masajes.

Mejor no cito el sobrecoste de viajes, noches de hotel, restaurantes, gastos de representación y demás. Por supuesto, la mayoría de los informes de FITUR están inflados y multiplican por 10 o por 20 el número de consultas realizadas, de folletos entregados y de reuniones planteadas. Les animo a que se acerquen a los depósitos de basuras el día después de la feria y verán toneladas de materiales desechadas, normalmente porque el coste del viaje de retorno es mayor que el precio del material. Y a veces, porque las estdísticas dicen que "todo eso" ha sido colocado en la feria y no hay que dejar evidencias del engaño.

FITUR no sirve para mucho, casi para nada. Pero es difícil ser el único que se sale del guión y se queda en casa. El primero que lo haga tendrá mi más sincero reconocimiento. Créanme. No más FITUR. Ni WTM, ni BIT, ni SITC...
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